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"LA ESTACIÓN DE LAS LLUVIAS
Próximo destino Senegal en wolof “suñu gaal”, nuestro barco, y Gambia, el país de la sonrisa. Dakar, el Lago Rosa de Retba, Kaolack, el Sahel, el río Gambia, Banjul, Ziguinchor, La Casamance, las aldeas diola de Oussouye, la paradisíaca isla de Carabane, la isla de los fetiches de Hitou, Cap Skirring, la isla de los pájaros, Djimbering, un paseo por la playa hasta llegar a Guinea Bissau, vuelta a Dakar, la isla de Gorée y su casa de los esclavos, Saly…

En esta instántanea uno de de los encuentros más hermosos y perdurables: con los niños de etnia diola en la aldea de Niambalang, en el sur de Senegal.
... Quizás no se trata de viajar mucho sino de hacerlo sin prejuicios, con las ventanillas abiertas y el salpicadero de tu corazón dispuesto a todo, con bandera de buen pirata y hambre de amar y de conocimiento. Viajar para dejar atrás no la pesadilla del que huye de sí mismo ni la ardiente y devastadora soledad de las metrópolis sino los sueños a cámara lenta, pobres, mezquinos e hipotecados, que el primer mundo ha grabado a fuego en nuestros genes. Sólo los nómadas toman distancia de sí mismos. Viajar para aprender a respirar y dilatar mejor los alveolos del sueño. Temprano para hacer moralejas pero si de algo estoy seguro es que, a tres días de mi vuelta de África, son más preocupantes la carencia espiritual y de valores, la miseria mental, la barbarie y la malaria (mal aire) que el mundo occidental está rozando que todas las necesidades y penurias por las que pasa África...
... África negra, enigmática como la sonrisa de Mimí, pobre de solemnidad, sucia pero hermosa, embriagadora de color y fragancias, con estrellas que caían de los cielos limpios y constelados del sur, con la lluvia torrencial golpeando en la cara y colándose caliente y salada por las comisuras de los labios apretados con fuerza. Mi alma empapada en la piragua de Elenkine a la isla de Carabane rebosó y cubrió por una hora el corazón atormentado entre tinieblas que me traje del Norte...
... África expoliada, ultrajada, enferma de paludismo, sida y poliomielíticos en sus sillas de ruedas devoradas por el óxido, desposeída de sus riquezas por Francia, Holanda, Portugal, Bélgica, Gran Bretaña, Estados Unidos… y ahora por sus líderes políticos revolucionarios aferrados al poder y convertidos en caudillos absolutistas…Desposeída de veinte millones de sus mejores hombres y mujeres durante doscientos años por los negreros. África sin subsidios de desempleo, seguridad social ni ayudas a los damnificados que se protege dentro de un extenso núcleo familiar...
... África entera tocando el tam-tam, como el título del primer libro de relatos de Leopoldo Alas, el amigo de mi edad que me encontré muerto a mi vuelta, me explotó en los ojos como una bomba de negros racimos durante diez días inolvidables. África desnuda y emputecida por 100 euros la media hora en los show-gilrs de la Gran Vía de Madrid, África subida en los cayucos a 1200 euros el pasaje para llegar a un paraíso inexistente de ida y vuelta…Y pese a todo África bulliciosa de vida, orgullosa y resignada a la vez, respirando entre las grietas de la tierra y el cielo, reclamándole, gritándole esperanzada al universo no ayudas gubernamentales de países ajenos, ni misericordia, ni cantos mesiánicos, ni salvapatrias, ni condonación de sus deudas sino respeto a sus personas y sus dioses. En sus encrucijadas necesita que la dejen en paz y encontrar su camino. África fue el origen del primer hombre y será -como dicen algunos pensadores lúcidos- la tabla de salvación del planeta cuando las cosas vayan más que jodidas."
Gracias Ángel por tu clarividencia, por tu sensibilidad, solidaridad y generosidad. Por desgracia no he encontrado en mi vida demasiada gente como tú, aunque alguna hay.
Mañana Ángel toca en Madrid, dentro de las actividades programadas por Los veranos de la Villa, en El Rincón del Arte Nuevo, en la Calle Segovia, 17, a las 22 h.
Junto a él tocará también Alberto Pérez, a quien conozco desde hace muchos años, que canta los boleros como nadie y que también es otra gran persona.
Allí estaré para regalarme los oídos, aplaudirles y darles unos abrazos.
África, música... y poesía.