Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

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27 abril 2009

"Razón y desencanto", de Diego Fernández Magdaleno (lf ediciones, 2008)


Hace algunos días acabé de leer este delicioso libro de Diego Fernández Magdaleno. El título me enamoró desde el primer momento, cuando lo anunció en su blog y tuve claro que no me lo podía perder, de igual manera que cuando anunció su ¿penúltimo? concierto en Madrid, del que ya hablé en esta bitácora, y pude disfrutar como una enana de su interpretación al piano, quizá el instrumento musical que más me gusta y hubiese querido saber tocar desde mi juventud, pero me tuve que conformar con una guitarra porque en casa no había dinero para más pero, claro, al no ser lo que yo quería, rasgueé alguna vez sus cuerdas y después me olvidé de ella.

También me hubiese querido convertir en escritora pero cuando me di cuenta de que tampoco llegaría a nada con ello, me dediqué a consolarme leyendo cuanto libro cayó en mis manos, lo cual sigo haciendo ahora cuando el tiempo me lo permite. Y entre esos libros me alegro que se encuentre el de Diego.

Es curioso que a medida que lo iba leyendo algo me iba rondando la cabeza, algo que no sabía definir con claridad, algo que de alguna manera me “hablaba” y no sólo surgía de las palabras escritas sino que iba más allá. Fue al terminarlo cuando se mostró ese algo de forma rotunda: el libro de Diego me recordaba a una composición sinfónica para piano, no a una en especial sino a una muy particular en la que cada nueva entrada de su diario –porque de un diario se trata- se transformaba en la nota que iba construyendo las distintas partes de la sinfonía. Y esas partes son los tres años (2005-2007) por los que recorre sus días, días en los que siempre ocurre algo que deja su reflejo en el sentimiento, tal rico en matices, tan racional-irracional a veces, tan alegre otras, tan demoledor incluso. Cada fecha, cada nota, es un breve reflejo de lo mejor del día, la sustancia en la que se condensa lo realmente importante, eso que ha merecido la pena ser vivido y recordado.

Lo he dicho en otras ocasiones: me encanta escuchar música pero no entiendo nada de ella, ni de la clásica ni de la moderna ni de la contemporánea; tan sólo sé si algo me gusta, me es indiferente o me resulta horripilante. No me pasa igual con los libros porque después de haber leído durante tantos años algo he aprendido, aunque reconozco que no siempre me gustan más los mejor escritos ni menos los que su temática no resulta demasiado emocionante. No es el caso de Razón y desencanto porque no sólo está bien escrito sino que, además, sus palabras musicadas te secuestran el interés desde el primer momento, te enseñan lo que es la verdadera dignidad y eleva la sencillez a la categoría de autenticidad.

Diego repasa los aconteceres con la naturalidad de quien sabe que cada instante es como una flor fresca a la que hay que permitir desarrollarse, respirar su aroma y dejar morir para que crezca otra en su lugar. Las vivencias se entrelazan de tal manera que nos lleva paso a paso a sumergirnos en la gran sinfonía de la vida. Hoy es una reflexión serena sobre un hecho, un sentimiento o una duda; mañana un encuentro inesperado con alguien a quien se admira, una comida con amigos,una actividad familiar o un concierto programado en cualquier ciudad de las muchas en las que ha tocado; pasado mañana el comentario sobre un libro, un autor, un músico, una película o un acontecimiento político; al siguiente día, y muchos otros, el recuerdo de su padre, muerto en fechas no muy lejanas pero vivo en el sentimiento, añorado e imposible de apartar con subterfugios inútiles (¡qué fácil me ha resultado ponerme en su lugar en esta cuestión tras la muerte de mi madre!). Y así se van desgranando las notas, no sé si de esta sinfonía o de este poema sinfónico que es el fluir de su existencia.


Me gustaría que esta torpe reseña animara a otros/as a leerlo porque se trata de todos nosotros, de lo que nos pasa y de lo que trasciende, de la razón y del sentir, de la plenitud y del desencanto. Para mí, una gozada.


