Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

SOLIDARIDAD CON HAITÍ
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31 agosto 2007

Sana envidia

Sí, envidia me da el libro que ha escrito Juan Cruz Ruíz, Ojalá octubre. Envidia me da porque ha hecho algo que llevo muchos años pensando que debería hacerlo yo para ahogar los fantasmas: escribir sobre mi padre para ver si así lograba comprenderlo. Quizá empiece a hacerlo en este blog, aunque no sé si sabré. Demasiados recuerdos, tan difíciles de digerir como la felicidad de la que hablaba hace unos días. Lo pensaré, como tantas veces lo he hecho.




Recomiendo el libro a los/as sensibles, a los melancólicos, a los tiernos, a los que no pasan por la vida de puntillas, a los que no les da miedo enfrentarse a su pasado, a los que no han dejado de ser niños, a los que se hacen preguntas y no encuentran las respuestas, a los que no quieren olvidar pero tampoco dejarse paralizar por el recuerdo, a los sencillos, a los vitalistas, a los que nunca se han preocupado por entender a su padre y a los que sí lo han hecho, aunque tarde. Y también, a todos a quienes no les importa profundizar en las cosas de la vida, en los sentimientos, a los que han perdido el miedo a hacerlo.




La brisa fresca nos ha regalado hoy un día limpio y luminoso. Aunque estemos llegando al final de verano, a mí me huele a primavera. Es una verdadera delicia este día... Y el libro de Juan Cruz.




En agradecimiento al buen rato que me ha hecho pasar su lectura, subo (¿o bajo?) esta imagen de Tenerife, lugar de nacimiento del autor y escenario donde transcurre la historia.



Recuerdos y poesía

30 agosto 2007

La vida bajo las bombas

Greenpeace quiere formar una pirámide de zapatos como símbolo de los cientos de personas mutiladas por las bombas que nunca podrán usar los suyos. Mándales tus zapatos a "Campaña de desarme". Greenpeace España. C/ San Bernardo, 107, 1º. 28015 Madrid.
Además, podéis informaros de las actividades que se realizarán en septiembre en el Círculo de Bellas Artes y en el Centre Cultural Blanquerna sobre la campaña de desarme.

Conservar el mundo también es poesía.

29 agosto 2007

Puta Parca


Puta Parca que has matado a Antonio Puerta, sin razón, traicionando todas sus vidas, veintidós para ser más exactos. Quizá ya sea una nueva estrella, de las que brillan, en la noche.
Ya lo sé: la vida no es nada sin la muerte, y viceversa. Hay que acostumbrarse, pero cuesta un huevo, al menos a mí, aunque la haya sentido rozándome. No era nada mío, ni siquiera su equipo es mi favorito, tampoco sabía nada de él, apenas; ni siquiera hubiese podido recordar su nombre si me hubiesen preguntado. Pero lo he sentido por su juventud, porque tenía sueños, porque derrochaba vida, porque le quedaban muchas sonrisas por mostrar.
Me acuerdo de mi primo Manolo. Perdió a su hija, en poco más de un mes, con menos años aún, y a él se le ha ido la vida en parte. También a él. El dolor también produce efectos colaterales.
Si la vida no para de mostrarnos lo injusta que es, no podemos esperar que la muerte no lo sea. Lo demuestra demasiado a menudo, más que la vida, ¡la puta Parca!
Pena y Poesía

28 agosto 2007

Entre luces y sombras

La felicidad no es cosa fácilmente digerible; es, más bien, muy indigesta.

Miguel de Unamuno



Ya comenté al iniciar este blog mi admiración por el viejo profesor, es por eso que traigo a colación esta frase que, creo, refleja de alguna manera esa ambivalencia que se produce ante lo bueno y lo malo que nos ocurre o que nos rodea. Es la complicada coexistencia entre el lado oscuro y el luminoso de la vida.
La felicidad parece ser que existe, aunque también creo que en ningún caso completa, y quizá sea ese porcentaje de infelicidad que siempre arrastramos lo que la convierta en algo difícil de digerir porque, hagamos lo que hagamos, siempre se nos presenta con alguna tara, inmadura, a medio cocer, quizá demasiado salada o demasiado dulce, o quizá con fecha de caducidad; acaso también la deseamos y perseguimos con demasiada insistencia, sin darnos cuenta de que no es algo que debamos alcanzar sino que hay que desarrollar; que no es un elemento ajeno a nosotros sino que nace, crece, se reproduce y muere en nosotros.
Y para comprender eso deberíamos someternos a nosotros mismos a un tercer grado, con el foco de la humildad escrutando nuestro yo, admitiendo las evidencias, buenas y malas, no como una derrota sino como un destello de sabiduría, como un acto de valentía. Yo no sé si Unamuno, cuando escribió, o dijo, esa frase, se basaba en esta idea de felicidad o en otra, pero para mí tiene ese sentido: mirarse en el espejo y reconocerse con todos los detalles resulta muy indigesto, pero no creo que haya otro camino para empezar a ser feliz. Al menos hay que intentarlo. No importa qué hagamos con nuestro rostro, con nuestro pelo o con nuestra vestimenta si sabemos quién se esconde tras ellos y dejamos que los demás también lo sepan.
Hasta hace bastante poco tiempo, siempre había pensado que mostrarse nos hace demasiado vulnerables, pero ahora creo que es así efectivamente si uno no acaba de aceptar lo que ve bajo su propia piel. Curiosamente, nuestra ceguera la convertimos en visión inmejorable en los demás y nos invade el miedo a que descubran aquello que a nuestros propios ojos ocultamos; su mirada la hacemos nuestra, su aprobación nos enaltece y su desaprobación nos humilla, procuramos mostramos como creemos que el ojo ajeno quiere vernos porque en el fondo pensamos que los demás son siempre mejores que nosotros... Y sin embargo, creo, pienso, me atrevo a afirmar si me coloco en el lado de los otros, que lo que más deseamos es que ése/ésa que tenemos delante, ése/esa que se oculta y no es quien es, se quite la máscara y llore y ría sin miedo, porque la verdad es sinónimo de belleza, y a la belleza todos deseamos abrazarla, y compartirla.
El aprendizaje es largo y costoso, y no oculto que yo no he perdido todavía el miedo a la imagen que el objetivo de los demás pueda capturar de mí, pero cada día, al levantarme y mirarme en el espejo, me digo que lo que viví ayer y los esfuerzos que hice para perder el miedo me han hecho un pelín más sabia, ¡y qué coño, que no seré perfecta pero ya quisieran muchas -y muchos- ser, sentir, y estar como yo!
Y he elegido esta foto que hice en la costa norte de Tenerife porque esa planta es misteriosa y bella como el universo humano, porque el contraste de su negra silueta con el fondo del mar y del cielo, fundidos en un sólo azul, es como una metáfora del ser y no ser, de vivir en color o hacerlo en blanco y negro, de la risa y el llanto, del amor y el desamor, de la visión y de la ceguera... En definitiva, de la vida.
Luz y poesía.

