Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

SOLIDARIDAD CON HAITÍ
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31 octubre 2008

Lluvia perversa

Madrid. Pº del Prado (I. Huete. 2008)


Y las gotas de lluvia resbalando llorosas por el cristal no me dejaban ver el bosque.

Lluvia y poesía.

Mar-i-posas


Mar-i-posas a los pies de mi cama.
Día y noche.
Sueño con volar como ellas.
No pueden volar.
No puedo soñar.
No somos.

Mar-i-posas y poesía.

30 octubre 2008

Hoy es el Día de las Mujeres Muy Guapas y Listas Que Te Cagas

Hoy he recibido a primera hora de la mañana este mensaje de una amiga muy querida y quisiera que su contenido llegara a todas las mujeres que me lean y también, cómo no, a los hombres. Nosotras debemos creérnoslo y ellos deberían vernos de la misma manera, simplemente porque así somos. 

Y quien se atreva a decir otra cosa que no deje de mirar a la espalda de su ordenador... ¡La maldición caerá sobre su pantalla!


Preciosas, bonitas, intrépidas, divertidas, fabulosas. ¡¡¡Viva nuestro día!!!

Hoy es el Día de las Mujeres Muy Guapas y Listas Que Te Cagas. Por lo tanto, envía este mensaje a las que crees que corresponden a esta descripción. Por favor, no me lo reenvíes a mí porque yo ya lo he recibido de una Mujer ¡Muy Guapa y Lista Que Te Cagas!

Y recuerda vivir con este lema: La vida NO debe ser un viaje a la tumba con la intención de llegar segura, en un cuerpo atractivo y bien conservado sino, más bien, llegar patinando de lado, con chocolate en una mano, una copa de vino en la otra, hecha polvo y gritando:¡¡¡uaaaau, qué viaje!!!

Preciosas, bonitas, intrépidas, divertidas, fabulosas. 

¡¡¡VIVA NUESTRO DÍA!!!

MUJERES GENIALES y poesía

28 octubre 2008

Una Olla de todo menos podrida...

Así vi yo Burgos desde el mirador del Castillo



Así nos vio Francisco O. Campillo a las chicas
y yo le he dado el toque "retro"



Así vi yo a las chicas con Francisco, enmarcadas como reinonas que son
(Merche Pallarés, Antònia y Pilar)


Así vi yo el paisaje Burgalés cerca de Arlanzón: otoñal como la vida misma


Así vi yo la caminata por el sendero de una vía férrea
que nunca albergó tren alguno


Así vi yo lo que después nos comimos acompañado
de un buen Ribera del Duero



Así vi yo los amorosos especímenes burgaleses que
nos hicieron los honores...

¡Pa comérselos!









Así vi yo la acequia que pasa por el Albergue que nos dio cobijo


Y es que yo tengo una mirada un tanto peculiar...

Había pensado poner nombres a los especímenes, pero mejor será que cada uno se aplique aquél con el que más se identifique. Aquí todo es al gusto, para que luego no se diga.

Yo sólo puedo asegurar que ninguno me resultó indiferente y todos/as me parecieron gente de buen comer, buen hablar y buen sentir, lo cual no deja de ser un lujo para los tiempos que corren. Fue tan agradable que resulta difícil de creer.

Eché de menos a Javier Riobó, a Mafi (aunque pudimos compartir con ella una copita la noche anterior), a Pilar (aunque nos acompañó en otras horas), a Globófago (aunque pude conocerlo unos minutillos con cervecita en mano), a Dianna (que sé que se quedó con las ganas en su Mallorca, mordiéndose las uñas), y a tantos otros que por la distancia y los compromisos no pudieron acercarse.

Una puede ser mayor y sentirse como una niña feliz después de una acampada con los/as compis del cole. No jugamos a la pelota ni saltamos a la comba pero hicimos el mejor ejercicio que se puede hacer: cultivar la amistad.

Va por vosotros, corazones.

Poesía, poesía y poesía.

