Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

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30 julio 2009

¿Quién puede matar a una avispa?


Me voy a la cama con complejo de culpa porque he permitido que "se cayera" el nido de avispas. Estaban criando y al ser de noche dormían sobre las celdas ya cubiertas, ése es el mejor momento para derribarlas porque por la noche se quedan atontadas y no vuelan, pero no las he aplastado con ningún ladrillo. Eso sólo lo hacen las niñas rencorosas y yo sólo soy una mujer a la que le dan más miedo las avispas que los elefantes. Las he observado tanto estos días que me da una pena horrible. Ya vendrán otras a poner sus nidos pero no creo que monten ninguno en un sitio con la vista privilegiada que tenía éste y al que me pueda acercar para observarlo con tanta libertad.


Las peores avispas no son las de verdad.

Culpa y poesía.

28 julio 2009

A veces los aguijones no sólo los clavan las avispas

Fotografía de Isabel Huete. Julio/09

La niña miraba asombrada el nido de avispas que colgaba de un pequeño clavo oxidado en el hueco de la ventana. Se sentía a salvo tras el cristal pero no dejaba de pensar si alguno de esos violentos bichitos sería capaz de colarse por la rendija que había entre el marco y la pared y le daría un picotazo como el que no hacía muchos días había recibido por arrimarse a otro nido que ni siquiera había visto. Sentada en la escalera se dedicó a observarlas y comprobó que poco a poco iban agrandando las celdas ya iniciadas y a la vez empezaban a construir otras formando un ramillete blancuzco y casi traslúcido. A veces una se iba y volvía al rato para continuar trabajando, pero ella no percibía que trajera nada en la boca o entre las patas para seguir con la obra.

¿Con qué lo construyen, mami?

Pero mami estaba ocupada en otras cosas y no le respondió.

Quizá sueltan un hilo como las orugas, o lo hacen con saliva, o traen cosas del campo tan pequeñas que yo no las puedo ver.

Al tiempo que lo decía se acercaba cada vez más al cristal hasta aplastar su pequeña nariz contra él.

¿Para qué hacen esas casitas tan raras, mami?

El silencio volvió a ser la respuesta.

A lo mejor son habitaciones para invitar a sus amigas, pero si se meten dentro de los huecos no podrán verse ni hablar tranquilamente. ¿Y qué comerán?

¿Qué comerán quiénes?

Esta vez mami sí le contestó al tiempo que entraba en el patio donde la niña se encontraba.

Las avispas.

¿Es que ha entrado alguna?

No, es que están construyendo su casita en la ventana y parece como una flor.

La madre se asomó y al ver el nido tan cerca cogió a la niña por un brazo metiéndola dentro de la casa.

¿Es que no sabes de sobra que las avispas cuando pican hacen mucho daño?

Sí, claro que lo sabía, y también el miedo que había pasado, tanto que cuando recibió el picotado días antes salió corriendo hacia su habitación para pedirle al Niño Jesús que tenía sobre la mesilla de noche que le quitara el dolor y no la dejara morirse.

Pero mami, con el cristal no pueden entrar y no me pueden picar. Déjame que vea cómo terminan su casita.

Mañana, mañana la ves, que ya estará muy grande, y seguro que aún habrá más avispas.

Ahí sólo había dos, quizá mañana vengan más para ayudarlas.

Seguro que sí, pero ahora vete a jugar que en el patio hace mucho calor.


Le costó coger el sueño pensando en el nido de avispas e imaginando el tamaño que habría alcanzado a la mañana siguiente. Soñó que se sentaban dentro de su casita alrededor de la mesa para tomar la merienda y que su madre les regañaba si se dejaban algo en el plato.


Apenas las luces del amanecer comenzaban a iluminar tenuamente el cielo y las estrellas se iban apagando de forma casi imperceptible, salió la niña al patio frotándose los ojos de sueño para ver la casita de las avispas. Su decepción fue tremenda cuando comprobó que ya no estaba.

¿Se habrá caído? Estaba sujeta con un hilo muy fino y a lo mejor se ha roto por hacerla demasiado grande.

