Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

SOLIDARIDAD CON HAITÍ
PINCHA EN LA IMAGEN Y SI TE INTERESA MANDA TU COLABORACION A diointer@wanadoo.es (copia y pega la dirección de e-mail)

30 septiembre 2009

Curro, curro y curro


Queridas/os mías/os, estoy de curro hasta las cejis y no tengo tiempo pa ná, pero no os olvido y siempre que puedo os voy leyendo. ¡Mira que sois productivas/os! Eso es bueno porque significa que estáis llenas/os de miles de ideas, todas la mar de interesantes.


Aparte del mucho trabajo (del que me da de comer), estoy inmersa en el poco tiempo que me queda libre en la maquetación de un nuevo libro que tengo que tener listo para la imprenta la semana que viene (esta vez no es un libro objeto), así que hasta que no lo acabe desaparezco del mapa salvo que en el finde me tome un descanso y os dedique una de mis peroratas o de mis cotilleos del Metro. No desesperéis ;-)

Mis cariños y besos para todas/os.

Hacer un libro es poesía.

25 septiembre 2009

Cosas que se escuchan en el Metro - 3

Vestíbulo central de la estación de Sol antes de ser remodelada. (I. Huete/2008)


08:30 h. Dos personas de mediana edad hablan.

- Salgo de mi casa y ¡pum!, la obra en la puerta; llego al trabajo y ¡pum!, la obra en la puerta. Y eso por no hablar del ruido que meten. Ahora mismo el sitio más tranquilo de Madrid es el Metro, incluso en hora punta.

- A mí me ocurre lo mismo, pero lo peor es que con todo ese granito que Gallardón está metiendo por todos lados Madrid se está volviendo una ciudad gris. Y todavía falta lo del Paseo del Prado y lo de la Plaza Mayor, que no es moco de pavo.

- ¿Para qué querrán cambiar la Plaza Mayor ahora si la arreglaron como quien dice hace cuatro días? ¿Y lo del dichoso eje Prado-Recoletos, qué necesidad hay? Espero que no nos den las Olimpiadas porque vamos a acabar todos en el loquero. "¡Tengo una corazonada!" (con voz aflautada y tono despectivo), ¿serán gilipollas?

- Vete a saber... Se excusan diciendo que eso da trabajo pero yo creo que lo pueden dar igual creando más parques, o más polideportivos, o escuelas y hospitales.

Pienso que llevan razón, que en Madrid llevamos veinte años viviendo entre zanjas, polvo y ruidos sin que todavía nos hayan explicado la razón para acometer algunas obras de gran calado que en absoluto han servido para mejorar nuestra calidad de vida.

Maquillaje con partículas de alta concentración electoral.

La megalomanía no es poesía.


Cosas que se escuchan en el Metro - 2

Estación de Colonia Jardín. Metro Ligero. Madrid (I. Huete/08)

08:05 h. (Matrimonio con hijo adolescente, sentados los tres)

- Hijo, levántate y deja sentarse a ese señor mayor
- ¡Qué morro!, ¿por qué no os levantáis tú o mamá?

El buen ejemplo que hubiera dado el padre a su hijo si se
hubiese levantado él sin decir nada...
Como ni uno ni otro lo hicieron, sólo pude pensar que
de tal palo tal astilla.

La mala educación no es poesía.

22 septiembre 2009

Cosas que se escuchan en el Metro - 1

Estación de Nuevos Ministerios. Madrid. (I. Huete/08)

14:30 h. (conversación telefónica)


¿Por qué cada vez que te digo que paso de ti como de la mierda te empeñas en no creerme?
Cursiva
Pienso en la persona que está al otro lado de la línea
y puedo imaginar sus lágrimas.

Algunas verdades no son poesía.