22 octubre 2008

Un merecido homenaje para una gran persona y poeta: UBERTO STABILE

Uberto Stabile. (Fotografía robada del blog de Inma Luna)


REPORTAJE 
(Edición valenciana de EL PAÍS)

Homenaje sorpresa a un agitador

Un grupo de amigos reconoce la labor de Uberto Stabile, poeta, editor y activista cultural de la Valencia de los ochenta, en su regreso a la ciudad
XAVIER ALIAGA - Valencia - 20/10/2008
  
Pese a su extenso recorrido como poeta y agitador cultural, Uberto Stabile (Valencia, 1957) es un personaje poco dado a la autocomplacencia. Quizá por ello, la única forma de someter su rico perfil al reconocimiento público era pillarle desprevenido. Aprovechando una visita a Valencia el pasado fin de semana para presentar su nuevo libro, Línea de fuego (Brosquil, 2008), y dar a conocer la Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos (RIEPA), en la que trabaja actualmente, un grupo de poetas de su generación y de posteriores hornadas le tributaron un homenaje sorpresa la noche del sábado por su "contribución a las letras hispanoamericanas al posibilitar la edición a poetas noveles de uno y otro lado del Atlántico y facilitar la labor a las editoriales alternativas", explicaron los promotores, Alicia Martínez e Isaac Alonso, gestores del café literario El Dorado, lugar de la incruenta emboscada. Detrás del reconocimiento, nombres como Alfons Cervera, David González, Antonio Orihuela, Antonio Méndez Rubio, Yolanda Pérez Herrera, José Luis Falcó, Agustín Calvo Galán, Quique Falcón o Carla Badillo, entre otros representantes de dos o tres generaciones literarias.

En Valencia "ahora está todo más bonito, pero es una ciudad gris"

Algunos de estos nombres coincidieron con Stabile durante el efervescente período de los ochenta, años en los que funda el café literario Cavallers de Neu, en 1983, imprescindible foco cultural del barrio del Carmen, o la Editorial Malvarrosa, en la que dan sus primeros pasos literarios Julio Bustamante, Adolf Beltran, Julio Máñez, Vicente Muñoz Puelles o Gonzalo Santelices. En 1991 deja Valencia y desde entonces su labor se ha centrado en el área editorial y de difusión cultural a través de revistas, editoriales, colecciones y certámenes como Palabra Ibérica, dedicado al intercambio entre poetas de España y Portugal, o el Salón del Libro Iberoamericano de Huelva. Tiene además dos decenas de libros pblicados entre poesía y ensayo.

EL PAÍS conversó con Stabile el viernes, antes de que tuviera constancia de que iba a ser homenajeado en una ciudad en la que no vive desde hace 17 años. Una distancia física y temporal que da aliento a la nostalgia: "Lo de Cavallers de Neu era muy divertido, había una convivencia genial entre pintores, escritores y músicos. Por allí pasaba todo el mundo, desde cantautores como Remigi Palmero y Bustamante, a pintores como Miquel Navarro y escritores en catalán y castellano", dice, y recuerda al desaparecido Josep Vicent Marqués, Pere Bessó, al propio Cervera, Carmen Alborch y Ricard Pérez Casado. "Además, el local estaba situado estratégicamente, entre teatros, y eso hacía que mucha gente de fuera pasara por allí", puntualiza. "Valencia era una ciudad muy viva, estaba menos desarrollada tecnológicamente pero era mucho más moderna. Había más libertad y más creatividad y gozaba de una salud intelectual increíble. Era una ciudad caliente y valiente, con miles de tertulias e infinidad de actividades culturales. Había más movimiento civil". "Ahora está todo más bonito y ordenado, pero es una ciudad gris desde el punto de vista intelectual, porque la cultura en general está enganchada al poder", añade, si bien reconoce que en sus últimas visitas a Valencia detecta "signos de que se mueve algo como respuesta a la producción cultural institucionalizada".

Stabile siempre ha tenido voluntad de estar al otro lado. "Yo he editado siempre. Con 18 años hacíamos revistas que luego nos enteramos que eran fanzines", dice, con cierta sorna. Y el interés de dar a conocer el trabajo creativo de otros nunca le ha abandonado. Su última aportación es RIEPA, red editorial alternativa de la que destaca su carácter profesional y la filosofía del producto bien acabado y presentado. "El reduccionismo de que lo alternativo es cutre, pasó a la historia. El comunicador debe tratar de sacar un producto de calidad no sólo en el formato, sino también en los contenidos". "No se trata de un movimiento contra nadie, sino a favor de... Lo alternativo debe contemplar una mirada seria pero atractiva. Hasta ahora el discurso era serio pero triste y derrotista. Interesa una posición mucho más optimista y eso viene dado por la toma de conciencia: uno no es como reflejo del otro, sino porque cree en lo que hace", razona Stabile. Una filosofía al servicio de lo que denomina "bibliodiversidad", una adaptación a la literatura del conservacionismo ecológico. "Es un concepto paralelo a lo que ocurre con el medio ambiente. Hay que trabajar para que las pequeñas editoriales, las que mejor se adaptan a los lectores exigentes, sean visibles e imprescindibles", acota.