Salió al corral para ver si se hallaba allí y no pudo evitar emitir un quejido de disgusto. El nido, que no había crecido nada, apareció caído al pie de la ventana y a su alrededor se encontraban retorcidos los cadáveres de las dos avispas. Con un ladrillo de los que su padre guardaba en la caseta de obras las aplastó junto con el nido. Después, satisfecha de su azaña, se volvió a meter en la cama.


Aguijones de desamor y poesía.

27 julio 2009

Las metas deben ir cayendo (cuando las haya)

Cuadro del pintor surrealista Jacek Yerka

Bueno, queridas/os, ya veis que he recuperado la conexión al ciberespacio y, además, con wiifi, que mola más. Iba a tomarme unos días de descanso bloguero pero, como siempre, me cuesta desengancharme. Una se acostumbra a tener amigas/os hasta en el infierno virtual y ya no puede dejarlos. Siempre fui una sentimental... No es que no esté aprovechando las vacances, todo lo contrario: mis mejores vacances son ésas en las que me pongo a hacer lo que más me divierte, y lo de poner ladrillos me pone que no veas. Eso sí, por las tardes me dedico a tumbarme en el lugar más fresquito de la casa y a rascarme la panza, que para eso está.

El lunes 3 ya me toca regresar al currele, pero siendo agosto será como otro mes de vacaciones porque apenas habrá nada que hacer ya que estaré prácticamente sola. Esa es una de las razones por las que casi nunca utilizo agosto para
vacacionarme. Luego me dejo dos semanitas más para otoño, para que no se me haga tan largo la llegada de las Navidades, que las/los que me habéis seguido desde el principio sabéis que me encantan.

Lo duro llegará en septiembre pues aparte de la jornada partida, que empezará el 15, tengo pendientes de editar dos libros... Me faltará tiempo, pero no ganas. Aunque no lo parezca, soy supervaga aunque también es cierto que necesito hacer cosas para sentir que la vida sigue fluyendo en la dirección deseada.

Confieso que, a veces, quisiera ser una princesa de cuento, y otras nadar, aunque sólo fuese por una vez, a favor de la corriente, pero algo me empuja siempre a adentrarme por los caminos más enrevesados. Creo que compito contra mí misma a falta de querer competir con otras personas. No hay meta ni puerta que se abra o se cierre tras mis pasos perdidos.

La vida es un lujo que no podemos permitirnos despreciar. Hay que dejar que la vida nos abrase las entrañas.

La noche es para los soñadores, es decir, para mí.

Noche cerrada y poesía.