23 agosto 2007




Así sentenció José Mayoral...

Y yo digo: NO COMENT

A esto yo lo llamo GENIALIDAD.
Genio y poesía.

22 agosto 2007

Mis otras yoes...

Nuevo Diario. Managua (Guatemala). 26.04.2001

Quiebre en dos casas, en un solo operativo
Toda la familia vive de la droga
ROGER OLIVAS —OCOTAL, NUEVA SEGOVIA

Con orden de allanamiento judicial en mano y en base a información bien sustentada, una guardia operativa, al mando del subcomisionado Erick Brenes Castro, segundo jefe departamental de la Policía Nacional, en Nueva Segovia, propinó otro fuerte revés al narcotráfico «chapiollo», al desarticular dos expendios de marihuana.
.../...

«Producto del operativo, la señora Isabel Huete o Isabel Corrales intentó lanzar la droga por el costado Norte a otro señor, para decir que no era de ella, en esa huida ella fue dejando droga y ahorita se tuvo que detener a casi toda la familia, porque la familia casi completa se dedica al expendio de droga», aseguró el subcomisionado Brenes Castro.
Un perito de la Dirección de Investigaciones Criminales -DIC- de Nueva Segovia, hizo la respectiva prueba de campo y resultó positiva la marihuana que estaba en varias tilas y pesó 39.2 gramos.


EL SEGUNDO QUIEBRE
El segundo jefe departamental policial relató que cuando condujeron a la familia a la estación del orden público, conocieron que tenían otra vivienda.
«Trajimos a Isabel Huete o Isabel Corrales a la segunda casa, porque hace una semana estaba alquilando un cuarto. Esta es una nueva forma de operar, tienen la droga en otro lugar y están «pusheriando» en otro inmueble», afirmó.