El esfuerzo editorial y de difusión cultural no le ha impedido desarrollar su faceta creativa. Desde que apareciera En torno a un mar (1980), ha ido acumulando una solvente obra poética y ensayística. La línea de fuego, una de sus últimas aportaciones, presentada el viernes en Valencia, es una antología de sus poemas "a pie de calle", los de contenido más social y político, que abarca todos sus períodos creativos. Unos versos, en forma de líneas de fuego que, como alerta Antonio Orihuela en el prólogo, no han perdido vigencia pese al tiempo transcurrido "porque, sencillamente, continúa vigente la pesadilla que les dio forma entonces".

Un lujo de amigo y poesía.

21 octubre 2008

Alma de otoño

Foto de Isabel Huete (2008) dedicada a Javier Gª Riobó

Cuando escribí en una entrada, cercano ya el otoño, que me gustaba fotografiar los rizos de las hojas que siembran el suelo, me comentaste, Javier, que esperabas que mostrara alguna y aquí la tienes. Tengo más que iré poniendo cualquier día que se me ocurra. 

Y es que llevo días con el alma teñida de otoño, que no significa que me embargue la tristeza o la pesadumbre, sino un sentimiento de renovación y de frescura. Yo me limpio con el agua de lluvia y olfateo el viento mirándolo de frente, con los pulmones abiertos en canal. Trepo los cúmulos de nubes como si fueran montañas, intentando alcanzar su cima para dejar mis sueños ondear como una bandera; paseo descalza sobre la hierba enmarañada salpicada de gotas de rocío para sentir la frescura de la mañana; fotografío en mi retina las sombras doradas del atardecer y el reflejo que siembra de luces los campos hambrientos. Me cobijo bajo los árboles dejando que las hojas que van muriendo formen una guirnalda sobre mis cabellos, y corro después con los brazos extendidos para abrazar las horas cálidas del tiempo que ha de venir. Y espero. Espero olvidar todo lo que no sea esto.

Alma de otoño y poesía.

16 octubre 2008

Pa la olla arlanzonera

FOTICOS DEL ALBERGUE DE ARLANZÓN (Burgos)



Para envidia de los que no vengáis, este es el lugar donde el próximo día 26 nos vamos a encontrar y a poner como cerditos los blogueros, dispuestos a comernos un buen plato de olla podrida, o mejor sin pudrir. ¡Dianna, prometo guardarte un peazo chorizo y una infusión de vinazo!
Por cierto, ¿es que nadie le ha dicho nada a Javier G. Riobo que no sabe de qué va esto? Porfa, que alguien se lo cuente que me apete mucho que venga y conocerlo.
No vamos de boda, que conste, sino de olla: la que se nos pinzará a todos a poco que nos veamos los caretos. Jejeje por aquí; jajaja, por allá; jojojo, por la veredita del río; jujuju, siguiendo la vía del tren... ¡Ummm, qué apete! Charla y risas. Amigos.
Olla y poesía.


15 octubre 2008

¡Estúpidos tacones!

Me pregunto si alguna mujer no intentó de niña calzarse los zapatos de tacón de su madre. Creo que todas en un momento u otro lo hicimos porque identificábamos los tacones, como el pintarse los labios o ponerse colorete, con la edad. No sé si es que no queríamos ser niñas o es que queríamos hacernos mayores deprisa, probablemente para presumir. La madre de las zapatillas y la bata de casa, con la cara limpia y el pelo enredado, se convertía en una especie de princesa de cuento cuando se arreglaba para salir. Admirábamos la transformación y queríamos ser como ellas porque sospechábamos que tras la puerta había un mundo mágico en el que sólo cabían los adultos.

Mis primeros zapatos de tacón me los puse a los 15 años, y eran de mi madre. Unas sandalias azules que me hacían un daño espantoso, pero las sufrí con resignación durante toda una tarde; hasta bailé con ellas en la típica fiestecilla de pandilla veraniega. Cuando llegué a mi casa creí que mis pies nunca más lograrían apoyarse en el suelo de forma normal de tantas llagas como me produjeron. Pero no fue así y durante muchos años llevé zapatos de tacón, en invierno y en verano; con lluvia y con sol; en bodas y en reuniones; en cualquier lugar en el que me encontrara.

Llevé tacones imposibles y alzas más imposibles todavía, incluso llegué a calzar un 35 cuando en realidad calzaba un 38, todo porque pisaba mal y al darlos de sí se me acababan saliendo; no se me ocurrió otra "feliz" idea que ir achicando el tamaño para evitarlo. Quería parecer más alta, más estilizada, más femenina, más atractiva, y quizá también más distante.