Y detrás de todo ello el buen hacer editorial de Luis Felipe Comendador.


Razón y desencanto, y poesía.

26 abril 2009

Acerca del cáncer linfático que padezco

A ver cómo lo expreso...

Sobre todo para los/as que no sabíais que padezco un cáncer linfático, en principio incurable aunque siempre hay excepciones, quisiera deciros que es un tema del que hablo como puedo hacerlo de cualquier otra cosa que me afecte o me suceda, y cuando digo que me afecte no me refiero a que me entristezca, deprima o me altere de una u otra forma, sino como algo que existe y sucede en mi vida pero que no me quita el sueño. Hay cosas mucho más importantes que sí me lo quitan: la pobreza de la gente, el maltrato de los niños, mujeres o ancianos, la miseria moral que se instala en muchos gobernantes y también en gente de la calle, la destrucción ambiental, las guerras, la exclusión social... etc. etc.

Mi cáncer está controlado y, de momento, se resiste a reproducirse, a lo cual estoy convencida ha contribuido, además del tratamiento quimioterápico al que me sometieron en su momento, mi absoluta voluntad de impedírselo. Ni siquiera padecí los desagradables efectos de la quimio que he visto sufrir a otras personas, salvo que me quedé calvorota total pero lo llevé con bastante dignidad porque, sinceramente, no me pareció que fuera demasiado importante dejar de lucir mi frondosa cabellera durante unos meses. Al principio me puse pañuelitos y sombreritos pero me daban calor y eran un coñazo porque se me resbalaban o se me volaban si hacía aire, por eso decidí ir con mi sesera al aire, y tan contenta.


Hablo del cáncer con total naturalidad porque no creo que tenga que ocultarlo ni convertirlo en un tema tabú. Tampoco hablo de él si no es porque surge citarlo como puede surgir citar cualquier otro asunto. No me preocupa en absoluto, es más: no pienso en él salvo cuando me toca pasar una revisión, que cada vez se han ido espaciando más dado que todos los datos analíticos, escáneres y ecografías son normales. Sólo resultan un rollo cuando tienes que hacértelos porque ocupan un montón de tiempo. Me importa más el hecho de que me roben tiempo que el tener que pasar por las pruebas, que ahora ya son cada ocho meses.

Creo que lo dije en la primera entrada en la que hablé de él (muchos todavía no conocíais mi blog): tener un cáncer no es lo peor que me ha pasado en la vida y, sin embargo, sí es lo que más me la ha cambiado porque la vives de otra manera: te cambian las prioridades y, por algún mecanismo que no sé identificar, te vuelves más humana, más dulce, más serena, y dejas salir todo ese amor que tanto miedo nos da liberar y demostrar a los demás. Si algún día se reproduce, pues no queda otra que volver a batallar contra él mirándolo a la cara sin dar un paso atrás.

No soy un bicho raro ni más valiente que nadie, simplemente he tenido la suerte de saber asumirlo sin dramatismo y aceptarlo como parte de mí, como lo es cualquier otra célula de mi cuerpo. Eso sí, cuando me toca revisión les mando un mensajito a esos bichitos incómodos: ¡quietos paraos, ni moverse! Y por ahora me están haciendo caso.



Flores y poesía.

25 abril 2009

Mamáááááá!!

Cuadro de Julien Dupré, pintor francés del s.XIX

Pues sí, las cosas van y vienen a un ritmo frenético. Haber solucionado mi problema laboral ha implicado más tiempo de trabajo, lo que cual no me importa porque estoy encantada con mis nuevas tareas y con la gente que me rodea, pero eso significa menos tiempo para mí y mis pasiones (que son las suficientes como para que no pueda abarcarlas todas con la intensidad con la que acostumbro a hacerlo), aparte de que se me han juntado dos o tres cosillas más, como es mi revisión del cáncer cada ocho meses, las pruebas del preoperatorio para quitarme el quiste benigno de la teta (¿os acordáis los visitadores/as más antiguo de mi blog?) que me descubrieron hace un año, la preparación del viaje a EDITA en Punta Umbría (Huelva) y organización de la venida de los escritores y editores mexicanos amigos, que primero pasan por Madrid y, por supuesto, por mi casa los que quepan.

