Bitácora de Isabel Huete
31 agosto 2007
Sana envidia
Sí, envidia me da el libro que ha escrito Juan Cruz Ruíz, Ojalá octubre. Envidia me da porque ha hecho algo que llevo muchos años pensando que debería hacerlo yo para ahogar los fantasmas: escribir sobre mi padre para ver si así lograba comprenderlo. Quizá empiece a hacerlo en este blog, aunque no sé si sabré. Demasiados recuerdos, tan difíciles de digerir como la felicidad de la que hablaba hace unos días. Lo pensaré, como tantas veces lo he hecho.
Recomiendo el libro a los/as sensibles, a los melancólicos, a los tiernos, a los que no pasan por la vida de puntillas, a los que no les da miedo enfrentarse a su pasado, a los que no han dejado de ser niños, a los que se hacen preguntas y no encuentran las respuestas, a los que no quieren olvidar pero tampoco dejarse paralizar por el recuerdo, a los sencillos, a los vitalistas, a los que nunca se han preocupado por entender a su padre y a los que sí lo han hecho, aunque tarde. Y también, a todos a quienes no les importa profundizar en las cosas de la vida, en los sentimientos, a los que han perdido el miedo a hacerlo.
La brisa fresca nos ha regalado hoy un día limpio y luminoso. Aunque estemos llegando al final de verano, a mí me huele a primavera. Es una verdadera delicia este día... Y el libro de Juan Cruz.
En agradecimiento al buen rato que me ha hecho pasar su lectura, subo (¿o bajo?) esta imagen de Tenerife, lugar de nacimiento del autor y escenario donde transcurre la historia.
Recuerdos y poesía
Publicado por Isabel Huete en 12:34
Etiquetas: "Ójalá octubre", Juan Cruz Ruíz, padre, Tenerife
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