No me importaba si cada vez me cansaba más o me dolían más los pies y la espalda. Tenía que arrasar, irrumpir en todo lugar y ante todo tipo de gente como un chorro de lava, y dejar huella. Los tacones eran parte de mi identidad... o eso creía yo. Y luego llegó mi ex, tan estupendo y tan pijo él, diciéndome que si no tenía las piernas suficientemente largas y finas, que si no era demasiado alta (1'67 le parecía poco), que si no tenía suficiente glamour... Y, ale, yo a subirme cada vez en andamios más altos para no defraudar. Hasta que conocí a un hombre bastante mayor que yo que me avisó: tendrás problemas de espalda, y de digestión, y de circulación por ir subida en esos tacones. ¿Qué os pasa a las mujeres que por querer parecer más bellas os ponéis cosas tan antinaturales? Comprendí cuánta razón tenía y decidí enmendarlo: desde hace casi veinte años apenas me pongo tacones, y si me los pongo no pasan de 5 cm. y sólo en ocasiones bastante especiales. Mi cuerpo lo ha agradecido, lo sigue agradeciendo, pero las consecuencias ya son irreparables. Tengo la espalda hecha cisco, los pies hechos un poema y la circulación reclamando duchas de agua fría y masajes a cuatro manos.

El problema es que aunque quiera pasar de las dichosas modas no me dejan. Ayer, buscando unos botines negros cómodos, me tuve que cabrear con varias zapaterías de Madrid por no tener nada que se ajustara a mis necesidades. Que si quieres caldo, toma dos tazas. Vayas donde vayas no encuentras calzado que no sea en punta, y si lo hay chato, es completamente plano (que tampoco) y de plástico. Si lleva poco tacón, es fino filipino; si es de tacón grueso, como yo lo quiero, mide más de 5 cm. o tiene alza. Pero lo que son unos botines negros, sin punta estrecha, de tacón de 2 o 3 cm. y de la anchura de todo el talón, pues como que no. ¡Es que lo que usted busca ya no se lleva! Pues vale, mujer, pero tampoco estaría mal que fabricaran para todos los gustos. Quizá los podría encontrar en la gama de zapatos ortopédicos... Apreté los puños para no lanzar las manos a su delicada garganta. En las cinco zapaterías que miré y pregunté poco más o menos me dijeron lo mismo, así que me marché a casa con la cabeza baja e invadida por los más oscuros instintos asesinos.

La moda... ¡Qué imbéciles somos! Somos capaces de dejarnos arrastrar por una panda de diseñadores, la inmensa mayoría hombres, a los que poco les importa los efectos de ese calzado absurdo y sólo piensan en la estética. ¿Por qué no se los ponen ellos? Ay, hija, es que la pierna de una mujer con zapato de tacón se ve mucho más estilizada y bonita... ¿Para quién, oiga? Pues para todo el que la mire. Mentira cochina. Yo no me fijo en las piernas de las mujeres, ni de los hombres; en todo caso en su culo (de los hombres, claro), y ni eso. No comprendemos las mujeres que por mucho tacón que queramos ponernos, nuestras piernas nunca serán las de una top-model ni andaremos con su gracia y estilo. Yo lo he intentado alguna vez y lo único que he conseguido es parecerme a Lina Morgan... pero peor. Y lo de parecer más altas, pues más de lo mismo: ridiculeces que nos han metido en la cabeza para ser más admiradas por los hombres, como si ellos midieran todos 1,90. Siempre he admirado que hasta el hombre más canijo y feo se crea el rey del mambo.

Ya está bien que tengamos que ir por la vida de barbies, de tener que parecer lo que no somos, de tener que corregirnos por dentro y por fuera, de ser muñecas de almanaque. ¿En qué piensan nuestros queridos hombres? Pues en Halle Berry. ¿Y en qué pensamos nosotras? Pues en parecernos a ella.

No al taconeo y poesía.

14 octubre 2008

Ajo y agua...

Pues yo no sé qué pasa con mi ordenador de la ofi porque no me edita en la página la relación de mis blogs preferidos aunque sí aparezca en la configuración... En el cíber sí, pero aquí se han "esfumao" y eso me mosquea porque me han reinstalado todo el sistema operativo y ahora va peor que antes... En fin, que este desecho está para el contenedor pero no consigo que me lo cambien. Es una antigualla a la que ya no le quedan plumas por caérsele. ¿Será que la niñita del departamento de Informática me está saboteando? No, no, ¿cómo puedes pensar eso? Aunque no os queráis ha demostrado con creces que es una profesional. ¿Se habrá enterado de la dirección de mi blog? No, no, por dios, que todo el mundo sabe lo discreta que es... En fin, comeduras de coco de una paranoica (yo, claro).

