Se va derritiendo
lentamente,
como esa nieve blanca suspendida
en una lágrima que se aferra
a mi ventana.
Me olvidarás pronto, murmuraste
aquella noche
ya lejana,
mientras besaba tu cuerpo
hasta convertirlo en sombra
para no sentir tu marcha.
Y después...
NADA.
Esta imagen, tan mágica, la rescaté de algún sitio de internet hace unos meses porque las imágenes envueltas en bruma siempre me han gustado. A la vuelta de Punta Umbría este año, tuve la enorme suerte de disfrutar de un una visión fantástica del parador de Carmona envuelto en por la bruma. Es un castillo con las murallas practicamente en ruinas, pero la silueta era fantasmal y bella como pocas he visto.
Y como el poema, no sé si con alguna calidad o con ninguna, pero mío, muy mío, y en consecuencia muy querido, habla de sombras, pues le añadí la sombre brumosa de este faro.
No sé cuándo lo escribí, pero desde luego hace no menos de quince o veinte años. Lo que sí recuerdo es que me acababa de dar una pequeña-gran hostia sentimental, de esas que crees que te marcarán para toda la vida y que luego olvidas hasta el año en el que se produjo y, en este caso, hasta el nombre de quien la produjo... Así es la vida... ¡por suerte!.
Esta noche he tenido un sueño truculento y divertido, pero lo más interesante de él son las personas con las que lo he compartido: María, una antigua amiga de correrías nocturnas por Madrid a la que no veo desde hace muchos años; Javier Berros y Braulio Noriega, queridos amigos de "La última canana de Pancho Villa", publicación hermana donde las haya; mi madre, una portera vengativa y la policía. Yo, complice de María por el asesinato a porrazos de su padre; Javier y Braulio los estrategas en la confección de una coartada para poder irnos de rositas; mi madre, la encargada de borrar las huellas; la portera, la denunciante por motivos "inconfesable", y la poli tan despistada como en todas las series policiacas en las que el protagonista es el único que se las sabe todas. En fin, que me lo he pasado pipa.
Lo más curioso de los sueños en la capacidad que tiene la mente para mezclar personas que nada tienen que ver unas con otras, además de otorgarles papeles en muchos casos totalmente antagónicos con su verdadera personalidad. Pienso que los sueños son una verdadera escuela de cine, en ellos nada es imposible.
Sueños y poesía.
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