17 septiembre 2009

Dejar constancia de que esta vividora sigue estando muy viva

Como dice el título, aquí sigo tan campante como siempre, o quizá más porque los calores se fueron y la tan esperada lluvia se ha instalado por unos días derribando las telarañas del verano. Nunca me voy porque no puedo irme, porque no quiero irme; tan sólo pongo paréntesis en mi blog por falta de un tiempo que he de dedicar a otras cosas más urgentes aunque menos placenteras. Y lo digo porque sé que alguno/a se preocupa con mis silencios, lo cual agradezco infinito y me llena de ternura. Aquí sigo, con mi "cuelgue" habitual de la vida.


Pronto llegará el bendito otoño y volveremos a dejarnos embelesar por los caminos tapizados de hojas abandonadas a su suerte, el paso acelerado de las nubes grises, la frescura de los vientos del norte y los atardeceres iluminados por el color del fuego en los días claros. Llegarán las lluvias para empañarnos los cristales y extenderemos los paraguas sobre nuestras cabezas como enormes sombreros circenses; los días se volverán cortos e intensos invitándonos a leer refugiados bajo una manta marrón; el fuego crepitará de nuevo en las estufas de leña y las sombras nos parecerán más densas y misteriosas que nunca. Las bufandas revolotearán alrededor de nuestro cuello y los calcetines agradecerán poder ajustarse de nuevo a la forma de nuestros pies. Ya nada será lo mismo pero todo seguirá siendo igual de hermoso.

Cuelgue y poesía.

06 septiembre 2009

No más beligerancia, por favor



Ultimamente estoy recibiendo muchos e-mail a los que se adjuntan presentaciones de Power Point cuyo contenido versa sobre costumbres y comportamientos de gente que profesan la religión islámica, todos de países árabes aunque no siempre actúan en ellos sino también en países europeos. Casi siempre van acompañadas las imágenes de comentarios contrarios a tales costumbres o actitudes en los que se pone a esas sociedades a parir para concluir con afirmaciones del tipo "nos estamos dejando invadir", "en su país no tendría libertad para decir estas cosas o vestirme a mi manera" o "escondiendo la cabeza como las avestruces no podremos pararlos", etc. El problema es la finalidad con la que se construyen y se difunden esos mensajes: ponernos en contra de los inmigrantes procedentes de los países árabes, hacernos dudar de que puedan practicar su religión libremente, asustarnos con la idea de que nos acabarán sometiendo a sus leyes o sharias.

Nadie más beligerante que yo ante el sometimiento de las mujeres en la mayoría de esos países, su falta de libertad, su utilización como meros objetos al servicio del hombre, su ocultamiento físico hasta límites escandalosos, las diferentes varas de medir de la justicia ante determinados comportamientos en función de quién los realice o el pisoteo constante de su dignidad. Todo ello, claro está, desde la óptica de una ciudadana occidental que profesa otras costumbres y que disfruta de casi todas las libertades, entre otras poder vestirse como le dé la mismísima gana, trabajar en lo que le apetece (o le dejan) o no profesar o practicar religión alguna si no quiere.

Comprendo que mucha gente no ha vivido (por suerte) el talibanismo que en los años de plomo sufríamos aquí, como tener que llevar velo en la iglesia o no poder entrar en ella si no era con manga larga. A las que nos atrevíamos a ponernos la falda corta cuando ésta empezó a implantarse se nos tachaba de putas, o simplemente por el hecho de besarnos en la calle con un chico significaba la pérdida irremediable de la pureza y quedábamos marcadas de por vida. No digamos ya si después del beso se sabía que habíamos acabado encamados. Vivíamos en la mentira constante, haciéndonos pasar por auténticas benditas mientras entre las piernas algo se quemaba a fuego lento.