También estoy preparando el prólogo del nuevo libro de cuentos de Sergio Cuateco, que me lo ha pedido encarecidamente y con esa delicadeza tan característica de todos ellos/as, así como la corrección de estilo, que no es moco de pavo porque escribe tal cual hablan, en el más puro argot, lo cual me parece perfecto y digno de respeto, pero en algunas ocasiones es complicado no meter la tecla porque para un lector español puede llegar a ser ininteligible. Me ha dado total libertad, así que conservando los nombres de las cosas que en el lenguaje popular utilizan y las expresiones más típicas, me he metido a fondo con la parte gramatical. Y es que los mexicanos se comen un montón de preposiciones y conjunciones y el tiempo de los verbos son utilizados de forma un tanto heterodoxa. N`ombre, ¡pinche libro ha escrito el güey Cuateco! Cuenta un chingo de historias en las que habla de batos, de carrujos de marihuana que huelen a mota, de amanecer hasta el chongo, de morras que hacen güeyes a los novios, compas que son buen pedo y terminan dándoles pa’sus tunas a los amigos, güeys que están briagos, mujeres mensas o sonsas esperando un llamado, prostitutas de grandes ligas, de la migra que está culera, de ir de grapa, del pinche congal, de pinche pito guango, no tocar (instrumento musical) ni madre y cantar pa’ la chingada… En fin, que una cosa es el castellano puro y duro, común a todos y que pocos lo hablamos con la corrección obligada, y otra muy diferente es la incorporación de palabros en cada país que nadie, o casi nadie que no haya nacido en él, entiende.


Por cierto, de lo de mi cáncer, todo sigue sin problemas. Ya son seis años resistiendo y espero que sean muchos más. Soy una enferma crónica que ni se siente ni cree que esté enferma y mucho menos crónica. También soy de las que cree que se pueden ganar las batallas si uno se lo propone; quizá no sea un axioma irrefutable pero hay muchas más probabilidades de que se cumpla si uno confía en ello que si se pasa el día lamentándose.


Ritmazo y poesía.

22 abril 2009

Maldita sea....



Maldita sea...

El tiempo devora mis horas... ¿O las horas devoran mi tiempo? Pero sigo aquí y os leo, y cuando ya no puedo más dejo una huella.

¿Dónde estará mi Bipo?

Tiempo (cuando no devora mis horas) y poesía.

12 abril 2009

Y digo yo...


¿Qué será mejor que una buena comida a base de barbacoa de costillas, chorizos varios, butifarra y morcilla con unos buenos amigos/as y después de un café tomarse unas copitas de bebidas espirituosas varias en un corral manchego iluminado por el sol? Después del trayecto de su casa a la mía bajo un cielo azul poblado de nubes blancas he llegado a la conclusión de que merezco otra vida. Mañana no quiero ir a trabajar. Mañana nunca será mejor que hoy.

Chusa, Benja, Lola, Francesco, Clara, Loreto, Sara, Mayo, perros, pájaros, avispas, rosales, pinos, brisa, sol, luz, gracias por vuestra compañía.

Días de luz y poesía.

07 abril 2009

Siempre la misma historia

Ya lo sé, o ya lo intuyo: habrá más de uno/a que piense que me pierde el feminismo... Y lo curioso es que las feministas que conozco me dicen que no lo soy o lo soy insuficientemente. En fin, que cada cual con su opinión y yo con la mía, y a intercambiarlas guardando las formas.

¿Y a qué viene esto? Pues no es difícil de imaginar: las opiniones vertidas por los medios de comunicación y opinadores/as varios sobre Elena Salgado, la nueva Viceprensidenta segunda del Gobierno y nueva Ministra de Economía y Hacienda. ¿Y qué se dice? Lindezas, oiga, del tipo "no reune el perfil", "es una mujer dura y seca", "le falta experiencia", "tiene poco peso político", "se tendría que haber sustituido a Solbes por alguien de más categoría", "está ahí porque Zapatero quiere gente de absoluta confianza"... Y estupideces parecidas.

