Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

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09 enero 2008

Volar

Cuadro digital de José Mayoral

Ya que inevitablemente tengo que respirar este aire inmundo que circula por Madrid, me gustaría ser un gorrión y pasarme el día sobrevolándola. Y de vez en cuando posarme en algún balcón para descansar, como hizo ayer uno de esos pajarillos en el mío, que no se asustó ni cuando el gato, al verlo, se lanzó hacia los cristales como un loco. Luego, sin prisa, se marchó tal y como vino. ¡By!

Y yo, también vuelvo a remontar el vuelo otra vez, hasta dentro de seis meses. He pasado de nuevo la revisión: las pruebas dicen que sigo limpia. Me queda todavía la visita al hematólogo, pero el informe dice lo que dice y sé que volverá a felicitarme. Se pone muy contento cuando comprueba mi buena marcha, y sé que lo hace de corazón. Es un buen tipo. ¡Pues a disfrutar de los colores de la luz!

Hoy he escuchado una noticia en la SER que me ha flipao: lo más in en cirugía estética, o plástica, o como se quiera llamar, es retocarse la vagina... No, no son los labios del clítoris, ¡es la vagina! Es que mira, hija, se "ve" fatal, no tiene una forma bonita; me gustaría darle un aire así como de ánfora romana, o quizá de torpedo...

Quisiera pensar que quien lo haga será para obtener más placer (lo que tendría sentido), o para que, además del suyo, también lo obtenga su pareja, compañero, ligue, o lo que sea, en caso de alguna deformación que lo impida. Realmente me dan escalofríos pensar que pueda haber mujeres que lo hagan unicamente por estética. Me parecería no sólo ridículo sino, lo que es peor, también patético. Pero, en fin, cosas peores vemos cada día que parecen dejarnos fríos aunque son verdaderos escándalos respecto del comportamiento del ser humano.

Gorriones y poesía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uf, Maribel, me alegro mucho. Te deseo una vuelo largo y feliz, como te mereces. Efectua las paradas necesarias para seguir gozando de los pequeños placeres que, sin duda, van apareciendo a lo largo de nuestra vida, aunque a veces una venda nos impida percibirlos. Son tan efímeros... Un besazo. Àngela

FOTOLIA