TAMBIEN LE HACEN AL CUATRERISMO
La guardia operativa policial encontró en la casa de Karla Alvarenga, una cédula de identidad a nombre de Ana Julia Peralta y una serie de cartas de venta.
«Porque supuestamente se dedica al abigeato, en otro expediente que encontramos. Ana Julia tiene antecedentes desde 1991 por robo con intimidación, abigeato y lesiones, estuvo en dos ocasiones en el Sistema Penitenciario Regional La Chácara, de Estelí. Su marido, José Dolores Corrales, también es multireincidente, tiene en su haber delitos como robo con intimidación y abigeato.
Nueve personas están detenidas por ambos casos de droga y en el lapso de 48 horas se determinará la responsabilidad y serán remitidos a la orden del juez correspondiente.
La Policía incautó además un microondas en mal estado, un televisor y un camión Maz, que a juicio del subcomisionado Brenes Castro, es con el que abastecen la droga.
Un amigo que me buscaba en Internet se topó con esta noticia (que yo he extractado) que me envía para que me mire en el espejo de una puñetera vez... Me ha hecho mucha gracia, no sólo por el propio contenido sino porque mi otra yo parece que utiliza varios nombres (Ana Julia Peralta, conocida como Ana Julia Huete Peralta, o también Isabel Corrales). En realidad lo que me gustaría saber es si su verdadero nombre es el mismo que el mío, porque así podría intentar crearme otra vida para ver si me da mejores resultados, o peores, que la actual. A veces no puedo evitar preguntarme quién hubiese sido yo y qué hubiese hecho si el azar me hubiese llevado a nacer en otro lugar, con otros padres y en otras circunstancias. Creo que todos, en algún momento, nos hacemos esa pregunta, pero si difícil es responder a las cuestiones básicas que tendemos a plantearnos sobre nuestra actual existencia: el porqué, el para qué, el de dónde y el hacia dónde, no quiero ni pensar el galimatías que sería intentar responderlas desde una identidad virtual o imaginada.
A mí, de pequeña, me hubiese gustado tener otro nombre porque el mío me parecía soso, aburrido, poco interesante, más aún, si cabe, porque fue inevitable que de María Isabel acabase pasando a Maribel, que es como me llama mi familia y los amigos de toda la vida, compañeros de batallas, desconciertos e inquietudes infantiles y juveniles. ¡Cómo odiaba aquel latiguillo de "Maribel y la extraña familia"! Me gustaba Adriana, o Alejandra, porque eran nombres rotundos que me invitaban a imaginar grandes aventuras, vidas interesantes, amores de novela... Y es que el nombre, creo yo, no era más que una justificación para renegar de la vida que me había tocado vivir: aburrida, reprimida y, en algunas ocasiones, cargada de violencia. Quizá mi temprana afición a la lectura también tuvo mucho que ver con esa necesidad de vivir otras vidas, de desarrollar la imaginación componiendo escenarios nuevos para ubicar físicamente a los personajes que habían creado otros. Cuando acababa un libro (mis prefes, entre otros, fueron Dickens, Salgari, Richmal Crompton y Enid Blinton, aunque antes de llegar a ellos ya me había leído todos los cuentos habidos y por haber de Perrault, Andersen y Grimm) me pasabas días dándole vueltas a la historia que contaba y si el final no me había dejado satisfecha, le imaginaba otro. La cuestión era escapar, en la medida de lo posible, de la realidad.
Pero si había algo que me divertía por encima de todo lo demás era leer a escondidas cuando estaba interna. Fue quizá el período de mi vida en el que más leí, ¡y mira que fue asquerosamente largo! Aparte de los libros que tomaba prestados de la Biblioteca del colegio (para adolescentes, claro), mis primas, las hijas de mi tío Manolo, las, para mí, emblemáticamente liberales y libres de entre el resto de los primos, me prestaban libros de su padre, para adultos, que yo me tragaba a trompicones porque teníamos que reponerlos sin que su padre se enterara. Y lo hacía por la noche, cuando ya nos habían apagado la luz de los dormitorios, con una linterna debajo de la manta. Y lo curioso es que casi todo lo que leí en esa época fueron las grandes novelas de los autores rusos: Dostoievki, Tosltoi, Chejov, Pushkin... y el húngaro Lajos Zilahy, que me entusiasmó como ningún otro, además de los novelones de las hermanas Brönte. Eso me hizo amar especialmente la novela y, con el paso de los años, desear escribirla, aunque no he pasado de diversos amagos que se han quedado sólo en eso, porque si hay algo que no aprendí nunca es a ser disciplinada, y mal se puede escribir si uno no se reserva un tiempo para sentarse delante del papel o del ordenador todos los días. Y, la verdad, tampoco se puede escribir y ser a la vez tan asquerosamente perfeccionista como lo soy yo, porque te pasas el rato corrigiendo, porque ningún texto que escribas te satisface del todo, porque siempre crees que tienes que mejorarlo. Y sin embargo, qué poco exigente soy para lo que escriben los demás, que me parece, si no perfecto, casi. Algo tendrá que ver la autoestima en eso, digo yo.
No me pillaron nunca las monjas, y creo que tuve suerte, porque si ya tuve que sufrir varias expulsiones de distintos colegios por cosas nimias (ahora sería una aberración una expulsión por aquellas tontunas), no quiero ni pensar qué hubiese pasado si me llegan a pillar leyendo obras tan "obscenas" para una cría de quince años, de las de entonces, claro. Excesivamente autónoma, indisciplinada, rebelde, soberbia... Son palabras que aparecían en las cartas de justificación de mis expulsiones, vamos, una monstrua de tomo y lomo, una incorregible crónica, alguien digna de ser condenada a las tierras oscuras. A mí aquello en el fondo me ponía porque entrañaba un riesgo enfrentarse a unas normas que, por pura intuición, me parecían ridículas, aunque también contribuyó a que durante muchos años renegara de una identidad de la que, mira por donde, luego me he sentido, y siento, más que orgullosa.
Yo creía, y creo que creía bien entonces, que la libertad era librarse de las ataduras impuestas por la familia, el colegio o cualquier otra institución que no fuera capaz de razonarme la necesidad de tales imposiciones y los beneficios que éstas me acarreaban. Luego comprendí que la libertad no era únicamente eso, sino también aprender a liberarse de las ataduras que se impone uno mismo, casi siempre de forma inconsciente, y fue esa batalla la que más me costó librar porque sólo la experiencia (los años) y la toma de conciencia de quiénes somos y quiénes queremos -y podemos- ser te permite adentrarte en las profundidades, a veces tremendamente oscuras, de tu propio yo, y saber qué puertas debes abrir y cuáles cerrar. Todavía sigo aprendiendo, y practicando, lo cual es un lujo.
Ser y poesía.

21 agosto 2007

Glaciares en peligro, como todo.

Suiza, Internacional — Centenares de personas desnudas afrontan hoy el frío para denunciar los impactos del cambio climático en el Glaciar de Aletsch en los Alpes suizos. Los voluntarios, entre ellos varios españoles, posaron desnudos para el conocido artista de instalaciones Spencer Tunick, que trabaja en una colaboración extraordinaria con Greenpeace.
La última espectacular escultura viva de Tunick crea una conexión simbólica entre las vidas de las personas y los glaciares, que se retiran rápidamente a consecuencia del cambio climático. “ El cuerpo humano es tan vulnerable como el glaciar que se funde”- ha declarado Markus Allemann, Director de Campañas de Greenpeace Suiza, -”Estas personas desnudas afrontan el frío de hoy porque quieren que las fuerzas políticas y económicas tomen inmediatamente medidas radicales y valientes para proteger nuestro clima. Todavía estamos a tiempo, pero se está acabando”.Si el calentamiento global continúa a la velocidad actual, la mayoría de los glaciares en Suiza desaparecerán completamente para 2080, dejando como rastro nada más que valles y laderas cubiertas de escombros de piedra. En los últimos 150 años, la superficie de los glaciares alpinos se ha reducido aproximadamente una tercera parte, su masa ha llegado a la mitad, y este retroceso se acelera. El Glaciar de Aletsch se retiró 115 metros en un solo año de 2005 a 2006.[1]

Yo no pude estar allí, pero me hubiese gustado; también en Perú, con los nuestros.

Tierra y poesía

20 agosto 2007

Mi maestro Bruno

Al entrar hoy, como hago casi todos los días, en las páginas de mis amigos, me he encontrado hoy esta viñeta de "Alfredo y Bruno", un cómic que me encanta porque tiene un humor inteligente, sabio y tierno, como no podía ser de otra manera siendo su creador mi amigo grande: AlbertoSánchez, mi querido Al. Otro ilustre, ilustrado e imaginativo (para mí inmenso, por supuesto) creador donde los haya: dibujante, ilustrador, diseñador gráfico, poeta... y cualquier cosa que se proponga. No tiene desperdicio, así que hoy el homenaje se lo lleva él, por su grandeza.
Y es que Bruno, que es un perro aunque a alguien le pueda parecer un elefante por su morro alargado, mira la vida con una sabiduría que en ocasiones me resulta apabullante. No fantasea, sino que transforma la realidad más insignificante en un soplo de aire fresco, en modelo de vida. Nunca se queja, tan sólo reflexiona sobre los acontecimientos y saca conclusiones llenas de sabiduría. Yo es que lo adoro, y la viñeta que hoy traigo a colación expresa con enorme exactitud por dónde respiro todos los días... y por dónde me gustaría que respiraran todos/as los que me rodean.

