Bitácora de Isabel Huete
12 septiembre 2007
Vivienda... ¿o vivir?
Pensaba yo estos días, con lo que se nos ha venido encima por culpa de los famosos "créditos basura" del Imperio, o subprime (creo que se dice en lenguaje bancario), que si a nosotros nos está tocando de refilón es por pura churra, aunque depende... En realidad no pueden tacharse de otra cosa esos créditos que se conceden a infinitos años y que, en realidad, nadie sabe cómo los va a acabar pagando. Y no nos engañemos, quienes los piden en esas condiciones son los que más inseguro tienen su trabajo y su sueldo es menos, o si acaso un pelín más, que mileurista.
Yo comprendo que los alquileres están altos, aunque yo tenga la bendita suerte de estar pagando una renta muy por debajo del mercado gracias a que la dueña es una bendita y en 12 años sólo me lo ha subido tres veces, pero aún siendo caro el alquilar una vivienda, sigue siendo más barato que comprar. Decir lo contrario es una falacia, o quizá una justificación para mantener una costumbre que sólo se da en España dentro de la Unión Europea. Además, pienso, que con esos créditos-acordeón a pagar durante toda la vida, ¿de qué sirve tener una propiedad? ¿acaso para dejársela a unos hijos que igual pasan de ella porque ya tienen la suya y lo único que van a hacer es venderla? Además, aunque nos creamos que estamos haciendo el negocio del siglo con eso de que tener una propiedad es asegurarse el futuro, a quienes les estamos haciendo de oro de verdad es a las promotoras, constructoras e inmobiliarias y, por supuesto, a esos entes que si destacan por algo es por su voracidad permanentemente insatisfecha: los bancos. Nos creemos que al estirar el crédito y pagar menos mensualmente estamos ahorrándonos algo, cuando lo único que hacemos es aumentar aún más el precio de esa vivienda que nos parecía relativamente asequible por su precio y que acaba en realidad costándonos un ojo de la cara por culpa de los intereses. Y claro, para más inri, esos plazos sólo se pueden conseguir a interés variable... que si éste va al alza, como está ocurriendo en la actualidad, esa letra mensual que nos parecía más o menos aceptable se acaba convirtiendo en una pesadilla. Los compradores siempre salimos perdiendo, se mire por donde se mire.
Y tampoco nos engañemos: aunque la vivienda protegida sea más barata, tampoco es una ganga porque las calidades son mucho peores, desde los cimientos hasta esas ventanas que a los cuatro días ya no cierran o esas fachadas que al segundo invierno empiezan a desconcharse. Y no digamos los lugares en los que las construyen para que el suelo salga más barato... a los que los transportes públicos tardan en llegar varios años, así como muchos otros servicios públicos como son los salud (ambulatorios) o educativos (colegios), por citar los imprescindibles, y ya no digamos los servicios privados. No hablo por hablar, conozco bastantes casos.
Y, además, tengo un amigo de casi toda la vida que es promotor y que cada vez que me cuenta lo que hace se me ponen los pelos como escarpias...
Pareceré una desalmada o poco comprensiva, pero tengo que decir que no me dan ninguna pena las personas que sin poder realmente, sin disponer de los medios realmente necesarios, se empeñan en comprarse una vivienda a toda costa basándose en un concepto de la propiedad que me parece totalmente caduco y fuera de lugar en los tiempos que corren y ahora se encuentran que con la subida de los tipos de interés y del euribor no les queda apenas para vivir. Si eso es vida, que me lo expliquen.
El derecho a una vivienda digna es incuestionable, lo que sí me parece cuestionable es que lo que en realidad se está reclamando es el derecho a comprarse una vivienda, lo que no es lo mismo. Y me parece que cualquier medio que pongan las distintas administraciones -dinero público, ojo- para ayudar a las personas y familias más desfavorecidas a conseguir un lugar digno para vivir es defendible y necesario, pero no estoy de acuerdo con que las ayudas vayan para comprarse una vivienda, como mucho la ayuda mediante la desgravación fiscal... Genial que se construyan viviendas de promoción pública, pero para alquilarlas. ¿O es que nos creemos que esas promociones parten de un sentido altruista por parte de los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas? Que no, que no, que son una justificación para permitir que se construyan a pocos metros muchas más viviendas de precio libre, para satisfacer los intereses de las promotoras y constructores, que son los que luego llenan por detrás las arcas de estas administraciones (y de forma particular a algunos políticos corruptos, que los hay, como todos sabemos).
He vivido toda mi vida de alquiler y nunca me ha parecido que fuera un desastre o que mi vida fuera menos satisfactoria por no tener una piso en propiedad. Y añado: la casa más grande en la que he vivido es la actual, de 40 m2, y me parece un lujazo. Sólo una vez me lo planteé y me fui a preguntar a varios bancos para ver las condiciones que ofrecía cada uno, y la verdad es que me pareció un disparate -y eso que eran otros tiempos- cuando comprobé cuántos años tenían que pasar devolviendo sólo los intereses hasta empezar a reducir el capital. Aparte del abuso que me parecieron los gastos notariales, los impuestos, y las comisiones de gestión de los bancos. Y, además, un crédito para un mini-apartamento, que era lo máximo a lo que podía aspirar, suponía que me quedara con la mitad de mi miserable sueldo para vivir. Pues, miren, que no, que para mí lo prioritario todos los meses, en cuanto cobro, es comer decentemente (llenar la nevera), después poder cenar o tomarme unas copas con mis amigos cuando quedamos, comprarme los libros o los CD que me apetecen, salir al campo los fines de semana, si surge, o disfrutar, como mínimo, de 15 días de vacaciones junto al mar sin endeudarme hasta las cejas.
Creo que la vida son muchas cosas y no podemos perdernos su disfrute por una obsesión que, en realidad, no nos hace vivir mejor y que es la principal causa de nuestros quebraderos de cabeza. Vivir todo el día reprimiéndose me parece un auténtico dolor... ¡por tener una mierda de pisito en propiedad!
Alquiler y poesía.
Publicado por Isabel Huete en 12:50
Etiquetas: alquiler, bancos, promotoras, Vivienda
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