25 julio 2009

Elucubraciones de una obreraza ocasional en pleno mes de julio


Supongo que tendré suficientes rasillas para completar la pared. No sé qué haría si no tuviera esta distracción que me ocupa todas las mañanas. Yeso hay de sobra, aunque lo pesado es subir los cubos de agua por esas escaleras que cualquier día se vienen abajo. En fin, esperemos que aguanten unos cuantos años más. No sé si empezar por cubrir los tubos que llevan los cables de luz o seguir con las últimas filas de rasillas. Mejor los tubos y así voy tapando huecos. ¡Menudo coñazo hacer las rozas! Eso me pasa por no pensar con la cabeza, por ir con prisas; si hubiese planificado con antelación los conductos no me pasaría esto. Pero ya se sabe: soy una precipitada, una cagaprisas. Ayer me dejé medio hombro dándole al mazo para romper el ladrillo, aunque no me quejo porque al final quedó bastante bien y entró el tubo justito. Tengo que probar la viga que va en el saliente de la pared para medir la distancia y cortar lo que sobre. Aunque es una viga falsa y de madera nueva, la verdad es que ha quedado de puta madre después de teñirla y rayarla un poco para que parezca antigua. Cualquiera que la viera no se imaginaría que está hecha a trozos con los restos de un marco de puerta que no servían para nada. Hay que aprovechar lo aprovechable porque es la única manera de ahorrar gastos. Siempre con lo mismo: el dinero que no llega para nada, el maldito dinero que nos tiene sometidos a todos como dóciles vasallos. Sí, dóciles gilipollas. Espero que no se meta por la ventana ninguna golondrina porque me asustan y ellas se asustan aún más. Nunca me han gustado los pájaros salvo viéndolos volar en el cielo. De las avispas ya ni lo cuento: me ponen de los nervios y, encima, las muy hijas de puta te pican en cuanto se sienten amenazadas y, claro, a ver quién es la guapa que ve rondarle una y no intenta espantarlas. Vale, si lo piensas con la cabeza y te quedas quietita pues las tías se las piran, pero si instintivamente levantas los brazos no te libras del aguijonazo. ¡Qué fieras! Esa rasilla me ha quedado un poco inclinada hacia atrás, tendré que corregirla con la que vaya encima. Joder, soy una perfeccionista insoportable. Así me pasa, que tardo una semana para poner una puta fila. Voy a poner un poco más rápido el ventilador porque me estoy asfixiando. Sudo como una gorrina, pero bueno, así quizá adelgace un poco. Lo mejor es la faja para las lumbares porque por ahí me derrito en sudor, a ver si me baja un poco el triponcio ese que estoy echando. Vaya mierda, con lo delgadita que estaba antes de que me enchufaran la guarrada esa de la quimio. Y no hay tu tía: ya hace seis años y sólo he conseguido bajar seis kilos de los 13 que gané. Bueno, también fue culpa mía porque con eso de estar fuerte me puse morada a comer. No me privé de nada, nadita, nada. Y menos mal que el alcohol me sabía a rayos que si no me pongo como una hipopótama africana, o peor. ¡Ay, mami, cómo me acuerdo de ti pensando en esos días! Y eso que te rompiste el dedo del pié y estuviste insoportable porque apenas podías andar. Menuda bronca tuvimos porque no querías usar las muletas… ¡Anda que no eras cabezota! ¿Recuerdas las gaviotas cuando venían a beber agua a la piscina al atardecer? No conseguí tener nunca la cámara a mano para fotografiarlas, pero tengo una foto tuya con aquella escayola espantosa que te pusieron que es para enmarcarla. ¿Y cuando a la vuelta del hospital bajaste a culetazos las escaleras porque no podías apoyar el pie? Jajaja. Eso sí que fue para filmarlo, pero estabas tan enfadada que ni se me ocurrió. Me encantaría volver a Mallorca. Supongo que la tía Ana ya estará allí y habrá llenazo en la casa. Estuve a punto de llamarla para irme unos días pero no ando bien de pasta y prefiero no endeudarme más aún de lo que ya lo estoy. También me encantaría que vieras lo guapa que está quedando esta pared, con ventanita y puerta incluidas. Sé lo que me dirías: ¡Qué bárbara! Hay quien me ha dicho que soy como un personaje del Renacimiento porque sé hacer de casi todo… Pero ya me conoces: todo lo que hago es para mí como un juego y no le concedo mayor importancia. Hacer libros-objeto no tiene más chiste que dejar discurrir la imaginación y dedicarle tiempo; levantar una pared, o alicatar un cuarto de baño, o poner un suelo, o hacer una puerta no requiere más que empeño y meticulosidad, quizá cabezonería también; hacer fotografías (malas) tampoco es nada del otro mundo porque enfocar, buscar el encuadre y la luz y disparar lo hacen hasta los niños; cocinar, pues sí se me da bien pero a eso sí que no le pongo imaginación porque siempre hago lo que te he visto hacer a ti. Tú si que eras buena cocinera aunque no te gustara, como a mí. Este puto yeso se me cae de la paleta cuando está demasiado acuoso y estoy poniendo el suelo hecho un asquito, debería dejarlo reposar un poco más porque luego es un coñazo quitar los pegotes cuando se seca. Me voy a por una coca-cola y a fumarme un cigarrito. Tengo que ingeniar un sistema para ocultar el tubo del aspirador de aire del baño. Le haré una especie de caja de obra para que no se vea pero tengo que pensar cómo sostener los ladrillos en el aire… Bueno, quizá me las ingenie como cuando hice la estantería de obra que le puse unos soportes de hierro que se clavaban en la pared. Y todo por culpa de los dichosos albañiles, que hicieron el baño setenta centímetros más largo de lo que les habíamos señalado y dejaron la habitación ridícula, de tan pequeña. Y luego a tirar la pared recién hechita para volver a levantarla, pero ya no había presupuesto, así que la nena dijo: yo la levanto. Y aquí estoy, ocupando mis vacaciones levantando una pared y poniendo una puerta, y una ventana, y haciendo rozas para incrustar los tubos de la luz. Debería ponerme musiquita chill-aut, o como se diga, y así poder imaginarme que estoy tumbada en una hamaca en la playa contemplando el mar y con una cervecita en una mano y un cigarrote en la otra. Olvídate guapi, que por más que te lo quieras imaginar me parece que vas de culo. Confórmate don mirar por la ventana y ver el paisaje pueblerino de Tembleque, que la verdad es que ya quisieran muchos pueblos de La Mancha conservar tan bien como éste la arquitectura tradicional, por no hablar de la Plaza Mayor, que es una maravilla.


