Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

SOLIDARIDAD CON HAITÍ
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31 mayo 2007

Un antiguo poema... ¿o un poema antiguo? Y un sueño.

Siento consumirse mi añoranza.
Se va derritiendo
lentamente,
como esa nieve blanca suspendida
en una lágrima que se aferra
a mi ventana.
Me olvidarás pronto, murmuraste
aquella noche
ya lejana,
mientras besaba tu cuerpo
hasta convertirlo en sombra
para no sentir tu marcha.

Y después...

NADA.



Esta imagen, tan mágica, la rescaté de algún sitio de internet hace unos meses porque las imágenes envueltas en bruma siempre me han gustado. A la vuelta de Punta Umbría este año, tuve la enorme suerte de disfrutar de un una visión fantástica del parador de Carmona envuelto en por la bruma. Es un castillo con las murallas practicamente en ruinas, pero la silueta era fantasmal y bella como pocas he visto.

Y como el poema, no sé si con alguna calidad o con ninguna, pero mío, muy mío, y en consecuencia muy querido, habla de sombras, pues le añadí la sombre brumosa de este faro.

No sé cuándo lo escribí, pero desde luego hace no menos de quince o veinte años. Lo que sí recuerdo es que me acababa de dar una pequeña-gran hostia sentimental, de esas que crees que te marcarán para toda la vida y que luego olvidas hasta el año en el que se produjo y, en este caso, hasta el nombre de quien la produjo... Así es la vida... ¡por suerte!.

Esta noche he tenido un sueño truculento y divertido, pero lo más interesante de él son las personas con las que lo he compartido: María, una antigua amiga de correrías nocturnas por Madrid a la que no veo desde hace muchos años; Javier Berros y Braulio Noriega, queridos amigos de "La última canana de Pancho Villa", publicación hermana donde las haya; mi madre, una portera vengativa y la policía. Yo, complice de María por el asesinato a porrazos de su padre; Javier y Braulio los estrategas en la confección de una coartada para poder irnos de rositas; mi madre, la encargada de borrar las huellas; la portera, la denunciante por motivos "inconfesable", y la poli tan despistada como en todas las series policiacas en las que el protagonista es el único que se las sabe todas. En fin, que me lo he pasado pipa.

Lo más curioso de los sueños en la capacidad que tiene la mente para mezclar personas que nada tienen que ver unas con otras, además de otorgarles papeles en muchos casos totalmente antagónicos con su verdadera personalidad. Pienso que los sueños son una verdadera escuela de cine, en ellos nada es imposible.

Sueños y poesía.

29 mayo 2007

Tiempo y tiempos

Es curioso que haya tanta gente que crea que el tiempo se estira indefinidamente, que es posible hacerlo todo, incluso llevar varias cosas a la vez... Yo no puedo, el tiempo me arrolla, me pisotea implacable, me siento incapaz de controlarlo, de distribuir los tiempos racionalmente. Mal asunto éste.

Mi querido amigo Alberto B., que me dejó un comentario en mi disertación última, me dice algo que me ha llegado al alma: que soy una persona que no añado años a la vida sino que añado vida a los años. Es una frase que había escuchado en alguna otra ocasión pero nunca pensé que alguien me la pudiera atribuir, y me gusta. Aunque he de decir que es perfectamente atribuible también a él, más aún cuando va a ser padre por primera vez. Tener buenos amigos, quererlos y saber que te quieren, es de las cosas más gratificantes que a una le pueden pasar, y lo mejor de todo es que pase el tiempo que pase sin vernos, la amistad se mantiene igual de intensa y la confianza no decae. Gracias Alberto (ya sé que no es mi otro Al, el otro Alberto, tan querido) por ser tan inmenso.

El tiempo de las Elecciones, por fin, ha pasado. ¿Quizá habría que decir los tiempos de las Elecciones? Porque para cada cual el tiempo ha transcurrido distinto, en magnitud y en intensidad. Hay quien ha convertido el tiempo en arma letal contra los otros, en vendaval furibundo, y hay quien, por el contrario, ha hecho del tiempo un instrumento de sosiego, pedagógico y esperanzador. También hemos podido encontrar otros que, pudiendo haber dispuesto de todo el tiempo para hacernos soñar, nos han rociado de agua helada para impedirnos cerrar los ojos. No es justo. Ahora todos quieren ganar tiempo, supongo que para llegar en mejores condiciones que los otros a las próximas Elecciones, que ya han empezado...