Ya sé que con la que tenemos encima (terremotos, tifones, huracanes, bombas, y siempre las víctimas entre los más pobres y olvidados) es difícil mostrar la mejor cara, pero es que yo creo que, precisamente, el mayor homenaje que le podemos hacer a quienes han perdido hasta lo que no tenían y a los que ya no podrán no tener nada, es amar y disfrutar de nuestra vida. No podemos ser nosotros, quienes tenemos de todo, los que, encima, nos dediquemos a quejarnos. No me culpo, ni quiero exculparme, por disfrutar de mi vida, porque no tengo derecho a hacerlo. Con llevar el dolor en el corazón me conformo.
Vida y poesía.

16 agosto 2007

Tantra


Me ha enviado mi hermana Mayte (lo de la "y" es porque a ella le gusta así) un mail con una presentación (es especialista en bombardear mi correo -el de otros también- con estas cosas) de esas con mensaje tipo TANTRA, y la verdad es que no suelo hacer caso de lo que en ellas se dice salvo cuando van acompañadas de fotografías, que suelen ser impresionantes, y que entonces las guardo por separado para recrearme en ellas después o para, como en este caso, utilizarlas para mi blog.
Pero en el TANTRA de hoy había una frase que me ha gustado porque reproduce una idea que siempre he tenido o, mejor dicho, sentido:
No confíes en los que no cierran los ojos al besarte.
¿Deberá fiarse la flor del delicado beso del gato?
Fígaro, mi gato, sí cierra los ojos cuando se tumba sobre mi panza y me chuperretea la cara a placer... A veces me digo que tiene alma de perro, de tan tierno.
Pues besos... y poesía.

14 agosto 2007

Primos de los delfines. ¿Y de los monzones, que?

Bueno, aquí está la foto de los calderones que quise subir en mi anterior entrada y no pude, por razones técnicas... ¡Cómo me gusta esta expresión! "Por razones técnicas...", eso es, por las mismísimas razones que han tenido paralizados la mitad de los servicios e infraestructuras en Cataluña.

Como estoy de puente (solo del primer ojo del), me he propuesto descansar estos días de "lo mío", bonita, así que sólo me haré una preguntita de esas de fácil respuesta: ¿Cómo es posible que en la primera década del s. XXI todavía siga muriendo tanta gente (como siempre, los pobres son los que sufren tan absurdo destino) como consecuencia de los monzones, siendo un problema atmosférico totalmente predecible puesto que se reproduce año tras año en las mismas fechas? Mientras en el rico Japón han solucionado en gran medida el problema de los terremotos, en el sureste asiático las lluvias torrenciales siguen llevándose por delante a los desprotegidos de la tierra, y parece que, salvo manifestar las correspondientes sentidas condolencias, todos miramos para otro lado. ¿Se deberá también a las citadas "razones técnicas"?

Descanso y poesía.

10 agosto 2007

Descansa de lo tuyo, bonita.

En tiempos como éste, donde el plagio a todos los niveles está a la orden del día y parece que son pocos los que se inmutan, me pregunto por qué no plagiar yo también apropiándome de esta frase que he utilizado como título. Pero no, no sé hacerlo, siento pudor aunque pueda parecer una frase sin importancia. Es el título de una obra de teatro que ponen en el Teatro Español, escrita e interpretada por Sandra Marchena. Al pasar por delante esta mañana me ha llamado la atención porque me va al pelo, expresa con bastante exactitud lo que me digo muchas veces cuando siento que me ocupo, no preocupo, de demasiadas cosas haciéndolas mías, creo que erróneamente, ¿o no tanto?. Porque es que al final el tiempo se me va en lo ajeno porque lo convierto en mío, cuando debería mirarme un pelín más a mí misma, no en plan ególatra, que eso sí que no es lo mío, sino dedicándome a cuidar y mimar mis entresijos, los de más adentro, porque a veces se rebotan por falta de atención y en vez de escucharlos les sello la boca para que no molesten, no vaya a ser que me estropeen ese optimismo en el que me he instalado y que poco a poco se va haciendo crónico.

La verdad es que a veces no sé distinguir bien qué es "lo mío" realmente, o si debo hacer alguna distinción entre lo que pasa a mi alrededor y lo que me fluye por las venas o lo que viaja por mis neuronas, siendo esto último una forma de distinguir lo emocional de lo puramente racional, si es que existen diferenciados, coexisten o, simplemente, no existen. Ya llevo algunos años pensando que si esa teoría es verdadera, yo puedo ser el paradigma de lo contrario y llevarla a su total destrucción. Porque, vamos a ver, según me han enseñado, la observación de la realidad y su asunción es una actividad puramente racional, ¿pero quién no se emociona con ella aunque sea en su vertiente más espantosa? Y creo, además, que es la emoción provocada lo que deja una huella indeleble en nuestro conocimiento, crea nuestro carácter y nos hace aprender.

Yo soy incapaz de enterarme, como lo hice ayer, de que los delfines blancos del Yangtse se han extinguido y no cabrearme... Es una realidad que asumo, vale, ¿pero puedo no sentir ante ello un cabreo enorme? Si ante esta noticia me digo: vale, tía, es horrible pero las cosas van por ahí porque el progreso se cobra, y se seguirá cobrando, estos peajes, así que olvídate que la vida sigue y como estas cosas vendrán muchas más y no puedes pararte a pensar en ellas y, menos aún, a cabrearte porque entonces más vale que no salgas a la calle... ¿seré así más feliz? Pero, claro, para mí (otros son capaces de hacerlo y seguir viviendo como si nada) una noticia como ésta no me impide levantarme y disfrutar de la luz de la mañana, pero también siento que me han quitado algo que forma parte de ese día y de esa luz, y cuando me quitan algo que es mío porque soy tan cosmos como un delfín blanco o como cualquier otra partícula que forme parte del universo, pues tiemblo de indignación.