Ayer fui a comprarme el nuevo ordenador para mi casa y cuando ya creía que me lo llevaba puesto y había sacado la pasta para pagar, me sale el dependiente (guapísimo, por cierto) diciéndome que, precisamente hoy, Apple (uso MacIntosh) saca novedades en ordenadores... Claro, una se lo piensa y decide esperar no vaya a ser que se le quede antiguo el ordenata nada más comprarlo. Esto va tan rápido que cuando vas a darle por primera vez a una tecla para iniciar cualquier actividad, ya te han cambiado todo y tienes que darle a otra. ¡Menudo negociete es la cosa de la informática! Y de las cámaras fotográficas, y de los aparatos de música, y de las teles, y de cualquier aparato tecnológico de esos que nos meten por los eyes a todas horas. Yo resistí con mi réflex hasta que me di cuenta de lo cansado que era llevar a revelar, escanear y almacenar en CDs. Aparte de lo pesado del armatoste, de lo caro de los rollos de peli y del propio revelado. Pero la conservo como una reliquia con la que he disfrutado como una enana, lo cual he de agradecer a mi padre porque me tocó a mí cuando murió, bueno, mejor diré que me la adjudiqué sin preguntar a nadie. Aún a veces la utilizo para hacer fotos en blanco y negro. Nada que ver con la digital, al menos para mí. Claro, que podría intentar comprarme una réflex digital... Pero me parece que hasta que no pague el ordenata...

Hay que reconocer que el Mac es carito, pero es que cuando una se acostumbra a él es difícil cambiar. Desde luego para la cosa de mis ediciones, tanto en lo referente a la maquetación de textos como al tratamiento fotográfico o al diseño gráfico no tiene competencia. Además el sistema operativo es un lujo de sencillo y mucho más ameno y comprensible que el Windows. Cuando se creó éste, quiso ser una copia del de Apple, pero fue una mala copia. Lo del diseño y apariencia también hay que reconocer que los Mac son mucho más guapos, pero para mí no es lo más importante, la verdad. Paso de tontunas de esas. Lo que más me gusta es que lleven todo integrado sin tener que cargar con la dichosa torre del disco duro. Yo me he tirado por un portátil... Ya puestos, pues a por la movilidad total y a ahorrar espacio, que en mi "cueva" ya no cabe un alfiler. El anterior me ha durado 10 años, así que éste tiene que durarme otro tanto...

Pues lo gracioso es que mi propósito hoy era hablar de tacones; sí, sí, de tacones, de zapatos de tacón, de lo que ayer me estuvo enturbiando la cabeza cuando desazonada por no haber podido cargarme el ordenata a la espalda cuando ya creía que lo iba a estrenar por la noche, me metí en una zapatería para calmar mi ansiedad comprándome un sustituto que al menos me sirviera para mover los pies ya que no iba a poder mover las neuronas. Al final llegué a casa con las manos vacías y despotricando del mundo mundial. Pero de eso hablaré mañana que hoy ya me he enrollado más de la cuenta.

Os tengo que agradecer a todos/as que estéis ahí esperando leer mis neuras. He tenido la sensación de que me sobrevaloráis después de leer vuestros comentarios a mi aviso de ausencia temporal. ¡Si soy un caos total! O así me veo yo... También quiero agradecer a una nueva visitante, Sasha, su comentario e invitarla a que entre cuanto quiera, como si estuviera en su casa. La puerta siempre está abierta para todos/as.


Con todo mi pesar, hoy no he podido leeros porque tendría que recordar cada una de vuestras direcciones web para entrar ya que este "bichejo" cabezón no me permite hacerlo directamente, pero espero poder hacerlo mañana. Supongo que la mayoría habréis escrito un montón después de tantos días, así que tengo una interesante tarea por delante. ¡Miaauuuuu!

Pues ajo, agua... y poesía.

10 octubre 2008

Las circunstancias me obligan a estar missing por unos días.

Queridos todos/as:

No me pasa nada ni me he perdido por una mala inversión de mi no-capital, sencillamente llevo desde la semana pasada sin ordenador en la ofi y en casa, así que mal puedo dedicarme a mi blog ni a los vuestros. Hoy me he bajado al ciber para abrir vuestros comentarios al último post y contaros mis "desgracias", por supuesto mucho más importantes que el hundimiento de las bolsas... :))

Como en pleno siglo XXI estar sin ordenador me parece un atraso, he decidido endeudarme un poquito más de lo que ya lo estoy y la próxima semana espero disponer de uno nuevo. El del curro lo tendré cuando la niñita de Informática se decida a arreglármelo, que se está pasando un pelo. Nos odiamos educadamente.