Lo del perfil siempre me ha hecho mucha gracia; es como si te dijeran que si no te has pasado la vida haciendo tornillos es imposible que llegues a hacerlos nunca. Es como decirte que tu inteligencia y preparación no sirve de nada, que nunca puedes aprender, que sólo sirves para ocupar un lugar en la vida de por vida, que avanzar no es tu destino, ¡tú qué te has creído, cretina! Vamos, que si has estudiado Derecho no puedes escribir novelas o que si has limpiado escaleras no puedes hacer de guía turística porque nadie puede salirse del lugar en el que nos han colocado. Oiga, es que no puede usted tener nariz de ministra si siempre la ha tenido de mindundi. Esto está reservado únicamente a los que nacieron con las napias bien puestas y usted no las tiene. ¡Y encima tiene tetas, joder! ¿Pero se ha mirado en el espejo?

Además, es dura y seca. Vamos que tiene un carácter que no va con su condición de mujer superdulce y megadelicada. De usted se espera otra cosa: que no se parezca demasiado a los hombres, que esos sí que pueden permitirse ser superduros y megasecos; les va en los cataplines, mire por dónde. Y no ponga cara de mosquita muerta que a nosotros no nos la da con queso, que sabemos muy bien de qué va, ¡arribista, más que arribista!

Por mucha experiencia que usted tenga, Dña. Elena, habiendo ocupado anteriormente dos Ministerios y una Secretaría de Estado, además de la gerencia del Teatro Real, y tener fama de buena gestora, no pretenda compararse usted con D. José Blanco, que aunque no haya ocupado nunca un Ministerio ni gestionado otra cosa que un partido político, aparte de ser un chisgarabís, decir tontunas cada vez que le ponen una alcachofa delante, y perder las elecciones gallegas, es un tío legal y preparado, tanto como para llevar todas las infraestructuras del Estado... Y es que, mire, él sí que tiene perfil de Ministro de Infraestructuras porque nació haciendo carreteras, y ferrocarriles, y puentes, y puertos... ¡Ah!, ¿que no lo sabía? ¡Pero mujer, si destila un olor a alquitrán que echa para atrás! ¡Si se le ve a la legua que va como un tren en vez de como una moto! ¡Mecachis en la mar salada, qué ignorante es usted, Sra. Vicepresidenta!

Es que eso de la paridad tiene estas cosas: que ponen a mujeres en puestos de dirección por eso de la cuota, ¡con la de hombres que hay por ahí que no tienen desperdicio! Mire, usted tiene que demostrar que vale lo mismo que un hombre. ¿Y ellos no tienen que demostrar que valen lo mismo que una mujer? ¡Pero en qué mundo vive usted, señora! ¿No han demostrado ya los hombres que pueden fregar unos cacharritos y pasar el plumero por las estanterías? Pues ahí lo tiene: pueden hacer las cosas igualito que una mari de las de siempre. ¡Pero si es sencillísimo!

¡Tócate los ovarios!

IGUALDAD, IGUALDAD, IGUALDAD Y SÓLO IGUALDAD, y poesía.

04 abril 2009

Presentación en Madrid de Fiebre y ciudad, de Andreu Navarra Ordoño

Bueno, pues parece ser que por fin tengo todo el material para contaros este evento tan esperado y del que, creo yo, disfrutamos todos los asistentes. Desde luego yo disfruté a rabiar y sé que Andreu Navarra también.

Lo hicimos en el Centro de Arte Moderno, una librería-galería que organiza todo tipo de actos, desde encuentros de performers, lecturas de poesía, diálogos con escritores reconocidos y no tanto, exposiciones de todo tipo de arte, presentaciones de libros, talleres, etc, etc. Son personas que apuestan por gente de futuro sin olvidarse de los consagrados y muy abiertos a cualquier propuesta que tenga que ver con el arte y con la literatura, incluso también con la música aunque desgraciadamente esa forma de expresión artística requiere espacios más amplios y el suyo es más bien recogidito pero muy agradable y cómodo.