A la una y media paro para poder ver la carrera de F1, aunque desde que Alonso no gana ya no son tan emocionantes. Y yo, que de joven quería ser piloto de F1 y marcharme a Inglaterra para aprender… Todavía me acuerdo cuando tenía la habitación empapelada de fotografías de coches de carreras. Joder, tía, mira que han pasado años. En vez de ser piloto aquí estás, poniendo ladrillos como una auténtica obreraza de la constru. Qué raro que Fígaro no haya subido a hacerme hoy una visita. El pobre se lo pasa de lo lindo intentando cazar lagartijas en el corral. Me encanta verlo subido en el pozo como si fuese un puesto de vigía para intentar sorprenderlas. Tengo las manos hechas un asquito del yeso. Tengo que acordarme de ponerles un poco de crema después de la ducha. Y a los pies, coño, que siempre se me olvidan y los tengo más que resecos. Mira que el Correa, que ahora parece ser que no se adapta al ambiente de la cárcel y sólo quiere estar con su amigo El Bigotes… ¡Vaya dos cenutrios! ¿Qué se esperaban? Supongo que salir indemnes, como los implicados del PePé. Y ahora va el Trillo y pone una demanda contra la policía judicial por filtrar, supuestamente, los avances de la investigación a El País, pero nada dice de El Mundo, que también publica lo suyo. Y es que el tal Trillo, que se ha ido de rositas con lo del Yak 42, dice que El País tiene intereses inconfesables al publicar la información. ¡Vaya tío impresentable! ¿Qué esperaba también ése? Gilipolleces. Y mientras media España ardiendo… En épocas de crisis siempre han proliferado los incendios. En los últimos años, como la cosa de la economía iba bien, apenas había incendios. No es casualidad. Ya sé que en la mayoría de ellos hay intereses económicos por medio, pero, joder, quemar los bosques, con los pocos que nos quedan. Me parece un despropósito de calibre descomunal. Y supongo que se quedarán tan panchos los provocadores. Con el miedo que da y lo destructivo que es el fuego… Yo les pondría los huevos a la brasa para que aprendieran. Pero les caerá una multa o una pena ridícula y en dos patadas a la calle, a seguir quemando. ¡Qué penita! ¿Y los pobres animales que vivían en ellos? A veces me gustaría refugiarme en una isla solitaria, a lo Robinsón Crusoe. En cuanto acabe la pared y la enluzca, me pondré con el lavabo. Tengo que pensar bien cómo lo haré para que ocupe el menor espacio posible. La idea del rincón es inamovible, pero no sé si encastrarlo en obra o hacerlo sobre el mármol que me traje de la cocina de mis hermanas cuando la reformaron. Lo malo del mármol es que tengo que cortarlo en forma de abanico y luego lijar los bordes. Es más trabajo pero quizá también sea más limpio. No sé, tengo que pensarlo bien porque con ese mármol había pensado hacer una mesa parecida a la que hay en la cocina. Ahí sí que me aproveché del bueno de Manolo porque se la compré por dos duros y es una antigualla estupenda. Alguna vez hay que ganar, ¿no? Me encantaría cerrar los ojos y cuando los abriera encontrarme toda la pared terminada, con su yeso puesto y alicatado el baño, y toda la habitación pintada. Eso sólo le ocurriría a la Cenicienta, con príncipe azul incluido. Ya no hay príncipes como los de antes y sin embargo aún quedan muchas cenicientas. Me voy a ver las carreras, a ver si hoy tenemos más suerte y Alonso logra una buena posición de salida. Bueno, un cigarrete primero delante del ventilador para quitarme este calorazo que llevo puesto. Mañana será otro día. ¿Y si me diera por deconstruir en vez de construir?


Elucubraciones y poesía.