Prometo compensaros con creces en cuanto pueda. No lo creeréis, pero os echo de menos.

Un besazo muuuuuuy grande a todos/as.

07 octubre 2008

La incertidumbre. ¿Hay salida?


En El País de hoy publica un artículo Daniel Innerarity, profesor de filosofía de la Universidad de Zaragoza, cuyo título es El retorno de la incertidumbre y aparte de parecerme interesante también me ha parecido enormemente revelador (te lo recomiendo especialmente Pedro Ojeda).

En él, según yo lo he entendido, se parte de las siguientes premisas:

1. El saber respecto a la realidad social y la forma de gestionarla ha cambiado, se ha agotado, y hay que replantearse ambos: saber y política así como su relación.

2. El saber ya no descansa sobre certezas y la política debe partir del desconocimiento.

3. La inestabilidad y la incertidumbre se han instalado a todos los niveles, lo que implica que hay que aprender a gobernar el riesgo.

4. La sociedad del conocimiento pasará a ser la del desconocimiento porque cada vez es más consciente de su no-saber y progresa no tanto aumentando sus conocimientos sino aprendiendo a gestionarlos.

5. Los problemas han cambiado y el saber no tiene todas las respuestas porque se requiere otro tipo de saber adecuado a ellos. La ciencia ya no puede liberar a la política de la responsabilidad de decidir en situación de inseguridad.

6. El avance del conocimiento es directamente proporcional al aumento del no-saber, lo que afecta a cuestiones como consecuencias, alcances, límites y fiabilidad de la ciencia.

Concluyendo: que en las relaciones entre saber y poder, hay que tener en cuenta que ni uno sabe tanto ni el otro puede tanto, así que ahora no les queda otra que compartir la incertidumbre. Con ello culmina: De ahí que el problema ya no sea cómo compaginar un saber seguro con un poder soberano, sino cómo articularlos para compensar las debilidades de uno y de otro en orden a combatir juntos la creciente complejidad del mundo.

La lucidez del autor estriba, para mí, en la manera en la que en buena medida aclara el desconcierto en el que estamos sumidos la mayoría de los ciudadanos, si no todos, ante la deriva que están tomando muchas cuestiones que nos afectan: economía, conflictos armados, desigualdad, pobreza, cambio climático, nuevas tecnologías, biomedicina, etc. Asistimos asombrados, inquietos, desconfiados, a una sucesión de acontecimientos cuyos fines no son claros, sus límites cuestionables y sus consecuencias impredecibles.

La cultura de la solución inmediata a los problemas que van surgiendo, tan difícil de modificar, ya no nos sirve porque el conocimiento no alcanza a dar a esos problemas las respuestas adecuadas; problemas que creemos son los se siempre, o parecidos, cuando en realidad han cambiado de tamaño y efectos en la misma medida que la sociedad también lo ha hecho tanto en su estructuración como en los fines que persigue y en los medios que utiliza para ello. Esto trae como consecuencia el resurgimiento del temor y de la incertidumbre tanto en los ciudadanos como en los propios actores responsables y con capacidad de afrontar la nueva situación. La constatación de esta realidad me lleva a recordar la famosa frase anónima: "Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas". Frase hoy de plena actualidad y que a mí siempre me produjo cierta inquietud.

Supongo que el que la ciencia, o el conocimiento, admita sus actuales limitaciones, su no-saber, sus no-respuestas certeras, y que el poder político asuma que el acierto en sus decisiones está también cuestionado por la obligada legitimación a la que ha de someterlas sabiendo que no dispone de la necesaria certidumbre acerca de su validez, será la única manera de tranquilizar a una ciudadanía que se siente ignorada y vapuleada por los vaivenes de unos y otros y por sus mentiras y falsas promesas, tan propias de los patanes.

Conocer de qué pie cojean quienes manejan nuestro destino nos ayudará también a decidir mejor quiénes queremos que gobiernen nuestra incertidumbre y de qué manera, sabiendo de antemano que ninguno de ellos puede prometernos certezas absolutas sino soluciones relativas. La verdad no existe (¿existió alguna vez?) sino miles de interpretaciones de ella. Entonces, ¿por qué permitimos la manipulación constante?

