Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

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14 agosto 2008

Corazón de pensión

Mont-St.-Michel (Francia)

Alberto B. es uno de mis mejores amigos pero al que apenas veo desde que se casó y embarazó. Me jode que estas cosas pasen, que el paso a una nueva forma de vida -supongo que más feliz para él, y me alegro- obligue a marcar distancias. No es que su mujer, se oponga a nada -supongo- pero es como que hay que despedirse de las charlas interminables con la cervecita acompañándonos, de intentar cambiar el mundo, de la descontaminación cerebral, de compartir muchos principios y otros no, de la sinceridad y ternura de las palabras, de la admiración mutua, de los abrazos sin compromiso.

Ayer me llamó después de un montón de tiempo para decirme que su hija le tiene absorbido el tiempo, y también absorto. Me lo imagino de padrazo mimoso, y también harto algunas veces de tanta atadura. Me alegré infinito oírle al otro lado del teléfono, pero no pude evitar pensar que el hecho de que me llamara aprovechando que sacaba al perro es mala señal. Y cuando digo mala señal es que no se siente libre de hablar conmigo -o con otra mujer- delante de la familia. Quizá sea una paranoia suya, o quizá no. Conozco a su mujer y es una tía estupenda y divertida, pero no he llegado a saber de ella apenas nada más, salvo que hay intereses que tiene Alberto que ella no comparte, como es, por ejemplo, la política. Y él es una persona muy comprometida con la izquierda muy izquierda, además de sindicalista, y solidario. Como yo, estudió Políticas y se le nota que lo lleva en la sangre, pero cuando al inicio de su matrimonio nos juntábamos varios amigos politizados hasta las cachas, si venía su mujer debíamos contenernos de hablar del tema. Pero se nos acababa escapando y ella se sumía en un absoluto silencio y empezaba a bostezar. Alguna vez se fue, y lo puedo comprender, pero él, que es una persona respetuosa y educada, se sentía incómodo, limitado, forzado a no seguir mucho más tiempo con nosotros. Lo que luego pasara en su casa, si pasaba algo, no lo sé porque también es la discreción personificada.

Le quiero un huevo por muchas cosas y por muchas experiencias que hemos vivido juntos, algunas realmente divertidas y otras no tanto, y eso a pesar de que la diferencia de edad (a favor suyo, que es más joven) es bastante notable aunque creo que mentalmente esa diferencia va a mi favor. Y ahora me dice lo que ya sospechaba yo, y temía: que se va a vivir a Talavera de la Reina, de donde es y vive la familia de ella, a trabajar en el negocio familiar. Se me aleja aún más y no me divierte nada aunque me diga que tendrá una habitación de invitados para que vaya a visitarlos, que al fin y al cabo sólo son 130 km. desde Madrid, a un paso, vamos. Y sí, sí, yo sé que todo eso es verdad y que sería recibida con cariño, pero ya no está ahí cerca, sabiendo que si en cualquier momento lo necesitara no dudaría en acudir en mi ayuda como yo haría con él.

Sé que le apetece vivir en un sitio más tranquilo que Madrid, alcanzar mayor calidad de vida, y que quizá en una ciudad pequeña como Talavera lo consiga, pero siento como si me avisara con antelación de que va a dejar la habitación que ocupa en mi corazón de pensión. Siempre me pasa cuando siento que se aleja un amigo o amiga. Me gusta tener todas las habitaciones ocupadas y recorrer por las noches los pasillos escuchando detrás de la puerta para comprobar que todos descansan y respiran tranquilos. Pero también sé que algunos sólo están de paso y que un día u otro recogerán sus cosas y se marcharán. Sé, también, que vendrán otros y dejarán su huella sobre el cojín del sofá. Todos dejan siempre algo que mantiene su presencia en el polvo volátil que nunca desaparece, o yo lo creo así.

Y es que los amigos, los de verdad, nunca dejan de estar aquí dentro.

Amistad y poesía.

11 comentarios:

lavelablanca dijo...

Delicioso descubrimiento. Procuraré visitarlo con más detenimiento.

Salud.

Isabel Huete dijo...

¡Hola velablanca! Gracias por traspasar mi puerta. Jo, los de Burgos sois tropecientos. Me encanta.
Creo que hoy has sido uno/a de los que yo he visitado, de los bibliotecarios. Me habéis hecho pasar un buen rato. Yo también repetiré.
Aquí tienes tu casa.
Un besazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Hay muchos Albertos/as B. Así va la cosa.

Isabel Huete dijo...

¿Que cosa, Pedrito?
Besitos.

Merche Pallarés dijo...

Precioso tu post sobre tu amigo. Siento lo que sientes, su partida aunque no sea muy lejos pero partida al fin y al cabo. La vida, lo tengo comprobado, está hecha de despedidas... Besotes, M.

Isabel Huete dijo...

Sí, Merche, la vida está hecha de despedidas pero a pesar de saberlo y de haber perdido todas las veces la batalla, me sigo rebelando porque no lo acabo de entender. Y es que yo pienso que la vida está hecha también de amigos, y los amigos no deberían perderse nunca. De mis amigos y con mis amigos he aprendido practicamente todo lo que sé.
Un besazo.

Psiko dijo...

Hola!
Es cierto que (en mi caso) se pierde la intimidad que tenía con algunas de mis amigas. Tampoco sé la causa, supongo que es algo inconsciente por las dos partes.
Me encantó tu post, voy a dar una vuelta para conocer más :)
besos

Isabel Huete dijo...

Gracias, psiko, y bienvenida. Yo también te visité y me gustó.
Yo sé que la amistad es como "un pasar" por la vida de cada uno, pero cuando los amigos/as son de muchos años, me jode verlos irse, o alejarse. Debería ser un sentimiento que perdurase sin interferencias.
Un besote.

jg riobò dijo...

Los celos sobrevuelan.
También ocurre al revés que te abandonan al juntarte y procrear.

Teresa dijo...

Quizás no tenga nada que ver con los celos, sino con las "mentes peligrosas"...

Isabel Huete dijo...

Bipo, es que hay algunas mentes que tienen mucho miedo y se defienden a mordiscos.
Besitos.

FOTOLIA