Y no voy a ser yo quien reniegue del progreso, pero sí del progreso descontrolado, del que es un fin en sí mismo, del voraz y despiadado, del que se salta por ganar un céntimo más cualquier norma de protección y conservación de la naturaleza, esa teta a la que estamos dejando vacía sin preguntarnos qué haremos el día que diga "se acabó, ya no hay más". Ahora, los países limítrofes con el Polo Norte parecen encantados porque con el deshielo producto del efecto invernadero van a poder hacer prospecciones petrolíferas en pocos años, ya que parece que existen grandes bolsas de crudo bajo la tierra que cubre el hielo... ¡Y aquí todos tan felices! ¡Titi, que es el progreso, el futuro de la humanidad! ¿Como es posible que no lo veas, so cateta? ¡Desciende, nena, desciende que te la vas a pegar!

Pues mira, no, bonita, lo mío (eso de lo que debiera descansar) es que ante estas cosas, tan despiadadamente reales, me hierva la sangre y se me cortocircuiten las neuronas. Y no podré hacer nada, salvo pagar religiosamente mis cuotas a Greenpeace y a Médicos sin fronteras que, dicho sea de paso, se lo curran lo suyo, pero por lo menos me puedo permitir el lujo de lanzar desde esta boquita sapos y culebras contra los gobiernos y las empresas sin escrúpulos. Y ahora, como los responsables de la desaparición del delfín blanco son los chinos, porque han diezmado el río más caudaloso del mundo, lo han partido en trocitos construyendo presas sin parar -entre ellas la de las Tres Gargantas, que mira que tiene un nombre bonito y, sin embargo, el daño que hace-, lo que ha reducido a la tercera parte su fauna y privado de sustento a millones de habitantes de sus orillas, además de contaminarlo en un porcentaje enorme su caudal, pues eso, que los chinos son unos canallas por esto y, por supuesto, por su sistema político dictatorial y represor... Y una no puede contener el vómito al ver que, encima, los gobiernos llamados democráticos les estén bailando el agua un día sí y otro también, fundamentalmente porque se ha convertido en una potencia económica y, claro, el mercado, la pela, manda. Da igual que estén apoyando la masacre de Darfur con armas, da igual que le corten la cabeza a los disidentes, da igual que sea uno de los países que más mierda lanza a la atmósfera, da igual cualquier fechoría que cometan si desde occidente nos dejan invertir allí y sacar el mayor rendimiento, sobre todo porque los costes laborales son ínfimos. ¡Que se joda el pueblo chino, nosotros a rapiñear!

Esa es la realidad, la que capto mediante la razón y la que me duele desde la emoción, siendo a la postre esta última la que me da la vida, luego la que realmente me interesa, la que cultivo como el bien más preciado y a la que no quiero renunciar, por eso, por más que mi parte racional me diga que debo descansar de lo mío, bonita, sé que es una entelequia, que mañana mis emociones seguirán en el mismo sitio, en el que siempre han estado, en el que deben estar, en el que en el fondo quiero que estén.

Y en señal de duelo, y también homenaje, por los delfines blancos que fueron parte de nosotros durante millones de años y ya no volveremos a ver nunca más surcando las aguas del río Yangtse, traigo esta fotografía que hice hace años de una manada de calderones del Mediterraneo, primos hermanos de los delfines, en un viaje maravilloso de 11 días desde Torrevieja al Cabo de Gata en un barco ecologista, el Toftevaag (un antiguo pesquero noruego reconvertido, de principios del s. XX), para observar y registrar las manadas de cetáceos. Otro día contaré esta experiencia porque creo que como ella he tenido y disfrutado pocas.

Pues nada, que no puedo subir la foto porque la archivé en casa, en mi MacIntosh, y este PC del curro me dice que no encuentra el programa que la creó. En fin, inconvenientes de trabajar con dos sistemas operativos diferentes. De todas las maneras, contribuiré con otra fotografía de la naturaleza, hecha en el corral de la casa de José Mayoral, mi compi de Editorial, en Tembleque (Toledo), que también es mía y aunque no va de calderones, a mí me gusta mucho porque muestra el despertar de la primavera, la de este año. Vida hasta las cachas.


Todo es poesía.

09 agosto 2007

Memoria histórica/Memoria por la paz

Este era mi abuelo José. En los tiempos en los que me dedicaba a hacer retratos a lápiz-carbón para sacarme unas pelillas, hice este suyo de una fotografía que conservaba mi padre y creo que es de los que mejor me salió. La verdad es que tiene un rostro que impone...