No ha sido el mejor resultado para la izquierda, tampoco para la derecha por mucho que digan lo que decían los otros en las anteriores y a la inversa. Yo siempre he pensado, y lo sigo pensando, que en los comicios locales y autonómicos gana quien más Ayuntamientos y Comunidades Autónomas gobierna. Lo pensé cuando lo consiguió el PP y lo pienso ahora que domina el PSOE. Lo de los votos es una mandanga a la que se agarran los perdedores, todos.

Al final fui a votar, y voté.

Lo de Madrid es lo que me llega al alma, no tanto por los votos que ha conseguido la derecha sino por los que han dejado de depositarse en las urnas por la gente de izquierdas, esos supuestos "puretas" (¿de qué?) que prefieren mil veces que gane la derecha antes que pensar medio minuto con la cabeza. Instalarse en la utopía es muy cómodo porque así no hay que pensar demasiado. La realidad del tiempo, o los tiempos, que nos tocan vivir no gustan a casi nadie, lo mismo da del lado al que se incline, pero por poco que nos guste o nos resulte difícil asumir o entender esa realidad, deberíamos tener medianamente claro, a mi entender, LO QUE NO QUEREMOS. Sólo analizando lo que se nos viene encima con la sanidad y la enseñanza en la Comunidad de Madrid (que ya se nos lleva viniendo desde hace años) debería haber sido suficiente. Eso de que no hay que votar en contra de nadie es una falacia porque todo tiene en la vida dos caras: si hay un "en contra" es porque hay un "a favor", y al revés. Si no quiero la privatización de los servicios públicos es porque estoy a favor de su generalización sin coste adicional, de su control por las instituciones, de que exista una mínima garantía de calidad, de que nadie haga negocio con los derechos universales de las personas, de que nuestros impuestos se empleen en mejorarlos. Es una de las grandes diferencias entre la derecha y la izquierda, por muy "diluida" que pueda estar ésta última. Siguen habiendo diferencias importantes pero parece que no nos enteramos. Quien calla, otorga, así que los abstencionistas que asuman la responsabilidad que les corresponda y, sobre todo, que luego no se quejen. ¿Dónde queda aquel NO PASARÁN?

Por quien más lo siento es por Rafa Simancas porque me consta que, independientemente de su carisma, es un hombre a carta cabal, currante, honesto y enterao de lo que se cuece en Madrid, aunque no me atrevería a decir lo mismo de alguno/a de los que le rodean... Soy de las que piensan que los resultados que han obtenido tanto Espe como Gallardín no son tanto por méritos propios como por la tremenda ayuda que les ha proporcionado ese tal señor Sebastián, un amigo de ZP. Quizá no hubiese ganado la izquierda de ninguna de las maneras, pero no creo que esta debacle se hubiese producido si se hubiese optado por un candidato a la alcaldía, o candidata, más "apañao", menos memo. ¿Aprenderán de la lección?

Es tiempo de comprarse un ordenador nuevo, pero no tengo tiempos, mis tiempos no me dejan.

Tiempo y poesía.

25 mayo 2007

La violencia, la impotencia y la SER

Gracias por vuestros comentarios, Luis Felipe y Agustín, se nota que me queréis... :-)) Espero que no os quedéis sólo en eso y participéis aportando vuestro conocimiento, vuestra sensibilidad, vuestro buen hacer. Yo también os quiero y por eso algún día os dedicaré mis pensamientos en este cuaderno.

Cada mañana, cuando me levanto, escucho la SER. Es una costumbre que llevo practicando desde hace dos o tres años, no más. He vuelto a descubrir el poder y la atracción de la radio porque no sólo la escucho por las mañanas sino también en el coche (KissFM, Radio8O, antiguallas para algunos, quizá) cuando viajo. Y cuando digo que "he vuelto a descubrir" es porque el primer contacto que tuve con la radio de una forma propia, personal, escuchándo lo que yo quería y cuando quería, fue a los 11 años durante una hepatitis que padecí como consecuencia de la quinina que debíamos tomar para combatir, en lo posible, los riesgos de la malaria debido a nuestra estancia en Guinea Ecuatorial; terrible enfermedad que llevó a la muerte a una de mis hermanas con apenas cinco años y por poco se lleva a otra. Yo la padecí varias veces pero ya se sabe: bicho malo nunca muere... Los seis meses, aproximadamente, que me obligaron a permanecer en cama (entonces la hepatitis "se curaba" con medicamentos y mucho reposo) me llevaron a utilizar la radio como arma de entretenimiento. Me la ponía debajo de la almohada con el oído muy pegado a ella para que mi madre no supiera lo que estaba escuchando, sobre todo cuando por las tardes pretendía que rezáramos el rosario mientras ella se paseaba por el pasillo. No sé cómo lo hacía, pero balbuceaba las oraciones mientras escuchaba la radio. Mamá nunca se dio cuenta.

