¡Rebelémonos contra la pobreza!

Mucha gente opina que reivindicar algo durante la celebración de un día específico no sirve para nada, que el compromiso contra las injusticias deben ser permanentes, que proclamar un día al año la celebración de algo o la lucha contra algo no es más que una operación de marketing, que.... Probablemente tengan razón pero mejor que mejor que al menos un día alguien nos recuerde que el problema subsiste, que nunca lo que hagamos será suficiente porque quienes se comprometen son una minoría tan exigua que por pocos nuevos adeptos que arrastren estas efemérides mejor serán frente a que no haya ninguno. Lo peor de todo es que entre tantos desafectos hay una inmensa mayoría que nunca hace nada, se lo recuerden un día o cientos.



Mañana se celebran en España, como en todo el mundo, multitud de actos y manifestaciones contra la pobreza -recuerdo que son más de mil millones de personas las que la sufren según los últimos datos-. La Alianza Española contra la Pobreza es una organización que engloba a cientos de grupos, ONGs, sindicatos y asociaciones comprometidos contra esta lacra planetaria. Las manifestaciones y los actos que se han celebrado a lo largo de toda la semana en nuestro país, que culminan con manifestaciones en más de 40 ciudades, se han centrado en la exigencia al Gobierno, como miembro del G20, del cumplimiento de los 8 objetivos del Milenio a los que se comprometieron 189 estados en septiembre de 2000 en Nueva York pero siguen sin cumplir, como ocurre en casi todos los casos en los que las grandes palabras en realidad esconden más mala conciencia que verdaderas intenciones, y al final nada cambia.

Objetivo 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.

- Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas que sufren hambre.

- Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas cuyos ingresos son inferiores a un dólar diario.

- Conseguir pleno empleo productivo y trabajo digno para todos, incluyendo mujeres y jóvenes.

La lucha contra la pobreza, que fue el primer objetivo suscrito, no sólo sigue estancado a cinco años de 2015 sino que, como consecuencia de la crisis, 300 millones más de personas han pasado a vivir con menos de un dólar al día mientras los altos ejecutivos de las entidades bancarias americanas (los europeos también lo están haciendo) se van a repartir casi 150.000 millones de dólares de beneficios, un 30 por ciento más que el año pasado. Yo no sé cómo se puede corregir esto, o si lo sé me parece tan utópico que me da pudor siquiera pensarlo, pero aparte de los compromisos que pueda tener con distintas organizaciones humanitarias y ecologistas a nivel personal, me siento incapaz de irme a dormir mañana sin haber alzado mi voz junto a la de otras muchas personas contra esta terrible injusticia.

Sé lo difícil que es movilizarse si de antemano nos sentimos impotentes para cambiar las cosas, pero no hay mayor derrota que conformarse con lo que hay y pasarnos el día lamentándonos sin ni siquiera intentarlo, mirando para otro lado instalados en nuestras confortables casas. Aunque sólo sea por un rato, pongámonos en el lugar de quienes no tienen nada.


Solidaridad y poesía