En vez de ir en la línea del reconocimiento de sus carencias, da la impresión de que tanto el saber como la política se están jugando en Bolsa nuestras rentas sociales o, lo que es lo mismo, nuestros derechos e, incluso, nuestras obligaciones, dando por seguro que la carambola final les saldrá de lujo... Y eso no es lo mismo que gobernar el riesgo producto de la incertidumbre, a su vez derivada del desconocimiento, sino, más bien, recurrir a la inversión de nuestro capital social en meras suposiciones, falsos indicios y valoraciones ficticias de los rendimientos. A eso se le llama simple y llanamente especulación.

¡Así nos va!

Humildad y poesía.

02 octubre 2008

Que se vean sus caras

Calle Fuencarral (Madrid). Fotografía retocada digitalmente. Isabel Huete

Ayer saltó de nuevo la noticia: detención de más de un centenar de personas, todos varones, por participar en una red de pedofilia en Internet. Unos por ¿simplemente? consumirla; otros por colgar las imágenes en la red y, los menos, por fotografiar ellos mismos a niños de su propia familia en actitudes obscenas para después publicarlas. Eso sólo en España porque su extensión por todo el mundo ha llevado a identificar a 18.000 usuarios de 75 países. No será la última vez que nos muestren algo semejante: el virus trasmuta y se extiende cada vez más.

La penas por mirar y refocilarse con la vejación infantil, supongo que acompañado por la práctica del onanismo, son tan ridículas que la mayoría no entra en la cárcel. Así que semejantes monstruos (me niego a tacharlos de personas) se van a ir de rositas una vez más y volverán a habitar entre nosotros como ciudadanos normales con los que nos cruzaremos por la calle sin sospechar lo más mínimo el grado de podredumbre que llevan dentro. Y lo más terrible es que el anonimato conduce, inevitablemente, a convertir a todo el mundo en sospechoso ya que esta asquerosa práctica no se salta ningún estrato social, educativo o profesional. Puede ser el poli que amablemente te atiende si lo paras para preguntarle algo, o ese médico ilustrado que sale en televisión para opinar como experto, o ese quiosquero que te guarda diariamente el periódico, o ese ciclista al que pasas con el coche y admiras su esfuerzo, o ese albañil al que llamas para que te arregle un desperfecto... Nadie está libre de sospecha. Por eso creo que deberían hacerse públicas sus repugnantes caras y aparecer en esas pantallas publicitarias que invaden las calles, tan inútiles para tantas cosas, en las que los ayuntamientos se gastan nuestros cuartos. 

Sus caras y sus nombres deberían aparecer en todos los medios repitiéndolas machaconamente para que no las podamos olvidar, para que se queden impresas en nuestra retina como un anuncio de coca-cola. Nadie nos va a enseñar a estas alturas a qué sabe la coca-cola, así que sería mucho más productivo conocer de primera mano qué perfil tienen los seres sin alma, el color de su amoralidad, el sabor de la carroña líquida que circula por sus venas.

La utilización de los más indefensos e inocentes, los niños, para satisfacer el deseo sexual (en este caso, porque hay otras formas de explotación infantil), por métodos tan aberrantes, violentos y vejatorios que no creo que que nuestra mente alcance a imaginar, no puede ser despachada por la ley con penas tan ridículas. Los que ¿simplemente? consumen este tipo de "mercancía" son cómplices de quienes la distribuyen y de quienes elaboran el material, y si no, que se compre un muñeco de esos que lloran, hacen pis y hasta corretean por el salón. Pero no, el monstruo incontrolado del sadismo y la perversión no quiere imitaciones, prefiere llenarse las pelotas de carne humana, cuanto más tierna mejor.

Quiero saber quiénes son esos alegres consumidores de violencia y sexo infantil, quiero ver qué tanto se dilatan sus pupilas ante las imágenes de la pantalla del ordenador, qué espesura tiene la baba que se desliza por sus comisuras, de qué material está hecha esa piel que les cubre dándoles apariencia de seres humanos respetables. Y es que quisiera llegar a las entrañas del horror (al corazón de las tinieblas) para intentar comprenderlo, aunque sepa de antemano que sería una tarea inútil.

No me duelen prendas al afirmar que deberían ser sometidos a la castración, no química sino física: cortarles la polla de raíz, incluyendo las pelotas para que nunca más se las puedan tocar, ni en la ducha. Y después, por si acaso, si les sometieran a la práctica de una lobotomía mejor que mejor. Convertirlos en muertos vivientes, en meros pedazos de carne con ojos, en material altamente contaminante y de desecho.