Escuchaba embobada todos los seriales habidos y por haber (no aptos para niños, claro), mucha música ¡y fútbol! No me perdía ningún partido que se retransmitiera, ni de la liga ni los internacionales. Fue entonces cuando me hice del At. de Madrid, porque me dio tanta rabia que perdiera contra el Tottemham de Inglaterra por 6-1 (si no recuerdo mal) que lo convertí en mi equipo favorito. Una constante de mi vida ha sido arrimarme a los perdedores, no sé si por aquellos de "mal de muchos, consuelo de tontos" o porque tengo un ojo... Quizá ni lo uno ni lo otro y mi sentido de la solidaridad sea mayor de lo que yo creo. Quizá.

Hoy un sociólogo que participaba en la tertulia, que se retransmitía desde San Sebastián, junto a Josu Jon Imaz y Patxi López, decía que la violencia era un síntoma de la impotencia. Me he quedado con esa frase de todas las que se han vertido porque he empezado a memorizar situaciones de violencia que he vivido en mi vida personal y que sigo viviendo, no ya en lo personal (la edad es un grado) sino en lo público y he llegado a la conclusión de que, efectivamente, la impotencia, entendida como incapacidad para/imposibilidad de conseguir los fines que uno se propone, si no se es capaz de aceptar la realidad, puede desembocar en algún tipo de violencia (hay muchos). Y esto lo enlazo con un reportaje que, ya empezado, vi ayer por la noche en Localia sobre el nazismo: espeluznante, demoledor. Un desfile interminable de soldados de todo tipo, con distintos ritmos y gestos con los brazos, al paso de la oca algunos, otros acompañados de música y tambores, otros de estandartes imitando a las legiones romanas, todos altaneros, ante un Hitler terriblemente complacido, sonriente, admirado, implacable con su brazo en alto, junto a toda su banda de generales, mariscales, ministros y demás afines. Y la gente, en las aceras y balcones, alegre, aplaudiendo o levantando el brazo entusiasmada. Luego, un discurso de Hitler en un congreso nacional-socialista que no sé si fue el primero o uno de los primeros después de hacerse con el poder; un discurso, como no podía ser menos, xenófobo y defensor no sólo de la pureza de sangre sino, además, de que unos pocos, los auténticos arios y pertenecientes al partido, la minoría, fueran los únicos legitimados para mandar y convertir por milenios y milenios a Alemania en la dueña del mundo. Se me infartó el alma como se me infarta cada vez que veo algo así, por muy sabido que lo tenga, pero no quiero que se me olvide que alguna vez todo esto ocurrió y que sigue ocurriendo todavía en algunas partes del mundo en mayor o menor medida.

Me dediqué a observar la cara de Hitler, tanto durante el desfile como durante su discurso, para intentar comprender a través de sus gestos, de su mirada, qué era eso que le podía mover a protagonizar semejante infamia, el horror en esencia pura. Me sorprendí diciendo: "es una mierda, es puro teatro". Lo más cercano a la psicología que he estado en mi vida fue cuando estudié Psicología Social en la carrera y mis sesiones personales de terapia psicológica cuando lo he necesitado. No soy, por tanto, ninguna experta, pero presumo de ser tremendamente intuitiva y la cara de ese monstruo me decía que la seguridad no era su fuerte, ni la templanza, ni la fortaleza interior, ni la sabiduría, justo todo lo contrario de lo que pretendía transmitir. En definitiva, que era un incapaz, un impotente mental (sexual he leído que también, pero no es lo que me interesa porque bien pudiera ser "derivado de", precisamente). Esa incapacidad/impotencia bien pudo ser la causa de su violencia, de su destrucción de todo aquello que pudiera sacarla a la luz, la debilidad de "los otros" pudo hacerle creer que aumentaba la suya, ya de por sí bastante alta. No estoy estableciendo ninguna teoría (sería pretencioso por mi parte y, sobre todo, ingenuo) sino que quiero encontrar una respuesta, algo que me lleve a comprender qué hay detrás de todo acto violento, terrorífico, indiscriminado, y qué mueve a quienes lo abanderan y lo practican. Pienso que la mente es el motor de todo lo que hacemos y sentimos, y los actos y pensamientos aberrantes surgen cuando somos incapaces de controlarla, de encauzarla, de interpretarla en sus manifestaciones racionales y/o sentimentales. Asumir la realidad es el primer paso para alcanzar la cordura, ¡pero qué difícil nos resulta comprender eso! Y si no, que se lo pregunten a Aznar, y a Rajoy, y la Batasuna, y a ETA, y a los maltratadores y asesinos de mujeres, y a Bush, y a los de la COPE, y a Bin Laden y seguidores, y a todos los torturadores, y a los dictadores y fascistas que aún quedan en el mundo... No todos son iguales, por supuesto, ni siquiera comparables, pero sí manifiestan distintas formas de violencia, unas verbales y otras físicas en mayor o menor grado, con las que pretenden ocultar su impotencia, su incapacidad, su miedo al otro y, sobre todo, a sí mismos. ¡Qué pena!

