Bitácora de Isabel Huete
14 marzo 2008
Ángel Petisme
Me he retrasado un poco en comentar la presentación del libro de Ángel Petisme, Demolición del Arco Iris (Ed. Baile del Sol), el pasado viernes, y no quiero dejar de hacerlo. No quiero porque para mí Ángel es una de las mejores personas que he conocido, un juglar de la canción de autor y un poeta comprometido hasta las cachas.
Sus canciones son poemas de la vida y sus poemas son cantos a los olvidados. Gritos, y también lamentos, ante la sordera de los poderosos, de los que siempre miran para otro lado. La voz de Ángel siempre está dispuesta a alzarse ante la injusticia, ante la miseria y la anomia social -¿quizá también anomia ética?- que nos rodea. Nadie que lo escuche puede sentir indiferencia ante tanta llaga abierta por la incisión de sus palabras que, como dedos insolentes que urgan en ellas, saben extraer toda la dolorosa verdad que las hace sangrar.
Que nadie piense que no abre ningún camino a la esperanza porque la esperanza está inmersa en su mensaje, la esperanza es la propia denuncia, la visibilidad de los invisibles, la hermandad que le une a ellos; su ejemplar compromiso persigue avergonzar a quienes, como los monos del templo de Nikko en Japón, han apostado por adoptar la postura de no ver, no oír y callar.
Ángel, maño de nacimiento y de corazón, en la mejor línea de los cantautores comprometidos, como su colega y amigo Labordeta, ha elegido, quizá, el camino más difícil para los tiempos que corren: el de mostrar la verdad más cruda. No sé si venderá muchos libros, ni si sus canciones están entre las más escuchadas, pero de lo que sí estoy segura es que su voz y sus palabras siempre sonarán como latigazos en nuestras conciencias.
HAY TEMPORAL ESTA NOCHE EN LA TIERRA,
el mar está revuelto - tengo miedo-
y amamanto a Yousuf.
Me embarco a tu país, al futuro imperfecto,
soy una nube solitaria esta noche,
una bolsa de plástico. Todo lo dejo atrás.
Y ahora ponte en mi piel, tú has nacido con todo,
pero tu abuelo probablemente
viajó a otro lugar entre el cielo y la nada.
Tú tienes sobrepeso y mi pueblo está a dieta
de horrores y de hambrunas.
Tú tienes una cama y padeces de insomnio,
yo te llevo los sueños que dan nombre a las cosas.
Tú luces un reloj de marca en la muñeca
y yo te traigo el tiempo de una jungla en silencio,
de un amor sin prisas, de una luz no eléctrica.
(Dime que donde comen tres comen cuatro).
Tú estás hipotecado hasta las cejas,
yo soy una hipótesis de deseo y raíces.
Hazme un hueco en el mundo,
dame el mundo en tus huecos,
y deja que te bese la vida con minúsculas.
(Si álguien quiere saber más sobre Ángel Petisme, lo tengo linkeado entre mis poetas favoritos)
Gracias, Ángel, por ser tan auténtico.
Compromiso y poesía.
Publicado por Isabel Huete en 14:12
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3 comentarios:
Qué bello poema (y qué bien termina).
ángel es un encanto y un poetazo, coincidí con él hace unos meses en finisterre
amor
Lo que más me gusta de la poesía y canciones de Ángel es que rompe toda ortodoxia compositiva, de rima y/o de ritmo. Él hace "petispoesía", lo que, para mí, le confiere un encanto especial a lo que escribe, aparte de ser una persona todavía más especial.
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