No ha sido fácil superar estas frustraciones y todavía queda mucho por hacer mientras tengamos detrás una Iglesia (y algunos jueces) dispuesta a cerrarnos todas las puertas. Las religiones, todas, siempre han sido castrantes, sectarias y fascistoides. Todas han querido imponernos sus dogmas para mantener su poder secular sobre la sociedad. A los que practican el Islam y cometen una falta (que aquí nunca sería tal), o bien le cortan una mano o lapidan a una mujer por infiel o por beberse una cerveza en público. Son sanciones terribles y macabras, pero quizá a pesar de todo puedan ser abrazados por Alá en su Paraíso. A nosotros directamente, cuando cometemos una falta contraria a la religión, nos envían al infierno (es una pena que ahora digan que no existe) a quemarnos como gorrinos si no le confesamos nuestro "delito" a un señor que se esconde tras una caja de madera con celosía mientras se toca los huevos o se mete el dedo en la nariz. Las mujeres pueden llegar a ser santas pero nunca impartir misa; tampoco hay mujeres en los órganos de la Iglesia ni en los concilios. Somos las portadoras del pecado original y por nuestra culpa se tuvo que expulsar al pardillo de Adán de nuestro Paraíso. Desde entonces todos somos portadores del virus del pecado, inoculado en la vena de la conciencia, y si no hacemos actos de contrición durante toda nuestra vida nuestra sanción será no ver a Dios, así que no habrá abrazo que valga. Da igual que nos muramos de muerte natural o nos maten, si estamos en pecado la hemos cagado per in secula seculorum. No hay escapatoria si no te dan ese segundo de regalo que te permita pedir perdón por haber disfrutado de una vida de goce y promiscuidad. Y, encima, el día del Juicio Final te harán confesar todas tus miserias delante de la humanidad entera y tu suerte dependerá del punto cardinal que indique el dedo pulgar del supremo juzgador.


En todas las religiones cuecen habas, pero sería una ingenuidad pensar que la belicosidad que muestran algunos grupos árabes contra occidente sea debido a cuestiones de credo. Desde tiempos inmemoriales hemos considerado a los árabes y a los africanos, y a los sudamericanos también, seres inferiores y hemos procurado por todos los medios hacérselo saber, bien invadiendo sus territorios por la fuerza (¿nos hemos olvidado de las cruzadas o de la conquista de América?) o bien apropiándonos pacíficamente de ellos mediante la colonización política o económica. Nunca los hemos dejado vivir en paz y por razones de políticas geoestratégicas hemos apoyado a gente sanguinaria y corrupta en unos casos y, en otros, en razón de su poder económico hemos consentido los mayores dislates. Sus sociedades nos han importado una pipa y si en algún momento pretendieron ser libres oponiéndose al sistema, ayudamos a los tiranos a machacarlas.

La imposición del Estado de Israel, robándole el territorio a sus habitantes palestinos, fue el colofón de la imposición a martillazos de un orden que a occidente no correspondía establecer y el origen de posteriores conflictos que han acabado en la devastación de la mayor parte esa zona y el empobrecimiento y desplazamiento forzoso de millones de sus habitantes a otros países. Al Estado de Israel se le permite disponer de armas nucleares pero no a los países colindantes, como si la mayor belicosidad no hubiese surgido del primero en aras de expandir su territorio a base de guerras encarnizadas. Si Israel vulnera las decisiones de Naciones Unidas aquí nadie rechista o rechista bajito; si lo hace Irán o Siria las sanciones caen como bombas de racimo sobre toda la población. ¿Qué esperábamos entonces, que los países árabes se quedasen calladitos y sonriendo? La situación de Palestina ha sido la espoleta que ha acabado por hacer estallar la rabia contenida durante tanto tiempo. No se puede humillar a una nación permanentemente sin que acabe pasando algo grave.

Si aquí inventamos la guerra de guerrillas contra la invasión francesa, no deberíamos de extrañarnos de que en los tiempos que corren éstas hayan trasmutado en actos terroristas por parte de grupos árabes que siempre han actuado bajo el paraguas de algunos países afines. No puedo defenderlo ni lo defiendo, pero otra cosa es que quiera engañarme respecto a las razones que nos han llevado a esta realidad tan lamentable y desastrosa para todos. Si en un principio hubo una contención contra Israel, ahora se le quiere borrar del mapa y, de paso, castigar a sus aliados. En todas las conversaciones de paz, la intransigencia israelí ha abocado a su fracaso y no se han conformado con seguir construyendo asentamientos en territorios palestinos sino que, para colmo y vergüenza, han construido una muralla de separación.