¡Hay que ver a lo que me ha llevado una frase dicha en una tertulia de la radio por un sociólogo!

Lluvia y poesía.

24 mayo 2007

Tucha, soledad y Don Miguel

Subiendo esta foto que me envió mi recién conocida amiga Marta Torre-Marín (porque nos conocimos en Edita, este año), Marta-Tucha para los amigos, creo que es una B y B (buena y bella) manera de comenzar este blog que me trae por la calle de la amargura porque soy una auténtica paleta en esto de interpretar el lenguaje y los códigos informáticos. Eso sí, experimento, me equivoco, reparo, me cabreo y al final me harto y me fumo un cigarrillo por aquello de que estimula no sé si las endorfinas o cualquier otra proteína, o lo que sea. Luego continúo y, por fin hoy, me decido a publicar aunque todavía tenga muchas cosas que aprender para modificar, porque soy una tiquismiquis inaguantable y nunca me quedo satisfecha del todo... Lo cual no creo que sea lo mejor. Lo importante es que aquí estoy.
La foto me encanta por esa sensación de desmadejamiento y pasotismo que transmitimos. No creo que ninguna de las dos seamos demasiado pasotas, pero creo que a ambas nos gustaría serlo un poco más.
Tucha ha sido un descubrimiento la mar de interesante. Además de divertida, buena gente y con un discurso digno de tenerse en cuenta, es una magnífica pintora. Algunos la recordaréis porque nos repartió unos cuadernos para que espontáneamente escribiésemos, si queríamos, un poema sobre la soledad. Siendo la soledad un tema que me interesa y practico de forma habitual (soledad buscada y querida, nada de mal rollito), con un poco de retraso le escribí el mío. Y digo con retraso porque no me considero ni mucho menos poeta aunque la poesía me entusiasme (no toda, la verdad), y me carcomía el gusanillo del miedo a hacerlo mal, a no estar a la altura (como siempre, con la autoestima "bien alta" :-)). Pero batallé contra el miedo y en 15 minutos del domingo 29 de mayo, desayunando en la terraza de una cafetería de Punta Umbría, escribí este poema, o lo que sea, que someto a vuestra lectura:
Te voy a decir una cosa:
por más que te empeñes
nunca caeré en tus brazos,
y si lo llego a hacer
será cuando yo quiera.
Si comparto mis días contigo
es porque yo te he elegido,
porque te saqué de la nada,
porque eres lo que yo quiero que seas.
Por eso eres mi tiempo
y mi silencio,
cuando yo quiero.
Y también, aunque te fastidie,
la risa que me da cuando hierve la leche
y rebosa el cazo;
y el ruido de la calle que ahoga la música.
Eres el hombro
en el que vomito cuando la vida
se me indigesta.
Tú sabes - y si no lo sabes te lo digo yo-
que si te permito dormir a los pies de mi cama
es para echarte a patadas
cuando me molestas.
Además te huele el aliento y eso es
motivo suficiente para el divorcio.
Me cansa tu insistencia,
ese frenesí que muestras
por ocupar mis horas,
por seguirme a todas partes.
El trato fue que no te inmiscuirías
en mi vida,
que yo gozaría de total libertad para usarte
a mi antojo,
pero tú erre que erre...
Ah, y no pongas ojos de carnero degollado
cuando te digo estas cosas
o cuando te doy la espalda,
porque cualquier día te dejo
de patitas en la calle.
Me cansas,
me aburres,
soledad,
porque nunca me dejas estar a solas.
