Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

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15 abril 2008

Ayer me acordé...

... de una de las experiencias más bellas que he tenido en mi vida. Fue en Japón, en mi viaje de novios, hace ya muchos años.
Después de decir esto, y aunque parezca mentira, en realidad fue un viaje fatídico porque en él se inició lo que tres años después sería mi separación y posterior divorcio. Padecí por primera vez un ataque de pánico, o de angustia, o de ansiedad, da lo mismo, creyendo que iba a morirme porque tuve la sensación de que la tierra se abría bajo mis pies y sería engullida por ella. También la mente dejó de responderme, oscilando de un lugar a otro sin poder controlarla; el corazón perdió su ritmo habitual y el aire parecía negarse a entrar en mis pulmones... Entonces no lo sabía, pero todo era consecuencia de haber tomado la decisión de casarme sin desearlo en realidad. Pero es una historia demasiado complicada y larga como para entretenerme ahora con ella.

La mente es selectiva y huye de los huecos oscuros buscando siempre la luz. Y mi luz en aquel viaje fue la visita a un templo budista, creo que en Osaka aunque no estoy del todo segura.

Como en todos los templos consagrados a Buda, debes descalzarte para entrar, y por razones que desconozco, cuando te descalzas en un templo las pisadas se vuelven más ligeras, quizá porque el suelo en este caso era de grandes tablones de madera. A mí desde luego me llamó la atención sentir la necesidad de andar como en volandas, pero sobre todo me sorprendió que tras cada pisada podía escuchar el eco de un trino, muy suave y armonioso, y de distintas tonalidades. Era como una música suave y lejana, algo triste. Creí que salía por algún altavoz pero no conseguía descubrirlo. Al final tuve que preguntar porque sonaba a gloria celestial, de la de verdad.

Y la explicación era tan sencilla y mágica como que el suelo tenía una cámara debajo en la que se colocaban una especie de clavos de metal a pocos milímetros de la madera, de manera que cuando pisabas y ésta entraba en contacto con ellos, emitía un sonido tenue que pretendía imitar el canto de los pájaros. Creo que desde entonces amo la delicadeza de la sabiduría oriental. Es increíble que la mente humana, tan capaz de perpetrar los horrores más espantosos, sea también capaz de crear las cosas más delicadas y bellas. Supongo que es el yin-yang que lo domina todo, el universo de la oscuridad frente al universo de la luz. Por eso creo que no podemos mirar sólo hacia uno de los lados, sino de frente, escudriñando el horizonte para descubrir la belleza. La hay, y mucha.
Belleza y poesía.

7 comentarios:

jg riobò dijo...

Has descrito muy bien un ataque de ansiedad-angustia. Lo sé pues fuí testigo de uno muy parecido.
El refinamiento oriental es la envidia de todo occidental. Todo es sutil y armonioso.

Pilar dijo...

De ansiedad y angustia sé bastante, lo he vivido en mis propias carnes...algún día hablaré en mi blog de ello.
Así que sólo puedo decirte que efectivamente, después de llegar al abismo del sufrimiento, de haberlo superado (lagarto-lagarto, que yo no las tengo todas conmigo)he alcanzado una aceptación de mi misma lo primero y seguidamente de los que están a mi lado.
A veces pienso que stoy vacunada de la tristeza. He llorado tanto, que ahora tengo los ojos secos.
A veces he llegado a pensar en que el sufrimiento en mi caso no ha sido tan inútil, aunque esto suene a masoquista. Me ha hecho sensible a muchas cosas que estoy seguro que los que van por el mundo con orejeras no las sienten.
Puedo decir (en bajito, casi no me atrevo, porque parece una irresponsabilidad) que soy feliz, moderadamente feliz. Mi vida no ha cambiado en gran medida, he sido yo quien lo ha hecho. Y por eso pienso que todo está aquí dentro.
De espiritualidad, otro día hablaré en mi blog.
Perdona por aprovecharme de tu espacio y haberme enrollado tanto.
Estoy en sintonía, un abrazo fuerte, Isabel.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Yo tardé algunos años más pero me di cuenta a los pocos meses.
La belleza está en esas pequeñas cosas que subrayan la armonía.
Besos. Una entrada hermosa.

Teresa dijo...

He sentido el mundo oriental bajo los pies y también esa ansiedad que produce la equivocación.

Isabel Huete dijo...

Sí, Javier, un ataque de angustia es de las cosas peores que a uno le puede pasar, sobre todo cuando desconoces que lo es y empiezas a imaginar otras enfermedades que te inducen a sentir miedos irracionales. Creo que algún día entraré en ese tema en profundidad porque mucha gente los sufre, con mayor o menor intensidad, y no lo sabe. Besitos

Pilar, escribe lo que quieras y cuanto quieras. Te entiendo perfectamente porque yo tiendo también a "discursear", pero salvo que alguien me llame pesada, seguiré comentando las cosas como las siento y en la dimensión que crea que necesito. Supongo que es que tenemos una cabeza con muchas cosas dentro que necesitamos sacar a la luz. Aquí, desde luego, tienes tu casa para hacerlo. Y no bajes la voz para decir que te sientes feliz... ¡Esas cosas hay que gritarlas! Parece mentira los pudores que a veces tenemos, como si temiéramos que los que no lo pueden decir se fueran a sentir "agredidos". Si alguien te quiere, ¿como no congratularse con tu felicidad? Si no lo hacen es que no te quieren en realidad.
Yo también he tardado, pero al fin lo he conseguido: me siento feliz y me basta la medida en la que lo soy. No creo en la felicidad absoluta, pero la mía es bastante respetable.
Eres un cielo.

Creo que la armonía es parte importante en la sal de la vida, Pedro. Nunca es tarde para descubrir la belleza de las cosas y, además, nunca se acaba porque siempre hay algo nuevo y bello que descubrir.
Besazos

¡Hola Bipolar! Me alegra verte por aquí. ¿Sabes?, tienes uno de los blogs que visito más original. Me gusta, y también lo que escribes. Sentir lo que dicen los demás, poder identificarse con ellos, denota gran sensibilidad. Es un lujo. Mil gracias y besitos grandes.

Anónimo dijo...

Frente a esta pantalla, escudriñando el horizonte en las letras de esta entrada... encontré hoy la belleza!
Aaaayyyy qué chuli!!

Besitos

Isabel Huete dijo...

Jo, donce, me encanta cuando entras y comentas, pero todavía no sé si tú tienes blog para visitarte... ¡Es que me encantaría!
Gracias por tu comentario.
Besotes

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