Todos los días, de camino al trabajo, paso por tres sitios que fueron claves en la vida de mi abuelo: la Plaza de Canalejas, donde vivió hasta que lo detuvieron, el Oratorio de Caballero de Gracia, donde iba a rezar y a misa a menudo, y la Gran Vía, donde tenía sus oficinas. Y si últimamente no puedo evitar pensar en él cuando camino por estos lugares -lo cual es novedoso para mí a pesar de haber hecho este recorrido miles de veces en mi vida- se debe a que la lectura de su diario (oculto a la familia, incluso a sus hijos, hasta hace pocos años, a pesar de estar dedicado a ellos) me impresionó profundamente.
Fue un personaje curioso en el que se mezclaban un profundo sentimiento religioso, rayano en el misticismo, y una necesidad perentoria de ser reconocido personal, social y profesionalmente. Esto último le llevó a cometer verdaderos disparates en el aspecto económico, llenándose de deudas y llegando incluso a estafar a parte de su familia de Granada y a algunos de sus mejores amigos. La verdad es que de negocios no tenía ni idea, entre otras cosas porque, aún siendo bastante inteligente, apenas tenía los estudios primarios. Pero era ambicioso y, además, tenía diez hijos a los que alimentar, una prima que vivía en su casa, y dos sirvientas... sin apenas dinero para mantener este tren de vida. ¡Total nada! Pero no por ello renunció a vivir en los mejores barrios de Madrid y en las mejores casas. Vivió totalmente fuera de la realidad, sin conseguir aceptar sus carencias económicas y sus limitaciones empresariales. Pero para mí, lo que me pareció más terrible de su personalidad y de su vida al leer el diario, fue que tanto sus éxitos (escasos) como sus fracasos (múltiples), incluso sus estafas (no reconocidas como tal), los justificaba alegando que todo era por decisión divina y contra ella él no podía hacer nada. Se podría pensar que con estos argumentos el tío demostraba que era un listillo... Pues no: estaba totalmente convencido de ello, hasta tal punto que al inaugurar su empresa, "entronizó" al Sagrado Corazón de Jesús nombrándolo presidente de la misma. Si conseguía algo, se debía a la gracia divina, y si le fallaban las cosas, alguna razón tendría Dios para que ocurriera así, encomendándose a él y esperando siempre que éste le compensara más adelante. Pero, claro, la bola se iba haciendo cada vez más grande y las deudas también, no teniendo muchos días dinero ni para comer. De las casas en las que vivió, lo desahuciaron de todas por impago, pero en vez de buscar otras más baratas, seguía empeñado en que eso le cerraría las puertas para relacionarse con gente importante que pudiera invertir en sus negocios o ayudarle en caso de que le fueran mal dadas. Consiguió, incluso, que Gil Robles, entonces (y siempre) bien colocado, invirtiera en uno de sus negocios, pero luego lo dejó en la estacada. Lo mismo hicieron otros "prohombres" de la época, incluso el Obispo de Madrid, a quien también acudió (¡llegando a escribir al Papa pidiéndole que intercediera ante él!). Supongo que cuando vieron su tremendo desvarío mezclando negocios con una religiosidad totalmente desproporcionada y distorsionada, salieron corriendo como alma que lleva el diablo. Y ahí se quedó el hombre más solo que la una, haciendo cada vez más hijos a mi abuela, a los que encomendaba a Dios para que cogieran todos ellos los hábitos... De poco le sirvió, ninguno lo hizo. No sólo los mayores tenían que ir a misa y comulgar todos los días sino que toda la familia tenía que rezar diariamente el rosario de rodillas ante el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús que tenía en casa, del que era (se nota) gran devoto.
La verdad es que sin compartir en absoluto esa visión de la vida que tuvo y su forma de actuar, la lectura de su diario, que como decía antes dedicó a sus hijos para que aprendieran de los errores de él (ahí tuvo cierta lucidez, mira por dónde), me inspiró mucha ternura porque en el fondo fue producto de su época y un pobre desgraciado al que le faltó la malicia que, sin duda, otros tuvieron y supieron utilizar sacando mejor provecho. De la miseria de su pueblo, La Peza (Granada), y de las labores agrícolas a las que se dedicaba su padre y hermanos, huyó buscando mejor vida, adentrándose sin sospecharlo, quizá por la "gracia divina", en un verdadero infierno.
Con esas creencias, muy rojo no podía ser, claro, pero tampoco se significó políticamente, salvo en sus primeros tiempos de diáspora por varios pueblos de Andalucía antes de llegar a Madrid, coqueteando con los liberales primero y luego con los conservadores, llegando incluso a ser Secretario de Ayuntamiento sin tener apenas estudios. En Madrid, supongo que porque sus agobios económicos no le permitían pensar en otra cosa, se mantuvo al margen de los eventos políticos de la época, preludio del horror de la Guerra Civil. Quizá el reflejo exacto de cuáles eran sus preocupaciones ante lo que ocurría es la frase que escribió refiriéndose al inicio de la guerra: Ha empezado la guerra y tengo 2 pesetas en el bolsillo. Tremendo lío tenía el pobre.
¿Quiénes y por qué lo asesinaron entonces? Pues fueron los republicanos, los rojos. No tenían nada contra él, ni siquiera aparecía en lista alguna, por pequeña que fuera, ni sabían de su existencia... Pero de su hijo mayor, mi padre, sí; un jovenzuelo bastante chuleta y medularmente facha que no tuvo inconveniente alguno en significarse en la facultad de derecho, donde estudiaba, y al que la precariedad de su familia y el peligro al que los exponía le importaban un bledo con tal de "liberar a España de los enemigos de Dios y de la Patria"... ¡Tócate los ovarios! Lo cuenta también mi papi en un diario que empezó a escribir: lo buscaron los republicanos, lo persiguieron y a punto estuvo de ser cogido en varias ocasiones. Se escondió en cualquier rincón que pudo encontrar de Madrid y al final tuvo suerte (¿de nuevo "designios divinos"?) porque logró refugiarse en la Embajada de Turquía, que le sacó de España en barco, junto con otros compinches y con el acuerdo del gobierno legítimo, para que los tuvieran alejados del país y vigilados, eso sí: sin tocarles un pelo. Pero también cuenta orgulloso -¡penita pena!- cómo se tiraron al agua cerca de la costa de Italia para escaparse y regresar con la ayuda de los fascistas italianos, que los acogieron con los brazos abiertos. Y regresó, y batalló contra la legalidad republicana al grito de "¡Dios, Patria, Rey!", todo él hecho un hombrecito...
Pero el marrón de tanta "hombría" se lo llevó mi abuelo y, en consecuencia, el resto de la familia. Al no encontrar las milicias republicanas a mi padre, fueron a casa de mi abuelo para intentar sonsacar a la familia dónde se escondía. No hay constancia de que mi abuelo lo supiera ni tampoco de lo contrario, pero la cuestión es que no se lo dijo (tanto si lo sabía como si no, creo que hizo lo correcto), y se lo llevaron delante de su mujer y de sus hijos. Mi abuela, según cuenta en una carta que le escribió a mi padre cuando éste ya estaba en el frente, le dijo mientras se lo llevaban "Vuelve pronto", y mi abuelo le contestó "No te preocupes, volveré". ¿Confiaba de nuevo en la "gracia divina", como es de suponer? No tengo la menor duda, pero como en muchas otras ocasiones, esa divina gracia no le amparó y en dos meses se lo cepillaron, le dieron "el paseo" sin más, con el único cargo en su contra de no decir dónde estaba su hijo. Y mi abuela, con sus otros nueve hijos, en la miseria más absoluta gracias a la "machada" de mi padre.
A pesar de sus múltiples defectos, reivindico la persona que fue mi abuelo como tantos y tantos republicanos de entonces, y ahora sus descendientes, reivindican la memoria de los suyos, de los que vilmente, sin razón alguna, fueron borrados del mapa por sus ideas, por sus costumbres y hasta por sus sueños. ¿Que fueron muchos más los desaparecidos a causa del franquismo? Por supuesto, sin la más mínima duda. Fue una imperdonable e inolvidable masacre, fuera de toda razón y de toda exculpación. Por eso creo que la Ley de la Memoria Histórica tiene que salir adelante y sin cortapisas de ningún tipo: nada de dejar fuera la anulación de juicios y de condenas. Nada de mano blanda ante la injusticia. Nada de mantener oculta la verdad para que los herederos de la ignominia se queden tranquilitos en sus casas pensando que sus ascendientes se refocilaron en la barbarie porque estaban en su derecho, que el mejor republicano, el mejor rojo, era el rojo muerto y bien muertos están. Ya está bien de tanta tapadera y tanta mierda, no se vayan a enfadar. La verdad es que el fuego del miedo siempre deja rescoldos, pero hay que echarles agua de una puñetera vez para que se apaguen. ¿Vamos a estar así toda la vida?
Pero yo no quiero hoy centrarme en la cantidad de los muertos, sino en la calidad de la muerte de mi abuelo: fue también ignominiosa, fue tan bárbara como cualquier otra muerte producida por la mano de la sinrazón y del odio. Los inocentes, todos, deben descansar bajo el paraguas de la verdad, de la justicia y del reconocimiento, sin excepción. La paz es eso, tan sencilla y tan dificil, pero necesaria. Mi abuelo José no fue una excepción.
Así lo veo yo y así lo he contado.
Otro día le tocará a mi abuelo Isaías, un inocente más.
Memoria/memorias y poesía.

