Mi querido amigo Alberto B., que me dejó un comentario en mi disertación última, me dice algo que me ha llegado al alma: que soy una persona que no añado años a la vida sino que añado vida a los años. Es una frase que había escuchado en alguna otra ocasión pero nunca pensé que alguien me la pudiera atribuir, y me gusta. Aunque he de decir que es perfectamente atribuible también a él, más aún cuando va a ser padre por primera vez. Tener buenos amigos, quererlos y saber que te quieren, es de las cosas más gratificantes que a una le pueden pasar, y lo mejor de todo es que pase el tiempo que pase sin vernos, la amistad se mantiene igual de intensa y la confianza no decae. Gracias Alberto (ya sé que no es mi otro Al, el otro Alberto, tan querido) por ser tan inmenso.
El tiempo de las Elecciones, por fin, ha pasado. ¿Quizá habría que decir los tiempos de las Elecciones? Porque para cada cual el tiempo ha transcurrido distinto, en magnitud y en intensidad. Hay quien ha convertido el tiempo en arma letal contra los otros, en vendaval furibundo, y hay quien, por el contrario, ha hecho del tiempo un instrumento de sosiego, pedagógico y esperanzador. También hemos podido encontrar otros que, pudiendo haber dispuesto de todo el tiempo para hacernos soñar, nos han rociado de agua helada para impedirnos cerrar los ojos. No es justo. Ahora todos quieren ganar tiempo, supongo que para llegar en mejores condiciones que los otros a las próximas Elecciones, que ya han empezado...
No ha sido el mejor resultado para la izquierda, tampoco para la derecha por mucho que digan lo que decían los otros en las anteriores y a la inversa. Yo siempre he pensado, y lo sigo pensando, que en los comicios locales y autonómicos gana quien más Ayuntamientos y Comunidades Autónomas gobierna. Lo pensé cuando lo consiguió el PP y lo pienso ahora que domina el PSOE. Lo de los votos es una mandanga a la que se agarran los perdedores, todos.
Al final fui a votar, y voté.
Lo de Madrid es lo que me llega al alma, no tanto por los votos que ha conseguido la derecha sino por los que han dejado de depositarse en las urnas por la gente de izquierdas, esos supuestos "puretas" (¿de qué?) que prefieren mil veces que gane la derecha antes que pensar medio minuto con la cabeza. Instalarse en la utopía es muy cómodo porque así no hay que pensar demasiado. La realidad del tiempo, o los tiempos, que nos tocan vivir no gustan a casi nadie, lo mismo da del lado al que se incline, pero por poco que nos guste o nos resulte difícil asumir o entender esa realidad, deberíamos tener medianamente claro, a mi entender, LO QUE NO QUEREMOS. Sólo analizando lo que se nos viene encima con la sanidad y la enseñanza en la Comunidad de Madrid (que ya se nos lleva viniendo desde hace años) debería haber sido suficiente. Eso de que no hay que votar en contra de nadie es una falacia porque todo tiene en la vida dos caras: si hay un "en contra" es porque hay un "a favor", y al revés. Si no quiero la privatización de los servicios públicos es porque estoy a favor de su generalización sin coste adicional, de su control por las instituciones, de que exista una mínima garantía de calidad, de que nadie haga negocio con los derechos universales de las personas, de que nuestros impuestos se empleen en mejorarlos. Es una de las grandes diferencias entre la derecha y la izquierda, por muy "diluida" que pueda estar ésta última. Siguen habiendo diferencias importantes pero parece que no nos enteramos. Quien calla, otorga, así que los abstencionistas que asuman la responsabilidad que les corresponda y, sobre todo, que luego no se quejen. ¿Dónde queda aquel NO PASARÁN?
Por quien más lo siento es por Rafa Simancas porque me consta que, independientemente de su carisma, es un hombre a carta cabal, currante, honesto y enterao de lo que se cuece en Madrid, aunque no me atrevería a decir lo mismo de alguno/a de los que le rodean... Soy de las que piensan que los resultados que han obtenido tanto Espe como Gallardín no son tanto por méritos propios como por la tremenda ayuda que les ha proporcionado ese tal señor Sebastián, un amigo de ZP. Quizá no hubiese ganado la izquierda de ninguna de las maneras, pero no creo que esta debacle se hubiese producido si se hubiese optado por un candidato a la alcaldía, o candidata, más "apañao", menos memo. ¿Aprenderán de la lección?
Es tiempo de comprarse un ordenador nuevo, pero no tengo tiempos, mis tiempos no me dejan.
Tiempo y poesía.
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