20 julio 2009

Un hasta pronto

Os cuento que no sé cuándo podré volver a conectarme desde el pueblo porque Mayoral se ha cambiado de servidor y no sabe cuándo le harán la nueva conexión (le han dicho que 15 días pero ya se sabe que pocas veces aciertan). Telefónica, que era el anterior, no tardó ni dos minutos en desconectarlo. En definitiva, que estaré sin conectarme unos días pero lo cuento porque no quisiera que nadie empezara a preguntarse si me pasa algo. ¡Estoy de p.m.!, aunque sin playita... Buahhh!
No escribáis mucho que luego me tendré que dar un palizón para leeros a todas/os... :))

Os dejo una foto hecha por mí que forma parte de mi colección de fotografías de aldabas de Madrid:



Besos grandes y poesía.

La cenicienta sin zapatos de cristal

Cuadro del pintor surrealista Yacek Yerka

Con mirada incrédula contemplaba a la niña descalzarse enmedio de la calle sin comprender absolutamente nada de lo que estaba pasando. Recogió los zapatos y lentamente se acercó a una papelera para tirarlos. Después se quitó un colgante del cuello hecho con un cordón del que pendía una concha de playa y la aplastó con el talón clavándosele algunos de los pequeños trozos y haciéndole sangrar. Seguía sin comprender y sentí gritar dentro de mí: ¡Niña qué demonios haces!

Seguí sentada y volvió sus ojos hacia mí. Su mirada era de triunfo, de rabia y de desconfianza. No tenía más de siete u ocho años y me desconcertó su frialdad. Su pelo negro y su tez cetrina me indicaron su procedencia gitana. ¿Qué puede llevar a una niña a comportarse así?

Se acercó a mí cojeando y me pidió que le diera un euro. Descaro total. ¿Para qué lo quieres? Para comprarme unas sandalias. ¡Pero si acabas de tirar los zapatos! Es que me hacían daño. ¿Y el colgante por qué lo has roto? Porque lo robé y si me lo ve mi hermana me lo quita. ¿Quieres que te cure el pie? Bueno, pero no quiero ir al hospital. La llevé a una farmacia y allí se lo curaron, sin hacer preguntas. Menos mal.

Le compré unas sandalias en el chino y cuando quise comprarle también un colgante me dijo que no. Me lo va a quitar mi hermana también. ¿Y tus padres dónde están? No sé, vendiendo por ahí. ¿Y te dejan que vayas sola? No sé, me he escapado. ¿Quieres que los busquemos? No. Pero es que no puedo dejarte así. Cómprame un helado. Se lo compré y salió corriendo apoyando la punta del pie herido. No hubo agradecimientos ni sonrisas. Era una niña triste y solitaria, un perrillo callejero sin futuro ni presente. El pasado ya estaba hecho añicos, como la concha de playa cuyos trozos manchados de sangre quedaron esparcidos por la acera.

Una posible historia y poesía.

17 julio 2009

Mi mami, mi mar

(Fotografía obtenida de Internet)

Las noches en el campo son oscuras como cavernas sin salida, silenciosas como los pasos del lince y transparentes como las alas de las libélulas, y yo escribo acompañada de esa oscuridad, silencio y transparencia sintiéndome una pequeña espiga enmedio de la nada acompañada por millones de estrellas. Pequeña, muy pequeña y frágil. Y es que me faltan los azules del mar, el grito de las gaviotas y la brisa que desenmaraña las turbulencias del sentir.

Este año he faltado a mi cita con el rizo de las olas; con ese dejar mis huellas, cada vez más profundas, en la arena; con dar libertad a mi mirada para esperar la llegada de Neptuno y dejarme secuestrar para llevarme a las profundidades de lo desconocido. El mar, la mar, siempre ha sido para mí un lugar de refugio y de pesadillas. De refugio huyendo de los abrazos traicioneros de la gran ciudad y de pesadillas porque por las noches se adueña de mis sueños y se vuelve siempre amenazadora y terrible. Nunca un amante fue tan desconsiderado conmigo.