07 agosto 2007

Coco-blog

Antes de que se me olvide, quiero recomendar el libro Poesía Visual española. Antología incompleta, de Alfonso López Gradolí. Ed. Calambur, 2007.



Me enteré ayer de su publicación a través de la TV y hoy la he buscado en Internet para ver si incluía a poetas visuales que admiro profundamente y con los/as que, además, mantengo cierta -o mucha, según los casos- amistad. "Los míos" están practicamente todos/as y eso me llena de satisfacción (hay que comprarlo). Y como uno de los antologados es Agustín Calvo Galán, a quien edité el año pasado desde Diógenes Internacional, en formato libro-objeto, la obra "Otra ciudad", me voy a permitir hacerle hoy un homenaje mostrando este poema visual suyo. Va por ti querido Agustín.

Y he elegido este poema porque no sólo me gusta la estética de su composición sino también porque él a su vez hace un homenaje a una escritora, Virgina Wolf, a la que en años más jóvenes (los de ahora también lo son) admiré y leí con enorme interés.

Agustín es, como se dice ahora aunque no sea una expresión que me entusiasme, un crack. Desde un lugar casi paradisíaco, a espaldas de la montaña de Montserrat, rodeado de vegetación, con el aire limpio colándose entre los árboles y por las rendijas que toda casa de campo tiene -¡qué envidia me da!-, en compañía de la persona que más quiere, se dedica a componer sus poemas visuales y también los concretos:

Mientras transcurre la poesía/se desmorona lo que voy escribiendo.

Pero no sólo hace poesía: pinta, diseña, crea e interpreta performances; se deja la vida, en definitiva, plasmando su universo particular en imágenes, trazos, palabras y composiciones artísticas para dejar que sean pasto de la voracidad visual e intelectual de los otros. Y como remate, es una gran persona.

Hablando de otras cosas, mi idea inicial era dejar patente que mi coco echa humo. Cuando paso por tal trance no es que me esté volviendo majareta -que ya lo estoy-, ya sea de forma temporal o definitiva, sino que me vienen a la cabeza tantas cosas de las que me gustaría hablar que al final se me produce atasco potente en las conexiones neuronales, en las autopistas de la mente, con semáforos bailando en mil colores y pequeños duendecillos corriendo de un lado para otro como si se avecinara la gran tormenta, que por lo general no pasa de un fugaz chaparron, eso sí, con gran aparataje eléctrico. A veces me gustaría tener una mente menos activa, dejarla descansar, vararla en una pequeña y solitaria bahía de mar en calma, como si fuera un velero que necesitara reponerse de una dura travesía. Pero si quieres caldo, toma dos tazas, nena, que tu mente no se calma ni aunque la tengas macerando en hachís un año sabático. ¿De qué te quejas si te pone un montón tocar mil palos a la vez? ¿Imaginas qué aburrida sería la vida si pensaras en una cosa detrás de la otra, como quien hace cola en la caja del super? Y vale el ejemplo como ninguno si piensas en la impaciencia que te entra con el pesado o la pesada de delante cuando se pasa tres horas buscando la moneda de a centimo que le falta para completar el pago..., o con la petarda de la charcutería, que no sólo pide mil cosas sino que tiene que pensarse mil veces lo que va a pedir cada vez porque no lleva una lista de lo que necesita. Pues eso, querida, que esa impaciencia se refleja también en la circulación de las ideas por tu cerebro, que no han acabado el tránsito de una neurona a otra cuando ya están buscando otro camino más rápido, o se dispersan por varios caminos para que haya menos "tráfico"... Y claro, no puedes hablar de Rosa Regás, y a la vez de poesía visual, y del "frente de Órgiva" en el que luchó tu padre, y del cómic Alfredo y Bruno, y de la memoria de tus abuelos, ambos asesinados, y del Islote de Mbañé en África, y de los hijos de puta que quemaron medio Canarias, y de tus amigos Yoli y Peter con quienes estuviste el finde, y de Diógenes Internacional y tus libros-objeto, y del gozo de lluvia que cayó sobre Madrid el domingo, y de Mayoral en su laberinto, y de... ¡Navarra!

