Me lo crucé hace años por la calle. Le miré al verlo venir de frente y cuando ya me había sobrepasado y me daba la espalda con ese caminar cansino que le caracterizaba. Se me quedó grabada su mirada perdida y, sobre todo, su espalda curvada, como si le costara sobrellevar su propia piel. ¡Qué ternura, qué ganas de abrazarlo y mecerlo como a un niño desamparado y perdido en la vorágine de la gran ciudad!
Adiós para siempre mi desconocido amigo y compañero de mi tiempo.
Arte y poesía.
7 comentarios:
Me uno a tu adios dolorido, querida Isabel.
Un beso para tí.
Pero el reconocimiento le está cayendo nada más ser sepultado. ¡Menudo país!
Habré visto infinidad de blogs o de artículos o de programas de radio o de televisión en que se menciona la muerte de Antonio Vega, pero de todas las palabras que he leído o escuchado, me quedo con las que has dicho tú: desconocido amigo y compañero de mi tiempo.
No hay mejor homenaje que ese, porque lo has hecho formar parte de tu propio mundo.
Anoche, mientras el soma de eruovisión, hubo un programa especialmente dedicado a él en la DOS. ¿Solo somos buenos una vez muertos?
Gracias por tu visitilla Isabel, pensé que estabas descansando de la agitada vida sexual con los mariachis ;-)
BBD aunque muy buenos no son, que son más bien grises.
Vengo sosaina, sabelita, pero vengo a verte. Estás mejor ya?
Un besito.
idas, fugas, retiradas, pero no lo son tanto; en todo caso, saber que no harán más discos. Un abracito.
A mí también me ha dolido su muerte!
Sí, y mucho...tan frágil y vulnerable, siempre tan lleno de tristeza , nostalgia y melancolía...
un alma muy especial, una estrella que se apagó lentamente...
Eternamente Antonio!
Besos:)
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