Mi madre se fue y con ella se llevó la mar cosida a sus entrañas, supongo que para seguir disfrutándola en su otra dimensión, o quizá para no perder los recuerdos de tanto placer compartido y que con tanta ansia esperábamos al llegar la primavera. Hoy, hace un año, iniciamos el último viaje hacia la costa granadina, hacia ese trocito de playa que nos hacía tan felices. Ya no hay atardeceres viendo la puesta de sol desde la terraza, oyendo a lo lejos las voces de los bañistas que aprovechaban hasta el último momento, ni luna reflejándose en el mar, a la que esperábamos hasta altas horas de la noche para poder contemplarla en todo su esplendor.

Este año se me ha ido el tiempo interminable que pasaba sentada en la orilla recogiendo piedrecitas de colores para luego guardarlas en jarrones de cristal, con agua para que no se les vaya el color. Ahí las conservo, como las cenizas de un tiempo que ha muerto. Se me ha ido la imagen de mi madre en la terraza, tumbada en la hamaca leyendo el periódico, dejándose besar por la brisa. Se me ha ido.


Esta noche soy rehén de mis recuerdos y el aroma del mar se me ha clavado como una estaca en el cerebro, y su música en el corazón.


Mami, mar y poesía.

13 julio 2009

Voces que manan como el agua - II

Béjar es una pequeña ciudad de provincias como las que me gustan a mí, acogedora y sencilla, sin pretensiones, aunque algo abandonada por su declive textil, pues fue el motor de su economía durante muchos años y, de hecho, aún se conservan los edificios de sus fábricas junto al río Cuerpo de hombre (creo que es su curioso nombre), ahora silenciosos cadáveres de ladrillo, cristal y chapa. Supongo que se habrá intentado su reindustrialización o la sustitución de la mano de obra fabril por la de cuello blanco tan característica del sector terciario o de servicios... No me sé la historia, tan sólo la intuyo. Lo que desde luego parece al recorrer sus calles es que su economía debe estar en permanente crisis y eso afecta al cuidado de sus entramado urbano, en el que se pueden ver edificios señoriales de gran belleza a la venta a pesar de su estado casi ruinoso. A pesar de todo tiene mucho encanto, o quizá por eso mismo, y si uno es capaz de superar sus cuestas sin desfallecer se dará cuenta de que conserva cierto señorío, de que esta pequeña ciudad no se ha rendido.

No me paré demasiado a tomar fotografías, no por falta de ganas sino porque cuando la recorría lo hacía a toda prisa para acudir a los recitales de Voces del Extremo y, aún así, no siempre cumplí con el horario... Sin embargo sí tomé instantáneas en algún momento de más relajación de cosas que me llamaron la atención de su arquitectura:


Curiosamente, muchas casas protegen sus fachadas con chapas de uralita, sobre todo me pareció que eran las más deterioradas. En ésta se ve claramente que es un edificio abandonado. No lo había visto en ningún otro sitio de España, aunque me imagino que los habrá y yo no me he percatado.


Otras casas ya no tan abandonadas, como es ésta, tienen las fachadas cubiertas de teja árabe colocadas por su lado convexo, lo que les da un aspecto muy rústico y original, y evidentemente bonito. Esta colocación de las tejas la he visto en los tejados de ciudades y pueblos de Segovia y Ávila, quizá también de Soria, pero nunca en las fachadas. En la de la foto me gustó especialmente su balcón cuajado de flores. Lástima de la ristra de cables "modelo diadema" colocados de cualquier manera. Un peligro asomarse a esos balcones, creo yo.


Y esta torre solitaria, pegada a la casa anterior, que no sé si es lo que queda de una iglesia o es una iglesia en sí misma. Me llamó la atención su magestuosidad a pesar de su sencillez, tan alta, tan soberbia. Lástima también la pobre rehabilitación efectuada en su parte más alta. A pesar de todo me pareció muy especial.

Y después, el último día, visitamos y comimos en Candelario, un pueblecito a 3,5 km. de Béjar, al otro lado del monte El Castañar. Yo ya lo conocía de otras épocas pero reconozco que no me cansaría de visitarlo porque realmente es espectacular su arquitectura y su conservación, tan de agradecer en un país en el que el abandono de nuestro patrimonio arquitectónico sigue siendo una enfermedad endémica a pesar de lo mucho que se ha hecho y se está haciendo, pero es tanto y rico que no creo que nunca nos curemos de ella.