El exacerbamiento de las posturas provienen del cansancio y la desesperación, y el mariconeo de occidente no ha hecho más que alimentarlo. No nos extrañemos, pues, de que digan los disparates que dicen sobre nosotros aunque vivan en nuestros países y disfruten de nuestras libertades. Se siente muy ofendidos y están muy cabreados. Sus actos de terrorismo son tan injustificables como las bombas que nosotros lanzamos contra ellos matando en su mayoría a civiles, y no vale con decir que no fueron nuestros aviones porque aquí todavía no he oído a nadie que critique esa acción de la OTAN. Todos nos comportamos como animales sin pensar en las cicatrices que se forman y que perdurarán para toda la vida. Ni los unos ni los otros tenemos la razón de nuestra parte, por eso no sólo podemos ver la paja en el ojo ajeno sino también la viga en el nuestro.

Creo que alimentar el odio y la sinrazón contra aquél a quien tenemos miedo no es más que una huida hacia delante, lo mismo da que se haga desde una emisora de radio que desde una presentación de Power Point si lo que predomina es una visión maniqueísta del problema. Ni por asomo pienso que los árabes, y con ellos el islamismo, nos quieran invadir, pero soy consciente de que mientras puedan intentarán vengarse amedrentándonos con soflamas que salen más de sus vísceras que de su razón. Se defienden atacando, pero sólo es una forma de hacerse notar, el deseo de que alguna vez pensemos y actuemos con ellos como iguales.

Así lo veo yo y así lo cuento.

Concordia y poesía.

03 septiembre 2009

De cuentos y cuentos

Me han publicado un cuentito en el número de septiembre de la revista Agitadoras y podéis leerlo si pincháis aquí. Espero que os guste.

La vida es un cuento contado con mucho cuento... ¿o no?

Desde el momento en el que todo lo que nos acontece lo percibimos de forma totalmente subjetiva, con una visión distorsionada aunque no menos real de como lo perciben otros, deberíamos concluir que nada es como es ni se parece a lo que es. Ante un mismo hecho, se activa en mí una parte del cerebro que casi nunca es exactamente la misma que se activa en los que lo están viviendo conmigo. Si miro una flor hermosa, siento un deleite que nunca será igual al que siente otro, si es que lo siente, y cuando lo cuente a quien quiera escucharlo sólo podré expresar mi sensación pero nunca conseguiré definir con objetividad la belleza de la flor, si es que la tiene y no es sólo una fantasía mía, un querer verla bella sin serlo. Es en ese sentido en el que considero que contamos la vida con mucho cuento, porque nunca las cosas son como son sino como cada uno las percibimos. Si no fuera así, si todos viéramos las cosas desde la misma óptica, en su esencia perfecta y sin edulcorantes ni desvaríos, no sólo sería muy aburrido sino que, además, nada nuevo podríamos aprender, nada nuevo nos podrían enseñar, nada tendría razón de ser discutido, no habría desacuerdo ni oposición. La vida sería un asco porque carecería de su dosis necesaria de emoción, ilusión y/o fantasía.

Fotografía de Isabel Huete/09

Deleite y poesía

02 septiembre 2009

Perezota

La pereza me tiene secuestrada, lo sé, pero soy débil y me dejo hacer. ¿Para qué luchar si con este calor una sólo quiere estar metida en una piscinita de fondo azul o en una playita de aguas transparentes? Como he de conformarme con estar tumbada en el sofá de mi casa bajo el ventilador del techo con una coca-cola a mano y mis imprescindibles cigarrillos, después de trabajar en este absurdo mes de septiembre que se parece al de agosto como dos gotas de agua (¡¡¡AGUAAAA!!!), pues me sumerjo en la desidia a esperar que lleguen mejores tiempos o, mejor dicho, un tiempo mejor.

El calor me estresa, me desespera y me mata, pero aquí dejo hoy dos cositas guapas:

Invitación que me ha enviado José Blanco y que, supongo, es diseño suyo.

Regreso a Madrid el lunes bajo la luz de este amanecer manchego. Isabel Huete/2009

Pereza y poesía.

FOTOLIA