Bitácora de Isabel Huete
19 febrero 2008
Proteínas y sombras.
Pues mire usted por donde, existen nódulos de proteínas que los radiólogos llaman nódulos antiguos, o viejos, no recuerdo, aunque sean recientes. Y yo me apunté a tener uno que me ha tenido mareá desde hace dos o tres semanas, tampoco recuerdo. Pero si bien eso ha supuesto un alivio, un recobrar la tranquilidad, un mensaje que se traduce en "hija, para que veas que una nunca debe anticiparse", ahora resulta que no todo ha quedado claro, que sigue habiendo una "sombra" que hay que aclarar. Y esa sombra no es otra que la que aparece en la mamografía pero no en la ecografía, mientras que lo del nodulito era al revés: nada en la mamo y claro como el día en la eco. Así que me sigue tocando esperar a que todo encaje como dos fichas de un puzzle. Llévale las pruebas del año pasado a la radióloga para que haga comparaciones con las de éste, déjale unos días para que las coloque al trasluz, permítele en ese tiempo que recorra con la vista cada centímetro de tus tetas reconvertidas en negativo blanquinegro, y luego vuelve a por el informe (que leerás antes de llevárselo al gine), que seguirá siendo tan inconcreto como casi todos. Y volveremos a las pruebas, por si la primera, origen de todas las dudas (las razonables y las que no) , no fue todo lo buena que debiera. Claro, que cambiarás de centro para hacértelas no vaya a ser que se vuelva a repetir todo el periplo.
Pero yo, que soy tan minuciosa como pasota (otra de mis tantas contradicciones, que llevo con mucha honra, ¡qué remedio!), he dicidido dejar que sean los médicos los que se preocupen, que para eso están. Si bien, bien; si mal, menos bien. Nada de congojas, o conjodas, da igual. Cuando se sepan mi teta de memoria, que me la reciten y ya me pensaré qué hago con ella, quizá publicarla. Yo, mientras tanto, a lo mío, que son mis libros y sus autores. A preparar lo que presente en EDITA, a leerme algunos textos que me han llegado ("El chico de la gorra roja", que es como se autodenomina un peazo diecisieteañero, me envió unos que son un sueño), a seguir leyendo Los libros arden mal, de Manuel Rivas (cómo me gusta ese hombre-poeta-novelista-articulista, y soñador), y a esperar que vuelvan a nacer los brotes en las ramas anunciando la primavera, ahora que por San Blas las cigüeñas he visto y la lluvia, escasa, deja los campos castellanos hechos un tapiz de hierba fresca. A revolcarse con la vida, que da mucho placer.
A mí que me dejen los libros y la naturaleza. Yo, a los médicos, les regalo mis tetas para que se entretengan.
Mañana me dedicaré a contar la exposición de Mayoral, que se inauguró ayer a la misma hora en la que a mí me pinchaban la teta y me extraían proteínas, sólo proteínas. Pero lo primero es lo primero, ¿o no?
Tetas y poesía.
Publicado por Isabel Huete en 14:57
Etiquetas: EDITA, Manuel Rivas, Tetas
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3 comentarios:
me parece el enfoque más correcto: que sean los médicos los que se preocupen y tú a seguir con proyectos y vida
Saludos
Bueno, calma entonces a ver cómo van llegando las cosas y, mientras, pensamientos positivos, que nunca perjudican. Cuenta lo de Mayo, no pude ir pero igual me paso cualquiera de estos días. Dinos los horarios, anda.
Besos Isa.
Proyectos y calma, toda, y chicha también :-))
¡Mira que sois guapos!
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