Esas callejuelas de los pueblos que se pierden en el bosque son
como los caminos perdidos de un poema nunca escrito

Las calles empedradas, metáfora de la vida

El retablo barroco de la iglesia bajo una cúpula de madera con arabescos
que parece un cielo estrellado, imposible y bellísimo.

Calles como laberintos de sombras, cómplices de encuentros furtivos

La voz del agua descendiendo por las calles, arrastrando toda la fuerza de la vida y su frescura

El agua canta acompañando al viandante sobre un lecho de piedras
de colores

Las vigas de madera, los balcones sustentados por tablones centenarios,
el color de las flores, los rincones que albergan vidas

Un palacete curioso que rompe la arquitectura tradicional, bien conservado exteriormente aunque con un mirador acristalado amenazando ruina. Debió ser muy bello.

Tras su puerta de critales sucios se adivinaba esta otra
de madera, señorial

Y la abrí aunque nadie me había invitado, y me encontré este curioso zaguán que me transportó a tiempos pasados no vividos...

Otro rincón acogedor y lleno de frescura

La Fuente de Perales sombreada por una de las plantas que más me gustan: la hortensia

Bajo la hortensia y rodeada de agua bendije mi suerte de estar allí

Mi sueño: tener una casa cubierta de hiedra

Entrada posterior de La Casa de la Sal, un hostal que me recomendaron visitar pero creí que estaba cerrado y me lo perdí

Un sillón abandonado me sirvió para sentirme
como en la puerta de mi casa

Quien no conozca Candelario y se acerque por Béjar y sus alrededores, no deje de visitar este pueblo único bañado por el agua, la luz, el color y la armonía. Yo sé que volveré.

Y colorín colorado esta segunda parte se ha acabado.

Otras Voces y poesía

07 julio 2009

Voces que manan como el agua - I


Fuente del Claustro del Convento de San Francisco (Béjar)

Cuando tomé esta fotografía en el Claustro del Convento de San Francisco, ahora Centro Cultural y lugar de celebración de Voces del Extremo, pensé que era una metáfora de lo que a pocos metros estaba sucediendo: las letras agrupándose para crear palabras, y éstas para conformar versos, y éstos para derramar poemas, en un torrente de sentimientos encontrados donde los diques se derrumbaban arrastrados por la fuerza de las voces recitando.

Yo sé que la poesía no es un arma cargada de futuro, pero a mí me mata. Y creo que me mata porque envidio a quienes son capaces de escribirla, de saber encontrar la palabra exacta, el verso inteligente, el poema casi perfecto (digo casi porque no creo en la perfección de los seres humanos). Inevitablemente hay poetas que me gustan mucho, otros poco y algunos nada, pero me siento incapaz de explicar el porqué porque mi valoración nace exclusivamente de las entrañas, del grado de vibración que alcanzan las cuerdas de mis sentidos y sentimientos cuando los leo o los oigo. Las voces del poema transmiten magia (a veces también truco) y tensan la mente y el espíritu en un derroche de dulzura, de sosiego, quizá también de ensueño.

Y si todo esto lo mezclas con una organización más que buena del encuentro -gracias, entre otros, al Ayuntamiento de Béjar, a Luis F. Comendador y a Antonio Orihuela-, unas gotas de simpatía, un chorro de cariño y unos cubitos de risas y complicidad, pues tendremos el coctel perfecto (o casi) que nadie puede negarse a beber a pequeños sorbos para saborearlo a placer.

Me encantó conocer a blogueras de las de rompe y rasga, dulces canallas, visitantes furtivas y no tanto, amigas ya para siempre, y a blogueros tan tiernos que se deshacen en las miradas. Fue una fiesta reencontrarme con otras personas, poetas y escribidores, por las que siento un enorme cariño, algunos/as de ellos amigos de muchos años. Y es que me derrito con estas cosas a pesar de ser tan bruta de mente, pero confieso, por si alguien lo duda, que tiernita de corazón también. Mi cariño y agradecimiento hacia todas/os es un poema que nunca sabré escribir.

