Bitácora de Isabel Huete

SOLIDARIDAD CON HAITÍ

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02 octubre 2007

Sufrir de genio (del malo)

A veces me levanto de un genio espantoso y me cuesta recuperar, a lo largo del día, el buen humor. Suele pasarme cuando ocurren determinadas cosas que no me gustan y la verdad es que la mayoría de las veces nada tienen que ver con mi vida personal, que es bastante tranquila o, mejor dicho, he aprendido a tomármela con bastante tranquilidad.
¿Qué ha pasado para que esté afectado mi humor? Veamos: Birmania, Darfur, Ibarretxe, PP, PSOE, Ártico, símbolos, inmigrantes, ONU... Y algunos más, pero creo que con estos nombres la muestra ya es bastante extensa.
Sencillamente, hay momentos que me cuesta comprender de qué va la parte humana de este mundo, por decirlo suavemente. Quizá debería decir, lo diré: la parte más hijoputa de este mundo, que mire usted por dónde coincide con bastantes humanos. Todo es política, estoy de acuerdo: hasta el aire que respiramos tiene que ver con ella, pero me niego a pensar que también todo sea mentira. Decirlo es lo más fácil, y también lo más cómodo, sobre todo para los que siempre giran la cabeza hacia otro lado y sólo van a lo suyo, a su bienestar, sin importarles qué nueva cabeza se ha cortado a la misma hora en la que les suena el despertador, qué niño/niña ha sido maltratado o vejado por un asqueroso pederasta, qué nueva arma nuclear se está experimentando o qué nueva especie animal o vegetal ha desaparecido del planeta como consecuencia de la intervención del hombre. Cada vez hay más gente, creo yo, que pretende ver la vida a través de un espejo para así sólo encontrarse con su cuerpo serrano de frente; la caída de un nuevo cabello preocupa más que la ejecución de un inocente; la prominente barriga que un terremoto que deja sin hogar a miles de personas, casi siempre las más olvidadas; las incipientes bolsas en los párpados que el atraco a mano armada que suponen las hipotecas y los alquileres; el polvo que acaba de echarse con su pareja que los millones de desplazados que hay en el mundo por culpa de la limpieza étnica y las guerras... En fin, que hacer como los famosos monos del templo de Nikko, en Japón: no ver, no oír y callar, se ha convertido para muchos en una forma de vida placentera.
Soy consciente de que por mucho que me ocupe y preocupe de estas cosas difícil será que pueda cambiarlas, pero también sé que si me mostrara indiferente ante ellas no podría mirarme a la cara. No creo que haya que enarbolar una bandera, quemar un retrato o matar al contrario para defender las ideas que uno tenga, como tampoco creo que se pueda estar dándose besos en la boca con el gobierno chino, o con el indio, por intereses económicos mientras éste siga dándole alas a los sátrapas de Birmania o de Sudán. Me avergüenzan unas Naciones Unidas incapaces de imponerse sobre los desmanes permitiendo, gracias a la imposición del veto, que gobiernos con ínfulas de imperio, con EE.UU. a la cabeza, veten cualquier decisión que no les reporte a posteriori un beneficio. Habrá hostias también para repartirse el Polo Norte. Da igual si se deshiela que si no, lo que interesa es explotar sus recursos y cargarse también todas las especies que viven en él y puedan molestar; tampoco importa las consecuencias que para el planeta tenga su esquilmación ni los efectos sobre el clima. ¡Dios, qué despropósito!
¿Y qué decir de esos desaprensivos agricultores castellano-manchegos que vulneran la ley sin cortarse un pelo explotando a rumanos, marroquíes o latinoamericanos y los tienen viviendo en chabolas durante la vendimia para sacar unos cuartos de más? Y este mi sindicato, CC.OO., donde trabajo, sin decir esta boca es mía.
Y el PP, mientras tanto, jugando al corro de la patata con la bandera española, el escudo y la foto del rey como símbolos de la unidad y defensa de todas las españas, bueno, de Una, Grande y Libre España. Enfrente el Lendakari invitando al Gobierno de Zapatero a lentejas con chorizo incluido, que si quieres las tomas y si no, también. Y el Gobierno, ¡venga a sacarse regalitos cutres e improvisados de la manga!
No niego que cuando me invade la visión catastrófica me cuesta analizar la parte buena de otras muchas cosas que ocurren. Pero es que hoy el mal genio me ha llevado por estos derroteros, además no existiría ese lado de la vida luminoso que yo tanto amo si no hubiese otro oscuro con el que contrastarlo. ¿Es tan difícil desear y luchar desde todos los poderes por un mundo donde el diálogo y el entendimiento prime sobre cualquier otro interés ya sea privado o público? ¿Por qué no la PAZ y la JUSTICIA en su sentido más amplio?
Debe ser muy difícil... ¡Menos mal que todavía se puede contemplar la belleza de las flores!
Buen genio y poesía.

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Genio y poesía. Cuando te levantes así, tómate un café muy largo (en tiempo). Y, cuando apures el último sorbo, piensa: que les den.

Isabel Huete dijo...

Justo es así como me tomo el café... :-)
Gracias.

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