Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

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22 marzo 2008

Santa Semana


















Tembleque, casi puerta de La Mancha, es ese ese espacio perdido entre viñedos y olivos al que puedes mirar desde cualquier ángulo que se te ocurra. Siempre encuentras el momento y el lugar para extasiarte, si es que lo buscas. No importa que la mañana se presente gélida o el atardecer ventoso. Lo mismo da que la noche sea oscura o el día gris, que las estrellas brillen como soles o el sol como miles de estrellas juntas. Nunca te cuestionas cómo y cuando se presenten las cosas si sólo buscas su belleza, y la belleza siempre surge como si necesitara de ti tanto como tú necesitas de ella. Yo necesito de ella.

Tembleque es ese bello pueblito en plena llanura manchega en el que me refugio para trabajar mis libros, para pasear por el campo, para ver las estrellas que Madrid me niega, o para oler la hierba fresca y escuchar el canto de las aves -a veces es como un grito- cuando abro la puerta del corral por las mañanas para que salga mi gato y, si hace sol, dejar que éste entre hasta el fondo, también de mí. Por las noches el silencio es casi absoluto, como un compañero cómplice que te comprende sin que medien palabras. Por el día, sobre todo en en invierno, el olor de la leña encendida te devuelve al pasado más entrañable, a la cocina de la casa de la abuela, a los finales de verano en la Sierra de Gredos, a las hogueras de San Juan en las playas de Tarragona.

He querido reflejar en estas cuatro fotos lo que mis sentidos me han susurrado al oído estos días: calma, luz, tradiciones bellas aunque no compartidas, paisajes infinitos, silencio, y una pizca de travesura, quizá para romper la solemnidad. Y esa lo reflejo en mi última foto, a la que podríamos titular, imitando las "disoluciones" de mi querido Pedro Ojeda, "disolución de paso de semana santa".

Porque todo acaba disolviéndose como un azucarillo, sobre todo los sueños. Ni siquiera sirve intentar atarlos con cadenas y colgártelos como un collar. Siempre acaban escapándose por cualquier rendija, huyen de ti, de su carcelero. Yo también lo haría.

Calma y poesía.

5 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Veo que han sido unos días de calma.
"Olor a leña encendida", qué hermosos son los recuerdos.
Las fotos, muy buenas, todas ellas centradas en la luz. Como creador del género, te doy un sobresaliente por tu disolución.
Besos.

Isabel Huete dijo...

Sí, la calma ha sido la tónica general y una buena terapia para salir del agobio de la ciudad. Y sí, es hermoso recordar cuando los recuerdos también lo son y añaden positivismo a la vida. Los malos recuerdos es mejor olvidarlos.
Gracias por el sobresaliente, creo que es el primero que me dan en mi vida... :-))
Besotes.

jg riobò dijo...

Gracias por tu visita.
Tu blog ya lo conocía vía Luis Felipe Comendador, amigo de la infancia.
Buenas disoluciones.

Isabel Huete dijo...

Gracias a ti por la tuya. Entro muchas veces en tu página, que también conozco a través de Luis Felipe. LF sabe escoger bien a sus amigos, al menos a mí me parecéis todos/as la mar de interesantes, por eso os leo. Me gustaría linkearte, ¿puedo?
Un besazo.

jg riobò dijo...

Puedes sin problema.
Yo te añado también.

FOTOLIA