Pedro Ojeda, Rey del Blog, comenzó el encuentro con una conferencia, tan profesoral él como inteligente

Mi coqueto Morante (a la izquierda) sabiendo que le fotografiaba

Buscando un sitio para posar en grupo que al final no fue éste

El inmenso Urceloy, el delicioso Ben Clark, el que no recuerdo su nombre, y la seductora Joana Bravo

El alzheimer me impide recordar los nombres de esta mesa pero eso no quita que con algunos disfrutara enormemente

Pipe disfrutando rodeado de lo que él llama "periquitas"... ¡Ayyyyy!
De pie, la maravillosa Nati

Belén Antuñedo: una gran dama de la poesía, y de la no poesía, a la que me encantó conocer

Algunas/os de los presentes

Mohamed Abid nos encandiló a todos recitando en árabe
a pesar de no entender nada de lo que decía

Dos intra-terrestres la mar de divertidos

Pedro Ojeda, fuera de escenario, jugando al despiste con su eterna sonrisa, tan de agradecer

Cuatro blogueras marchosas (de derecha a izquierda: Mojadopapel, Donce, Adu y menda) a quienes El Pipe/Luis Felipe pretende "desdeñar" sin conseguirlo

Antonio Gómez, quizá el mejor poeta visual que conozco,
recitando por primera vez (para mí) sus poemas escritos. Un lujo

Mi dulce Uberto Stabile, tan grande como siempre

Hubo muchas más voces pero no puedo ponerlas todas, entre otras cosas porque me faltan algunas a las que no pude oír ni fotografiar porque el regreso a Madrid me lo impidió, es el caso de mi admirada Inma Luna, mi querido José Luis Morante y el siempre interesante Gonzalo Escarpa, pero al menos la muestra da cuenta de lo que fue el encuentro, aunque lo ideal sería poder leer lo mucho y bueno que hay escrito por todas ellas.

Otros eventos jalonaron el recorrido de Voces del Extremo y no quiero dejar de mencionarlos:

La colaboración de artistas en la decoración de mandiles de cocina de diversas formas y colores, en lo que se denominó "Enmandilarte"; mandiles que se expusieron y que quedaron realmente bonitos y originales y por los que se podía pujar para aportar fondos a esa gran obra solidaria que dirige Luis Felipe Comendador, llamada SBQ, de ayuda a diversas comunidades de países de África y Sudamérica asolados por la pobreza.

Luisfe, cual pater familias, nos impartió la bendición pastoral,
¿o quizá se estaba arrancando por bulerías?
Al fondo puede verse uno de los "mandriles" decorados

Después cantaron cuatro componentes de una Coral de Béjar,
de cuyo nombre no puedo acordarme, que lo hicieron de lujo

Y por la noche los conciertos y la cenita de blogueros que ayudaron a sobrellevar la trascendencia de la poesía escuchada mañana y tarde, aunque he de decir que fueron actos tan poéticos como los que más porque el buen rollito también es poético, ¿o no?

José Caraoscura nos animó el primer día, aunque al final
desparramó un poquillo

Los acompañaba esta bailarina, más que bailaora, que sacó los ojos
de las órbitas a la mayoría de los caballeritos con sus potentes contoneos

Antes de la actuación de Alberto Pérez, en el Teatro Cervantes acechaba entre las sombras el fantasma, reencarnado en L. F. Comendador, con los ojos brillantes como ascuas y señalando amenazadoramente a los allí presentes...

Al otro lado de la sala le hacía competencia la gran humanidad Jesús Urceloy, cuyos ojos también daban que pensar... Aunque la sonrisa picarona despeja toda malevolencia

Y allí nos deleitó Alberto Pérez con sus boleros...

su sorna...

y su profesionalidad... ¡Qué gran artista y persona!

Y después cenita bloguera en El Castañar, montaña cuajadita de castaños que se desliza hacia Béjar como un manto protector y desde la que pudimos ver la luna amagando su redondez, como un farolillo de buena fortuna. Aire limpio y fresquito acompañado del buen comer y beber.

La menda, Juanfran, el cumpleañero marido de Marina, Manolo, Marina, Donce, Adu y Mayoral. Se despistaron Pedrito Ojeda, Antonio Gutiérrez Turrión y Maika, que también compartieron risas blogueras
(Foto cedida por Manolo)

Y colorín colorado, la crónica de este encuentro se ha acabado a la espera del próximo.

Habrá una segunda parte sobre Béjar y Candelario, el rincón donde las aguas corren en libertad.

Voces y poesía.


FOTOLIA