Bitácora de Isabel Huete
17 septiembre 2007
El toro de La Vega
No voy a opinar sobre semejante demostración de sadismo y estupidez humanos porque ya lo han hecho muchos y muchas otros por mí cada año -de los últimos, porque antes ni dios opinaba al respecto-, además si:
- miles de millones de habitantes de este mundo somos capaces de contemplar la pobreza extrema,
- la muerte de diez millones de niños en el mundo cada año,
- la hambruna,
- la marginación,
- la depuración étnica y/o religiosa,
- las masacres indiscriminadas de personas, bien sea mediante actos terroristas o bien por las guerras, bendecidas o no, por "la muy civilizada" comunidad internacional,
- el acoso, maltrato, marginación y sacrificio de mujeres sólo por el hecho de serlo,
- la eliminación por intereses de lo más oscuros de especies animales y vegetales, esquilmando los recursos naturales da igual en qué zona o país, esté o no habitada... etc, etc, etc.
sin soltar una lágrima, encogiéndonos de hombros, cerrando los ojos, girando la cabeza hacia otro lado... ¿cómo no va a haber unos cientos de energúmenos a los que se les ponga dura acosando y lanceando a un toro indefenso durante unas horas, quedándose después exhaustos como quien se hace una paja a primera hora de la mañana? Ah, querida, es que tú no te enteras: esto es historia, tradición de la de verdad, costumbres que ya forman parte de la vida, del alma de todo un pueblo...! También era costumbre, y duró más siglos, quemar en la hoguera a los herejes, o a los impíos, a las mujeres adúlteras o demasiado listas... Quizá es que estamos perdiendo las "buenas costumbres" y si volviéramos a ellas las cosas irían mejor. También forma parte de la costumbre la ablación del clítoris a las mujeres en algunos países africanos, o su lapidación por supuesto adulterio, ¿por qué oponernos a ello? ¿Por qué no volver a los fascismos, ya que fueron los que recuperaron de manera especial determinadas costumbres?
No pensaba opinar... y al final he entrado al trapo porque no he podido evitarlo. Si lo he hecho ha sido, quizá, porque ayer me soliviantó la declaración que en el programa España directo hizo una chica, estupenda y pija, que asistía a la matanza del toro de La Vega: "Son los ecologistas y defensores de los animales, unos piojosos, todo hay que decirlo, los que se oponen, y no son nadie para venir a decirnos a nosotros qué es lo que tenemos que hacer, ¡faltaría más!". Demoledor, desolador, esperpéntico comentario, ante el que es difícil controlar los peores instintos que todos llevamos latentes. ¡Qué pena no tener un corralillo para meterla a ella solita con un toro! Aunque vaya usted a saber, quizá a semejante cretina eso le ponga...
Amor a los animales y poesía.
Publicado por Isabel Huete en 11:37
Etiquetas: animales, sadismo, Toro de la vega
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2 comentarios:
Así se habla... Más personas como tú para ponerle voz a los toros, y al sentido común, debería haber.
Un abrazo
Eres un amor. Gracias por compartir conmigo la defensa del toro. No sabía si lo comentarías pero sí que lo pensabas. :-)
Besazos
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