Tiene Miguel de Unamuno un ensayo sobre la Soledad, con este título, que es una maravilla. Os lo recomiendo a quienes estáis/os sentís solos y a quienes no. A mí es que D. Miguel "me pone", siempre me ha puesto desde que me obligaron a leerlo para hacer un trabajo de literatura en el colegio. Hay escritores que, al menos en mi caso, es difícil que pasen por mi lectura y mi vida de puntillas. Unamuno me parece un paradigma de la libertad de pensamiento y de la rebeldía. Claro, que ser así a principios del s. XX no tiene que ver nada con serlo en estos tiempos, ni la forma de expresarlo. Trasmutó en cosas bastante contrapuestas a lo largo de su vida, pero quizá ese sea su mayor encanto, las muchas contradicciones en las que incurrió. Era humano y nunca alardeó de estar en posesión de la verdad, ni siquiera de ser coherente. Él, que participó en política al mismo tiempo que fue tremendamente crítico con ella, no sé qué hubiera dicho de esta campaña electoral que estamos sufriendo, al menos yo.
Estudiamos Espe y yo en el mismo colegio... privado, de señoritas bien, religioso por supuesto (eran otros tiempos, peores). No es que mis padres fueran de la alta burguesía, ni mucho menos, pero tenían la idea de que educarte en el mejor de los colegios posibles y relacionarte con gente de postín te educaría mejor y la vida te abriría mayores y mejores caminos. Supongo que eso se puede traducir en que querían lo mejor para nosotros y todo esfuerzo económico bien valía la pena para tan noble fin... La verdad es que los cinco hermanos que somos aprovechamos bastante poco las oportunidades que nos dieron y hemos salido todos un poco vainas. También coincidí con Espe bastantes años después en el Club Liberal de Madrid... porque yo en aquél tiempo era liberal... de lo que no reniego porque aprendí muchas cosas, entre otras que no tenía ni puñetera idea de lo que era la política ni de quién era yo o lo que quería en realidad ser de mayor. Me caí del caballo, como San Pablo, en la Universidad, cuando conocí a tantos compañeros y compañeras de extractos sociales de muy diversa índole, personas comprometidas, solidarias, con conciencia de clase, luchadoras y tremendamente respetuosas. Nada que ver con el pijerío con el que me llevaba relacionando desde mi más tierna infancia y al que creía pertenecer sin hacerme la más mínima pregunta, aunque he de confesar que en según qué situaciones me sentía bastante incómoda, pero era incapaz de preguntarme el porqué y menos aún de darme una respuesta. No es que fuera o pareciera tonta, es que no me habían enseñado a cuestionarme nada; las cosas eran como debían ser, punto pelota. En todo caso me alegro haber hecho después el requiebro más importante y saludable que he hecho en mi vida para encontrar la senda por la que más agusto camino: la de la izquierda.
La pena es que algo conseguido con bastante esfuerzo porque una ha tenido que ir desmontando ladrillo a ladrillo (ahora tan de moda, para peor) los cimientos sobre los que le construyeron la vida para, desde la desprotección y desnudez más absoluta, volver a construirlos en otro terreno menos encharcado, más firme, aunque también menos protegido, pero más interesante, ahora tenga que compatibilizarlo con un señor llamado Miguel Sebastián... Un cretino crónico que aspira a la alcaldía de Madrid desde... la izquierda... Zapatero estuvo "sembrao" al designarlo...
La cuestión es que Espe y Gallardín me dan nauseas y Sebastianín diarrea; Sabanés me gusta y Angel Pérez no, tampoco Izquierda Unida (el PC, su brazo más largo, es un santuario de elefantes momificados, y no soy comunista). Así que para el próximo domingo vuelvo a estar en la misma disyuntiva que estuve en el 96, cuando no quería que gobernara la derecha pero tampoco aquel PSOE que FG y adláteres dejaron sembrado de iniquidad. Conclusión, que creo que tiraré una moneda al aire: cara, abstención; cruz, no lo sé. Es que me jode que la derecha ,y Aznarín a la cabeza, puedan utilizar mi voto, y el de muchos otros, torticeramente si me abstengo.
Me voy a fumar un cigarrillo porque pensar en esto no sé si me aburre, pero lo que es seguro es que me cansa.
Paz y poesía.

FOTOLIA