El marco fue original porque en la sala donde se realizan estas actividades había una exposición de pintura en la que se reproducían perros de grandes obras de Museo del Prado extrayéndolas de los cuadros, es decir, tal y como lo muestra esta foto aunque cuadro y perro se exponían por separado.


Así que, pendiendo sobre nuestras cabezas dos figuras de perro, iniciamos la presentación con la asistencia, sobre todo, de amigos y conocidos, muchos de ellos artistas plásticos (Benito Lozano entre ellos) y alguna poeta incipiente como es Donce, con la que empecé una amistad bloguera y el día de la presentación tuve la satisfacción de conocer. Es gracioso que me agradeciera que la invitara cuando la que realmente estaba agradecida por su presencia era yo. ¡Y encima fue una de las pocas que compró el libro! Joven, guapa, cariñosa y divertida: así la vi yo, además de amante de la poesía y de una exquisita sensibilidad por lo que he podido comprobar leyendo su blog. Y es que en actos como estos es difícil poder dedicarle demasiada atención a nadie por mucho que apetezca. Mil gracias querida Donce (ya ves, Comendador, por fin tus dos más fieles admiradoras se han conocido).


Donce, la dulce.



Como en otras ocasiones incié yo el acto contando cómo conocí a Andreu, cómo llegamos a ponernos de acuerdo y de qué manera me inspiró su poesía para acabar metiendo su libro en una jaula y acompañar sus textos con fotografías hechas por mí y
tuneadas después digitalmente. Sin olvidar manifestar la satisfacción que para Diógenes Internacional ha supuesto editarle este libro-objeto.


Andreu eligió para la presentación a un gran amigo suyo: Luis Miguel Madrid, persona de múltiples registros culturales y excepcional dialogante, con el que quedé para conocernos dos días antes de la presentación y después de cinco horas sin parar de hablar con él consiguió que mi atención no mermara ni un ápice hacia su discurso, y ello a pesar de haber alegrado la velada con diversos brebajes etílicos...

Hablar de
Luismi es hablar de poesía, teatro, negocio hostelero (cuando vengáis a Madrid o los que ya vivís aquí no dejéis de visitar su Librería-champañería María Pandora, en las mismas Vistillas; un local muy interesante y con gran encanto), edición en Internet (Revista Babab), espectáculo, promotor, y estoy segura que muchas cosas más que todavía no conozco. Un hombre de calibre y con esa sabiduría que da la humildad y una contemplación positiva de la vida.


Me hubiese gustado transcribir aquí su intervención (deliciosa) pero no la he recibido por e-mail tal y como se lo pedí, supongo que debido a que quiere incluirla en la reseña de la presentación que está preparando para sacar en Babab y no quiere que nadie se la pise. Yo haría lo mismo en su lugar, así que por mi parte está disculpado. Eso sí: yo le envié las fotos que hizo Antonio Novillo, fotógrafo y miembro de la dirección de Diógenes Internacional, pero es porque sabía que iba a adelantarme a la hora de contar cómo transcurrieron las cosas.


Y, por último, habló Andreu con la sencillez que le caracteriza y contó también cómo vivió nuestro encuentro cibernético en su día y la amistad que le une a Luismi, con el que ha colaborado en numerosas ocasiones mediante artículos en su revista virtual Babab, de la que es un asiduo comentarista y, para mí, de los de mayor calidad. Después nos regaló con la lectura de algunos de sus poemas, y sin ninguna pregunta posterior por parte del público, finalizó la presentación con cañitas y picoteo en la taberna de enfrente.

Como no podía ser de otra manera, algunos acabamos la noche en la
Champañería María Pandora, donde Luismi nos había reservado un apartado y nos obsequió con unas botellas de ese burbujeante elemento que no puede faltar en ninguna celebración de la que se sale con la sonrisa puesta por haberla disfrutado en la mejor compañía.

No sé cómo lo vivieron los demás, pero yo lo viví así: feliz.

Satisfacción y poesía.

FOTOLIA