¡Hay que joderse!

Calma y poesía





03 agosto 2007

De vuelta a casa

Me despedí de la Punta de la Mona con este amanecer del lunes. Fue una suerte porque por más que intenté otros días levantarme antes de las 7 de la mañana para poder disfrutar de la salida del sol desayunando en la terraza, Morfeo me tuvo amarrada al sueño anulando totalmente mi voluntad, lo cual, por otro lado, en el fondo agradezco con todo el alma. Pero ese día quería salir temprano para evitar en lo posible atascos de circulación con eso de ser fin de mes y, quizá por la tensión que genera todo preparativo de viaje, me desperté bastante antes de que sonara la alarma de mi móvil. Eso me permitió fotografiar todo el proceso del nacimiento del día, que fue sencillamente fantástico.

Me encantaría poder decir que han sido unas vacaciones de ensueño, pero lo más que me atrevo a afirmar es que han sido quince días de desconexión de mis neuras habituales, ésas de las que nos pasamos renegando el resto del año, aunque, pensándolo bien, no sé si la vida sería tan entretenida en caso de no tenerlas.

No me quejo. La desconexión es como una cortadora de césped que deja el jardín mucho más "aseadito", invitándote a pisarlo con los pies descalzos y a disfrutar del aroma que se desprende de la hierba recién cortada... Pero me queda un puntito de insatisfacción por no haber podido disfrutar en total libertad de todo cuanto me ha rodeado. Viajar acompañada de una madre y una hermana en crisis, por mucho que se las quiera, no es precisamente lo más recomendable. Más cuando dependen de ti para poder desplazarse bien sea a la playa, a comprar, o para visitar cualquier otro lugar de interés. Compatibilizar caracteres ya es difícil en situaciones de convivencia normal, pero si a ello se añade que, en mi caso, tal compatibilidad no ha existido nunca ni podrá existir, la cosa se complica un pelín. La única posibilidad es callarse (las tres sin excepción) todo aquello que pueda hacer saltar la más mínima chispa, que pueda ser fuente de controversia, que pueda alimentar cualquiera de los miles de reproches que llevamos haciéndonos toda la vida. Si evitamos la fricción todo transcurre como la seda... aunque ésta no sea más que la piel bajo la que se ocultan pensamientos inconfesables. Aún así, me doy por satisfecha y asumo la responsabilidad de haber sido la organizadora de tal encerrona y, por tanto, de sus consecuencias, sobre todo para mí que soy la menos sociable, o la más necesitada de soledad. Mi madre ha disfrutado como una enana con todo y ha descansado, que era lo que yo pretendía, quizá porque tiene muchos años y, aunque está en magnífica forma todavía, ya le empiezan a aparecer esas goteras irreparables que te llevan a pensar si el año que viene seguirá estando aquí. Y no es cuestión de pesimismo sino de realismo, del más crudo, de ése que llevamos como una marca indeleble en medio de la frente desde el mismo momento en el que la vida nos da la bienvenida. Puro determinismo antropofísico: el cuerpo como signo y significado de la existencia. Llevo tiempo empeñada en que mi madre, alguien a quien he aprendido a querer después de muchos años, disfrute al menos quince días al año de todo aquello que más le gusta: la playa, hacer excursiones, pasear a la orilla del mar, darse caprichos gastronómicos, no pensar en obligaciones, leer el periódico sin interrupciones innecesarias, en definitiva: vivir como una reinona.

Lo de mi hermana, la cuarta de los cinco que somos, es otro cantar. Es una persona tan terriblemente frágil que la vida se le lleva deshaciendo entre los dedos sin darse cuenta desde que tiene uso de razón. Tampoco el resto de la familia nos dimos cuenta hasta que hace dos años se rompió en mil pedazos, como una copa de cristal al estallar contra el suelo. Doctora en Historia, de gran inteligencia, culta, simpática a rabiar, generosa, cariñosa... y con una valoración de sí misma igual a cero patatero. Eso la hace muy vulnerable y dependiente de los demás. Es curioso lo diferentes que podemos ser los hermanos entre nosotros. Mientras yo busco a menudo (y disfruto) la soledad, ella la rehuye como a la peste. Yo creo que hasta le da miedo encontrarse a sí misma a la vuelta de cada esquina, sobre todo si es la del pasillo de su casa. La verdad es que despierta en mí una ternura inmensa, más ahora que ha sido capaz de darse cuenta de que vivir sola le supone un sufrimiento difícil de sobrellevar, pero está en el empeño de superarlo y eso ya es un síntoma a valorar. Pues bueno, por eso también me la llevo de vacaciones, aunque en algunos momentos me sienta algo culpable por no tener la paciencia suficiente ni la capacidad de comprensión necesaria como para hacer que se sienta totalmente a sus anchas. Dice que este año lo ha pasado mejor que ningún otro, y yo me digo que quizá sea verdad... Lo deseo de corazón.

Pero estas circunstancias no han impedido que haya disfrutado yo también de cosas que me gustan, sobre todo del olor, del color, del murmullo y de la brisa del mar; de los atardeceres dorados y de una luna llena tan maravillosa como ésta, que lució así la víspera de mi vuelta. Como no podía ser de otra manera, me la traje conmigo, ¡faltaría más!
Siempre he pensado que la vida sería un asco sin el disfrute de las pequeñas cosas, pero para poder disfrutarlas antes hay que saber percibirlas y pararse un tiempo a observarlas. Después uno puede darse cuenta de que son mucho menos pequeñas de lo que pensamos, o quizá lo que pasa es que al disfrutarlas y hacerlas nuestras las engrandecemos para no perderlas nunca.
Luna y poesía.


FOTOLIA