no daba ni un suspiro quedo
entre la tormenta
y el aullido
de los ahogados
que flotaban como peces
con las agallas al aire
y las escamas flácidas
moradas.
Era mentira que la tierra
surgiera de la mar
de las entrañas de las olas
o de las corrientes heladas
o de los abismos inexplorados
o de la inútil esperanza
de llevar sombrero y corbata.
El dedo pulgar de la mano derecha
se lo comió un tiburón
y ya no pudo volver a chupárselo
el dedo índice señalaba
el horizonte
la nada.
En recuerdo de los desesperados que nunca llegaron.
Inmigrantes y poesía.
10 comentarios:
Muy bonita y expresa la realidad.
Yo me pongo en su lugar.
hola, gracias por haberte dado una vuelta por mi blog.Lei tu poesia, me parece comprometida a un problema social, enhorabuena!
Qué duros son estos viajes.
Javi, es que la única forma de poder comprender a los otros es poniéndose en su lugar, aunque a veces cuesta, la verdad.
Besotes
Javiera, suelo visitar tu blog porque me gusta mucho lo que expresas y cómo lo espresas. Gracias a ti por escribir tan bonito.
Un besazo.
Pedro, ¡olajá fueran viajes...! Aunque suene a título de peli, yo les llamaría travesías mortales.
Besucos.
¡Qué desesperación! para arriesgarse en un viaje así... Besotes, M.
Sí Merche, ¡y qué dolor sentir la frustración aún llegando!
Besazos.
este sitio es un remanso, llegué a descansar pero no descansé, muestrame el camino,
bonito de veras
saludos brujos
Aquí tu casa, aquí un remanso cuando la fiebre no sube de 37º.
Besos brujos
Desde Tarifa, tan sólo hay 26 kilómetros de la muerte a la vida.
Uno se pone en el pellejo del que en ese momento también nos está mirando y clama justicia social.
Merecido homenaje
Bipo, es que se lo merecen porque lo único que quieren es vivir como seres humanos, no como animales.
Gracias, cielo.
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