El corazón se me vuelve charco de lágrimas cuando pienso en las víctimas, algunos bebés... ¡san dios! El horror que deben sentir ante tales infamias, incomprensibles para sus mentes y tan dolorosas para sus pequeños cuerpos. ¿Y dónde se ocultan sus padres? Nunca nos dicen su grado de culpabilidad, si existe o no consentimiento, si trafican con la inocencia de sus hijos o si desconocen su paradero. Los padres parece como que no existen, como si se hubiesen esfumado por arte de magia, como si sus hijos hubiesen venido al mundo por generación espontánea o colgados del pico de una cigüeña.

Siento que pierdo la razón ante este delirio porque el asco y el odio la ensombrecen hasta la negrura absoluta. Los buenos sentimientos huyen despavoridos. Rechazo la serenidad porque no quiero que apacigüe mi ira; quiero sentir cómo hierve dentro de mí y convierte mi sangre en la lava que lo arrasa todo. No quiero que pueda aflorar ni la más mínima partícula de piedad hacia esa banda de seres infames. Quiero verlos aullar de dolor en los infiernos.

Hoy mi vena más inquisidora me delata, pero no lo siento.

Negras sombras y poesía.

01 octubre 2008

Lo que aquí se esconde

Imagen de ojo retocada digitalmente por Isabel Huete

A veces, cuando leo otros blogs, me pregunto si no debería cambiar la tónica general del mío y elegir una línea de comentarios más homogénea, menos dispersa. Pero me asalta la duda de si sabría someterme a ese tipo de disciplina. Mi mirada danza de un sitio a otro por el escenario de la vida y se para sólo cuando ve algo que le inquieta, para bien o para mal. ¿Por qué no expresarlo entonces así?

Cuando decidí crear esta bitácora me lo planteé como una puerta abierta hacia mi interior, sin pretender poner ningún tipo de condición a quienes decidieran traspasarlo (salvo la del necesario respeto mutuo) y, a la vez, que me sirviera también como túnel de evasión de ese campamento monótono que es el transcurrir de los días. Y es que a veces pienso que vivimos tras las vallas de una especie de campo de concentración, sin saber nunca en qué momento vamos a ser gaseados, o anulados, o desaparecidos. Tal es el poder que ejerce lo material sobre nosotros y las pocas salidas que nos ofrece.

Mi mente, como la de todos, supongo, se ve sometida las 24 horas del día a un martilleo incesante de noticias, sentimientos, sensaciones, tristezas, alegrías, fracasos, éxitos... Todos nuestros sentidos se ponen en alerta nada más despertarnos y lo que antes era descanso, a partir de ese momento se torna vorágine arrolladora de movimientos neuronales, estallidos inconscientes no siempre controlados ni controlables.

Pretendo extraer de todo ese maremagno aquello que me parece más positivo y sin duda, para mí, más placentero. No rehuyo el conflicto ni pretendo ocultar el genio vivo que tengo (a veces insoportable), tan sólo me adentro en mi yo más amable y lo muestro para convencerme a mí misma de que lo poseo, o busco su posesión para no desfallecer.

Mi impulsividad y sentido crítico hacia aquello que más me incomoda a veces me traicionan, sobre todo en los ámbitos menos atractivos en los que se mueve mi vida cotidiana. Vida bastante estéril, por otro lado, pero que he de llevar si quiero comerme de vez en cuando un suculento plato de lentejas y no caer en la inanición.

Consciente de esa realidad insufrible, a la fuerza tengo que recurrir a mi otra vida, la que se esfuerza en no dejarse arrastrar por la mierda que nos rodea, aunque a veces sea tanta que resulte imposible no acabar apestando a ella. Y esa es mi vida creativa, la que utilizo para perderme en los recovecos de la imaginación y de la sensibilidad, las que me gusta llenar con la contemplación de las pequeñas cosas, erróneamente consideradas exentas de grandeza. Nunca me he considerado, porque no lo soy, una artista, aunque sí alguien con cierto instinto para transformar la realidad más mísera en algo con ciertos tintes de belleza. Las manos, la luz y los colores son los instrumentos básicos a los que recurro, como tabla de salvación, para dar forma a esas mis otras vivencias, mucho más interiores y gratificantes aunque no estén expuestas en un mercado que, ni busco, ni me importa.

Intento nutrirme de lo bello, empaparme de su calidez, y exponerlo a la vista de los ojeadores sin que el miedo o el resquemor me ate. No busco reconocimiento ni juicio alguno, únicamente dejar abierta la puerta de esta mi casa en la que busco y encuentro la paz para que la traspase quien quiera compartirla conmigo. Algunos/as van y vienen, y otros se han quedado, pero ninguno/a me es indiferente. Y de todos aprendo algo nuevo cada día.

No puedo pedir más, pero sí puedo daros las gracias por vuestra compañía.

Blogueros y poesía.

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